En las crisis, aprender a remar en aguas bravas

Qué lejanos los días en que el transporte público costaba dos pesos con cincuenta centavos

Qué lejanos los días en que el transporte público costaba dos pesos con cincuenta centavos, con descuento a estudiantes. Sin duda, el reciente ajuste en las tarifas de las combis afectará el bolsillo de los tabasqueños, una medida necesaria para los transportistas que estuvieron resintiendo el alza en los precios de los combustibles.

Es difícil comparar los precios de ayer con los de hoy. El salario mínimo de aquel entonces no era ni de 50 pesos diarios, mientras que hoy tiene nominalmente un valor mucho más alto. Si bien ha habido esfuerzos notables para lograr una recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo, apenas han alcanzado para amortiguar la importante ola de inflación que se vive en todo el mundo, a consecuencia de factores a veces tan complejos como aparentemente lejanos, los efectos de la pandemia y la guerra en el polo opuesto del mundo y demás.

En el día a día, los trabajadores se enfrentan al desafío de estirar un poco más el ingreso que honradamente se han ganado. Los hay quienes desayunan tarde para sentir que es también comida, los que ya no cenan, los que aguantan a punta de frijoles, los que se ponen creativos y exploran alimentos nuevos, recetas poco comunes, malabares todos para llegar a fin de mes sin sacrificar lo que se considera más necesario.

La suma de las a veces invisibles crisis individuales va dando como resultado movimientos en lo económico y social que son más notorios. Ante la adversidad, por lo regular aumenta el empleo informal o las personas migran hacia otros lugares en busca de mejores oportunidades.

Para el caso de Tabasco, la situación que es de por sí difícil ha sido amortiguada por la creación de empleos que se ha mantenido de manera sostenida desde principios de 2019. De entonces, a la fecha, más de 70 mil personas han tenido acceso a fuentes de trabajo formales, registradas ante el IMSS, y por consiguiente, con prestaciones sociales de ley. 

¿Por qué, a pesar de estos miles de empleos que objetivamente se han creado, y a pesar del apoyo constante y sonante de los millones de pesos que recibe la población en programas sociales, la situación es tan complicada? Además de la inflación, está la cuestión del rezago histórico en materia de empleo en Tabasco. Ese crecimiento ha sido apenas una recuperación por encima de los niveles de empleo que se tenían hace casi una década. Hay un rezago importante todavía.

Dicen que es de mal gusto achacar siempre responsabilidades al pasado. Sin embargo, siempre debemos tener en cuenta el contexto del que venimos. No sólo Tabasco, en materia de empleo. Esto no es sólo de funcionarios y gobernantes, que han hecho y dejado de hacer. Cada ciudadano que tiene la obligación de proveer para sí, para su familia, cada joven que está luchando por abrirse brecha, viene de un contexto desde el cual trata de tomar la mejor decisión y resolver la mayor cantidad de problemas con los recursos que tiene.

Hay que evitar caer en la tentación de romantizar la pobreza. No es deseable ni bueno en sí mismo andar contando los centavos para ver si alcanza para tomar la combi. Elegir si comprar carne o pagar la luz. Pero tampoco es necesariamente malo tomar la decisión de caminar, aunque tome más tiempo, esfuerzo y llegue uno sudado, o hacerse vegetariano una semana, aunque sea por falta de recursos. En lo que sí hay virtud es en la capacidad de adaptación, en la adversidad a menudo se encuentra el impulso para enfrentar nuevos retos. 

Hay que tomar en cuenta que uno nunca está solo en sus desgracias cotidianas. Siempre hay alguien más que necesita un ingreso extra, que está dispuesto a hacer un esfuerzo más, un sacrificio de tiempo con miras a mejorar en el futuro. En la organización de estos intereses en común puede haber nuevos negocios, empresas que satisfagan problemas de formas novedosas, trabajadores que cambian de un sector a otro mejor pagado, estudiantes que se incorporan a la vida profesional, mujeres que se capacitan para dedicarse de lleno a una actividad que les genera ingresos y que antes solo hacían por gusto. 

Vivimos momentos complejos. En esta complejidad puede haber oportunidades para quienes aprendan a remar en aguas bravas. Los últimos recursos no son los centavos que se escurren hasta el fondo de los bolsillos y carteras, están en nuestra capacidad para sobrevivir, en la disposición de esforzarnos para vivir mejor. Más allá de las comodidades materiales, vivir mejor puede incluir el ser capaces de identificar cuando tenemos lo suficiente mantenernos con vida y luchar para ampliar el margen en el que podamos realizarnos en nuestras capacidades. Esto es algo valioso en lo que se puede meditar, vaya uno a pie o en la combi.