OPINIÓN

Creación de la cátedra Enrique González Pedrero
09/09/2025

Una vida que enseña: nace la cátedra que inspira generaciones desde la figura de don Enrique

 

El día de hoy regresa don Enrique González Pedrero a la UJAT, para quedarse de manera permanente en una cátedra que llevará su nombre. Lo que hace hoy la UJAT no es simplemente instituir un programa académico ni de asignar un nombre ilustre a un recinto; lo que aquí se funda es un espacio para la inteligencia, para la conversación entre generaciones que tendrá como modelo a un hombre lúcido, íntegro, prudente, político y académico, todo ello en un crisol de virtudes cívicas, estudios profundos sobre los problemas nacionales y ejemplo de un proceder juicioso en el gobierno de las cosas públicas.

Instaurarla se traduce en decirle a las nuevas generaciones: aquí hay una vida que vale la pena imitar, tomarla como modelo; su obra resiste el paso del tiempo y sus enseñanzas son atemporales sobre los problemas de siempre. Es un clásico. Sus escritos siguen dando clase a pesar de los tiempos. La grandeza estará en enseñar a los alumnos a encontrar su propio camino, su propio estilo y su propia esencia.

Esta distinción no es una lápida para recordar una vida; es una semilla en el terreno fértil de la academia que tanto profesores y alumnos deben cultivar con esmero y con espíritu crítico para obtener los frutos del espíritu que nos permitan comprender y transformar el mundo. Se trata de que los jóvenes que tomen sus cursos encuentren en la figura de Enrique González Pedrero una brújula para pensar el país con sentido de la historia y con los fundamentos del saber sociológico y con la ética de la responsabilidad y la ética de las convicciones. La cátedra Enrique González Pedrero deberá desterrar el magister dixi para generar el magister colloquii, el que atrae todas las versiones y les aplica las reglas de la argumentación lógica, la crítica, la razón y la duda metódica

Tres doctorados

Don Enrique recibió tres doctorados Honoris Causa: por esta universidad, por el Instituto Nacional de Administración Pública y por la Universidad Nacional Autónoma de México. Al establecer la cátedra que lleva su nombre, no hay mejor homenaje que recordar parte de lo dicho en esas tres ceremonias.

UJAT 2003

Después de su quinto informe de gobierno, don Enrique se dedicó a las tareas políticas en el ámbito federal. Como respetuoso que era tomó sana distancia del sector público estatal y guardó alta discreción cuando visitaba Tabasco en circunstancias familiares y de atención a sus amigos. Regresó a la plaza pública tabasqueña, 16 años después, el 13 de junio de 2003, cuando esta universidad presidida entonces por el Doctor Jorge Abdó Francis, que está aquí presente y a quien saludo con afecto, le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa.

En esa ocasión don Enrique pronunció un discurso con mucha emoción:

Es muy gratificante regresar a Ítaca –aludiendo a Odiseo en su regreso a su isla, después de las vicisitudes de la guerra de Troya– y ya en casa, es reconfortante poder agradecer la distinción que ahora me confiere mi Alma Mater. No sólo aprecio el gesto de la Universidad y del Consejo Universitario, sino que lo valoro y lo tengo en la más alta estima y así lo expreso de todo corazón. En verdad, Tabasco me ha dado mucho, y no sólo hoy. Mi agradecimiento a la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Mi hondo reconocimiento a Tabasco".

INAP 2017

El orador que resaltó los méritos del maestro en el Instituto Nacional de Administración Pública fue el rector del Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca, el doctor Modesto Seara Vázquez, con las palabras siguientes:

Su vida es una vida entre la academia y la política. Generalmente no hay mucha compatibilidad entre la vida política y la académica; los académicos solemos ser muy malos políticos. Las bases de la academia 6 no son compatibles con los requerimientos de la política. El rigor científico no se combina bien con las conveniencias de la táctica política.

También hay algunos políticos que creen que pueden convertirse en académicos y convierten su clase en anécdota, son inconsecuentes, generalmente hacen un recuento de sus frustraciones y una crítica a todo lo que no les gusta o no les conviene. ¿En dónde colocaría yo al homenajeado? Yo le daría un gran lugar en la academia, el que merece y que ganó con su trabajo, con su educación, con su honestidad, con su visión y lo sacaría de la política.

Pero cuando analizó la práctica política del maestro se corrigió y dijo que, ni modo, también lo colocaría en el casillero de la política, porque, además de un académico sólido y honesto es un hombre de Estado, que ha sabido, cuando tuvo la ocasión, gobernar con mesura, honestidad y con eficacia.

UNAM 2017

En la semblanza que publicó la UNAM al otorgarle el doctorado se lee:

El tema esencial de su interés, como pensador y como actor de la vida pública, ha sido la teoría del Estado. Su preocupación basal ha sido comprender cuáles son los mecanismos políticos inteligentes para la reducción de las desigualdades entre naciones y entre los mexicanos y, más recientemente, cuáles son los que las agravan. Ha establecido un diálogo entre lo universal y lo mexicano, entre teoría y acción, entre paideia y democracia.

Su obra magna: País de un solo hombre. El México de Santa Anna, es una obra rigurosa, una investigación histórica vista con la mirada de un intelectual político para quien el pasado sólo tiene vigencia plena si se pone énfasis en la actualidad y en el porvenir. En esa misma línea de pensamiento, se encuentra otra obra clave de su producción académica: Riqueza de la pobreza (1979) que es una revisión crítica de la idea del progreso y, de manera mucho más crítica y persuasiva, de la necesidad de revisar si la incorporación de México a los paradigmas mundiales de crecimiento y desarrollo no representarían un error de históricas consecuencias. (Por considerarlo de interés para los lectores compartimos otro fragmento de las palabras pronunciadas por el amigo y colaborador de EGP en la apertura de una cátedra en la División de Sociales de la UJAT, el 2 de septiembre)




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