OPINIÓN

Contrastes
17/06/2022

Si el gobierno de López Obrador ha dedicado estos cuatro años a revivir y rediseñar el autoritarismo

La última semana ha sido de contrastes.  Por un lado, los partidos políticos, todos, mostraron que están en lo suyo: en la carrera por el poder.  Por otro, la realidad nos sigue desbordando: un joven abogado fue linchado y quemado vivo en Huauchinango; San Cristóbal de las Casas fue tomada por una banda de hombres fuertemente armados que atemorizaron a la ciudadanía durante cinco horas sin que interviniera autoridad alguna; un quinto repunte de Covid pone a temblar de nueva cuenta a la población y a la economía; la inflación continúa su marcha ascendente y la Cámara Internacional del Comercio declaró que la falta de inversión en infraestructura y de certeza jurídica de largo plazo afectan la confianza de los inversores en México. 

El domingo pasado, en Toluca, Morena no pudo evitar demostrar la euforia que le produjo la contundente victoria en las elecciones estatales del 5 de junio y con todo, sin guardar formas ni preocuparse por ajustarse a los ordenamientos jurídicos que rigen los procesos electorales, mostró músculo, anunció que va por el Estado de México y Coahuila e inauguró, con pasarela, acarreaos y alabanzas al Señor, las carreras por la candidatura presidencial de Adán, Claudia y Marcelo.  Por su parte, los partidos opositores continúan obstinados en creer que “hay tiro”.  Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, se ha enfrascado en su propio juego.  Poseedor de la carta más fuerte por el momento, según múltiples encuestas—Luis Donaldo Colosio—y con la que podría estar resultando ayuda—planeada o no, luego sabremos—del aparentemente irreverente Ricardo Monreal, ha repetido que su partido irá solo en el 24, golpeando a la hasta aún vigente alianza PAN, PRI, PRD y minimizando la penosa participación de su partido en las elecciones de junio.  En el PRI, antiguos dirigentes pidieron la renuncia de Alito, tras ser exhibido a través de un buen número de grabaciones.  El liderazgo de Marko Cortés, en el PAN, está también sometido a serios cuestionamientos y su cabeza ya ha sido requerida por parte de varios grupos panistas.  Los dos partidos, por igual, pretenden en la víspera electoral limpiar la casa y eliminar a quienes podrían restarles puntos.  Será difícil, puesto que Alito y Marko creen que hay tiro y que podrían ser, ellos, los contendientes exitosos.

No cabe duda: López Obrador ha impuesto su estilo—la campaña como método de hacer política y gobernar—y tiene ganada la partida. La vida política del país marcha de acuerdo al guión que él ha desarrollado e impuesto desde hace prácticamente veinte años.  Lo demás no importa porque, al fin y al cabo, está el recurso de “los otros datos”.  Pero si grave es que el presidente y su partido gobiernen simbólicamente, teniendo como única preocupación el poder y la necesidad de conservarlo para prevalecer, más grave es aún que la oposición sólo piense en competir y se valga de la jerga boxística para hacerse notar.  ¿Es más importante la elección presidencial que el despliegue de violencia de la última semana, hecho que fortalecería las sospechas que los políticos de Estados Unidos tienen acerca posibles nexos del crimen organizado con el gobierno lopezobradorista?  ¿Quién ocupará la presidencia es más relevante que el hecho de que en México, en este año, según Causa en Común 11 personas han sido asesinadas en 115 intentos de linchamiento y que Tlaxcala y Puebla sean los estados con mayores registros en este rubro? ¿Debemos preocuparnos por encuestas presidenciales cuando rebrota el virus, las campañas de vacunación no continúan y las posibilidades de cierres parciales se incrementan? ¿Qué significa que “los tiempos del Señor son perfectos” y que “hay tiro” cuando las empresas internacionales no voltean a vernos porque no tenemos condiciones para crecer y porque el estado de derecho es muy débil?

Si el gobierno de López Obrador ha dedicado estos cuatro años a revivir y rediseñar el autoritarismo, la oposición no ha hecho otra cosa que seguirle el juego. Celebró por todo lo alto el freno a la reforma eléctrica y las dos gubernaturas que obtuvo ahora.  Penoso comportamiento.  López Obrador ha sido efectivo en su empeño.  La presidencia ha vuelto a ser muy poderosa y la cruzada democrática que con lentitud había avanzado en los últimos treinta años ha sido no sólo frenada, sino revertida.  La oposición ha perdido el tiempo. Se ha preocupado sólo por encontrar un personaje, un candidato.  Se ha olvidado del país. ¿No debería haberse ocupado todo este tiempo de elaborar un diagnóstico de la situación que vivimos, proponer rutas alternativas y trazar rutas críticas para enfrenta




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