OPINIÓN

COVID-19: sincronía ante lo inesperado
14/04/2020

La experiencia de la influenza pandémica AH1N1 que tuvo su epicentro en México en 2009 y las situaciones inmediatas que se desprenden de la nueva pandemia provocada por el COVID-19, que se origina en China y ha pasado por Italia, España, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros países, ofrecen algunos datos a los expertos mexicanos para combatir con mayores probabilidades de éxito los estragos que se esperan en la Fase 2 y 3 del nuevo coronavirus, cuya letalidad depende del grado en que se disperse el contagio.

La sincronía entre el sorpresivo avance de la enfermedad y las respuestas de un gobierno burocrático y una sociedad poco solidaria deja mucho que desear sobre todo en países con enormes rezagos en los servicios de salud y con serios problemas económicos y sociales. Si no hay sincronía entre el paro de la planta productiva no esencial y los apoyos que gobierno y empresarios acuerden, la crisis económica será de proporciones incalculables.

Ante los perniciosos e inesperados efectos en la salud de las sociedades y en la economía de los países, la sincronía y la coordinación son elementos esenciales para que las instituciones públicas y privadas operen oportuna y eficientemente para evitar mayores complicaciones. Políticos y expertos en salud y economía deben de sacar el mejor provecho de los limitados conocimientos y capacidades (unos países más y otros menos) para combatir una de las peores crisis de salud y económica que se tenga memoria. 

En el contexto de las acciones emprendidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es importante que actores políticos y empresariales analicen las situaciones que suceden en los países desarrollados, donde  sus servicios de salud prácticamente han sido desbordados por la velocidad con que se dispersa el contagio, sobre todo en Estados Unidos, que se ha convertido en epicentro de la pandemia y donde más de 16 millones han solicitado el subsidio de desempleo, cuando en la crisis de 2008 se perdieron 8 millones en dos años.

La inusitada severidad de esta pandemia ha agotado los insumos necesarios para la atención de los enfermos graves y de las defunciones y la factura económica aún es incuantificable. Se habla ya de un nuevo orden mundial después del COVID-19.

Con un sentido de colaboración en febrero México exportó a China suministros médicos para combatir el COVID-19 y ahora este país nos responde con la misma actitud, cuando Estados Unidos canceló toda exportación de insumos médicos hasta cubrir sus propias necesidades.

Los equipos médicos escasean en todo el mundo, dificultando la sincronización entre la entrada de la Fase 2 de la pandemia, que incluye el “modelo centinela” que multiplica por 8 el pronóstico de contagios, y la respuesta del gobierno federal, pues vemos como médicos, enfermeras y personal de apoyo de varios hospitales sobre todo del IMSS no cuentan con las armas indispensables para evitar contagiarse. La primera y única línea de defensa no solo se está enfermando del coronavirus (329 médicos y enfermeras del IMSS, 10/04/20), sino que se le está discriminando por la estupidez de algunos individuos insensatos.

El COVID-19 ha avanzado de distinta manera en el concierto mundial y al interior de cada país. Por eso es importante hacer un esfuerzo de coordinación institucional entre la federación y las 32 entidades federativas, en donde los gobernadores jueguen un papel relevante para enfrentar de mejor manera su situación particular. Sin embargo, algunos están aprovechando la pandemia para sacar raja política como el de Jalisco, Enrique Alfaro, que amenaza con salirse de pacto fiscal, o los de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila que insisten en cuestionar las decisiones del gobierno federal.

Lo mismo sucede con algunos empresarios que, dada la contingencia, no están cumpliendo con el mes de sueldo para sus trabajadores, debido al paro de las actividades productivas no esenciales y el confinamiento voluntario. La secretaria del Trabajo, Luisa Alcade, informó que del 13 de marzo al 7 de abril se han perdido 346 mil 878 puestos de trabajo, la mayoría en grandes empresas.

La inconformidad de no pocos dirigentes empresariales estatales con los cambios emprendidos por la 4T sale a flote con renovados bríos en esta coyuntura en un intento por doblegar al presidente López Obrador. Cuestionan la “tibieza” de su dirigente nacional, Carlos Salazar, y exigen que “ya se vaya López Obrador”, solo porque no hay acuerdo para los apoyos fiscales que solicitan. Eso sí, diplomáticamente les propuso que se organicen para revocar su mandato en el 2022.

Si estos empresarios hicieran a un lado su acendrado egoísmo individualista y aquellos gobernadores su desbordada ambición política, podrían unir esfuerzos con el gobierno federal para sincronizar y coordinar mejor las acciones, dotando a médicos y enfermeras del equipo necesario, concentrándolos en hoteles cercanos con todo y transporte; coordinando la distribución de alimentos y bienes indispensables entre el pequeño comerciante y el consumidor; aportando ideas y apoyos para defender el empleo en las micro, pequeñas y medianas empresas, además de los 2 millones 100 mil créditos a trabajadores formales e informales y los 2 millones de empleos que ha ofrecido el gobierno federal; distribuyendo despensas a los que menos tienen, entre otras. Todo con el superior objetivo de evitar turbulencias sociales y políticas.

Mientras el presidente López Obrador alcanza acuerdos importantes con dueños de hospitales particulares para que ayuden a la atención de los enfermos por el COVID-19 y con la OPEP+ para recuperar el precio del petróleo, las oposiciones políticas, empresariales y mediáticas no se cansan de evidenciar sus mezquindades que sin duda el pueblo les va a cobrar.   



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