Comparecencias: un ritual, grilla…lejos de la rendición de cuentas

¿A quién le importan las comparecencias? Es decir, aunque todos los medios le dedican un amplio espacio por la trascendencia de los temas de interés público que en ellas se tratan

¿A quién le importan las comparecencias? Es decir, aunque todos los medios le dedican un amplio espacio por la trascendencia de los temas de interés público que en ellas se tratan, es difícil que lleguen a interesar a la ciudadanía lo suficiente como para dedicarles algún comentario, en lo público o en lo privado. Tal vez algunos de los miles de trabajadores de salud o educación hayan querido ver lo que sus jefas, cabezas de sector, informen frente al Congreso de Tabasco, la mayoría (la base trabajadora, no los que van a echar porras) quizá solo revise descuidadamente alguna nota informativa si se tropieza con ella. Lo mismo con el resto de los funcionarios. ¿Por qué?

Claro, las comparecencias son, por su propia naturaleza, mucho más solemnes y menos entretenidas que, digamos, cualquier partido del mundial. Eso, a pesar de que es innegable que también tienen un claro componente mediático, un toque de show en el jaloneo que forzosamente se presenta entre la oposición y el partido del régimen dominante, la 4T. Será que tanto para ellos, como actores políticos, como para nosotros, la ciudadanía que asiste aunque sea como espectadora, el ejercicio se reduce a eso: una representación, una actuación obligatoria más que un ejercicio de rendición de cuentas genuino y necesario.

Hasta ahora lo visto es más o menos lo de siempre. Funcionarios que se esfuerzan por presentar lo mejor que han hecho, acaso cuidando no parecer triunfalistas para no chocar con la realidad. Sólo los más sinceros y profesionales han tenido la honestidad de reconocer los límites de los alcances en su labor. Es lógico que así sea, hasta ahí todo bien. El problema está del otro lado: entre los diputados, por una parte, y más grave aún, entre los ciudadanos. Porque de las preguntas que se les escucha a los legisladores sólo puede concluirse que la mayoría llega sin la preparación mínima: haber leído el Cuarto Informe de Gobierno que entregó el gobernador Carlos Manuel Merino Campos. Se escucha a unos preguntar para que el funcionario pueda lucirse, otros, por el contrario, parecen buscar el ataque personal o la injuria, más que una rendición de cuentas puntual.

Tras bambalinas, algunos grupos de empresarios o profesionistas, otros servidores públicos o personas relacionadas, aprovechan para felicitar o echarle porras al funcionario, o bien, para criticarlo más en su persona que con fundamento en su desempeño. Así, las comparecencias parecen más un ritual casi de culto a la personalidad o una oportunidad para la grilla, que un ejercicio democrático para la rendición de cuentas tal y como se le concibió.

Si los legisladores, que tienen la función de representar los intereses de los ciudadanos y servir de contrapeso frente al Poder Ejecutivo, no se toman la tarea de leer el informe  de Gobierno como preparación mínima previa a las comparecencias, son mucho más raros los ciudadanos interesados en acceder a esa información, públicamente disponible por ley y abierta a todos en Internet con solo buscar Tabasco Cuarto Informe de Gobierno. Sí, hay gente realmente interesada en el ejercicio del poder, más allá de reporteros y periodistas, o de lo que alguno tenga que buscar por necesidad de su trabajo. Pero son pocos, muy pocos ciudadanos. Tanto, que las opiniones o dudas que tengan, cuando les surgen, a menudo se las quedan para sí y es extraordinario que estos asuntos salten a la conversación cotidiana, a pie de calle o si quiera en las redes en Internet.

Hay, en el fondo, un problema serio y difícil de resolver, que atañe precisamente a la calidad de la ciudadanía. El que se interese activamente por buscar y comprender este tipo de información, en los medios y más allá de ellos. Es complicado, lógicamente, cuando la vida impone la necesidad de trabajar a veces cada vez más para afrontar los costos cada vez más elevados y las situaciones contingentes que todos tenemos que resolver para tener techo y comida. No obstante, parece que la distancia entre los gobernados y los gobernantes se amplía cuando, pese a todo lo que el informe y las comparecencias representan, del lado de la ciudadanía se hace el silencio. Habrá que recordar que la ciudadanía se ejerce de manera cotidiana, en este y otros ejercicios, no solamente cuando es momento de depositar el voto en las urnas.