En recuerdo de Acteal: un crimen que sigue impune

Apenas comenzó diciembre y los mexicanos y mexicanas entramos en una parafernalia fiestera y consumidora con motivo de las celebraciones de fin de año

Apenas comenzó diciembre y los mexicanos y mexicanas entramos en  una parafernalia fiestera y consumidora con motivo de las celebraciones de fin de año. Sobre todo incitados por la publicidad desmedida, el bombardeo navideño es tal que termina por envolvernos y nos deja poco espacio para la reflexión de momentos trágicos ocurridos, en la historia pasada y hasta en las vidas propias.

   Recordemos ahora que el 22 de diciembre hace 25 años ocurrió, con la permisibilidad de los gobiernos de entonces, la masacre de Acteal; una de las matanzas más cruentas de la historia de Chiapas, en la que sucumbieron cuarenta y cinco personas, en un ataque sorpresivo con disparos y machetazos.

  El pasado 22 de diciembre no hubo conmemoración oficial, solo  los sobrevivientes, familiares y los que conformaron e integran ahora la agrupación Las Abejas fueron los únicos que rindieron homenaje a sus seres queridos masacrados.

Ese día fueron cegadas las vidas de cuarenta indígenas tzotziles, mujeres y hombres, niños y adultos, que se encontraban en ayuno y oración ante el temor del  ataque de paramilitares que poco más tarde ocurrió.

 Ellos, ellas y los demás habitantes de Chenaló, nunca olvidarán esos hechos; seguirán fertilizando esas tierras con sus lágrimas, porque la sangre derramada de sus familiares en su mayoría mujeres, cuatro de ellas embarazadas y dieciocho niñas y niños, a pesar del ya más de un cuarto de siglo transcurrido pareciera fresca.    

  El trágico suceso sigue presente en la memoria colectiva de la comunidad. Siguen vivos testimonios de la tragedia. Huérfanos, adultos y niños con graves secuelas de la masacre que siempre será un doloroso agravio junto con el miedo de que otro suceso similar ocurra, porque los grupos paramilitares siguen al acecho en Chiapas, para despojar a las comunidades indígenas de esas codiciadas tierras.

  En crónica escrita por Valeria Valencia Salinas en el 2003 para Cimacnoticias narró, a propósito de ese miedo que prevalece en el nuevo Acteal:

  Basta escuchar un balazo para que los recuerdos de aquel 22 de diciembre a las 11:30 PM, el pánico, se agolpen en la mente de los pobladores, y la angustia envuelva principalmente el corazón de las mujeres y niñas que sobrevivieron, con todo y las heridas que marcaron para siempre sus cuerpos y almas.

  Zenaida Pérez Luna, una niña -de entonces nueve años- que durante la masacre vio morir a su madre, abuela, abuelo y hermano, y una bala  atravesó su cabeza y la dejó ciega, quería salir corriendo cuando en una comunidad cercana un soldado soltó un disparo, narró la periodista.¨*

 Ignoramos si bajo los gobiernos del Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas y del Presidente Manuel López Obrador la situación de intimidación y desplazamiento de comunidades indígenas continúa, pero es seguro que existe presencia, como en todo el país, de la Guardia Nacional.

  El recuerdo de esos grupos paramilitares integrados por soldados, policías municipales y miembros de organizaciones priístas que contaban con la tolerancia del Estado, mantiene el miedo en esas comunidades. 

  A partir del 2020, los habitantes de Acteal y del municipio de Chenaló y las organizaciones civiles que  los acompañaron, como el Centro de Derechos Humanos “Fray Cristóbal de las Casas” y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ejercieron una mayor presión  para que los gobiernos federal y local asumieran sus responsabilidades en la masacre y atendieran los reclamos de justicia.

  Según información oficial, en el 2006 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a través  del CDH “Fray Bartolomé” recibió la respuesta del gobierno Federal, ya después el nuevo Estado Mexicano. 

    En los gobiernos actuales, a través del Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas Rodríguez, asumieron oficialmente la responsabilidad a nombre del Estado Mexicano por la violación a derechos humanos fundamentales durante la masacre de Acteal. 

  Ofreció una disculpa “por este suceso doloso e indolente, expresión de un Estado anquilosado y ajeno a los derechos e intereses de la comunidad que pretendió ocultar esta tragedia, alterando incluso, la escena del crimen para criminalizar a las propias víctimas”. 

Sostuvo que sería “punto de partida para que junto con toda la comunidad de Acteal y las comunidades indígenas de Chiapas avancemos en la reconstrucción del tejido social y el abatimiento de la desigualdad en esa entidad”.

 Con ese reconocimiento llegaron recursos, llegó un acuerdo para proporcionar asistencia médica a los sobrevivientes y apoyo económico para quienes debían trasladarse a México 

    Acteal  todavía llora a sus muertos, pero Las Abejas, no se dan por vencidas; por el contrario se han fortalecido con la suma de otros desplazados indígenas de Chiapas y el apoyo de Caritas y la Diócesis.

  El grupo tzotsil de la Diócesis dispone de capacitación comercial para colocar  los productos de las mujeres, principalmente bordados, hasta en Europa. Pero eso no basta, hay mucho por hacer para una verdadera justicia.