CUATRO ANÉCDOTAS
03/08/2021
Don Santiago Ramón y Cajal fue un eminente médico español, cabeza de la llamada “generación de sabios”, creador de la “Doctrina de la Neurona” y de la Escuela Española de Neurohistología, galardonado con doctorados honoris causa por las principales universidades europeas y con el Premio Nobel en medicina en 1906. Además, fue un destacado humanista, y uno de sus obras “Charlas de Café” es uno de mis libros de cabecera. En Madrid existe un hospital que lleva su nombre, al que hace como 20 años me remitieron con un diagnóstico “trombosis venosa profunda”, y me hicieron unos estudios especializados en forma inmediata, al ingresar, sin fichas, y sin presentar credencial alguna, “copia amarilla”, “vigencia de derechos” o cosa parecida, y sin pagar un centavo. ¿Igualito que acá, verdad?
Pues bien, en una ocasión un periodista entrevistaba a un torerillo del momento en la puerta de un café, y al ver salir a Don Santiago, el reportero, quitándose el sombrero, lo saludó con respeto, lo que provocó que el lidiador le preguntara: “¿quién es ese tipo al que con caravanas llamaste maestro?”, a lo que el reportero le respondió: “es el eminente histólogo don Santiago Ramón y Cajal”- replicando el matador: “pero qué bárbaro, es que hay gente para todo, ¿verdad?”.
EL ANTÍDOTO A LOS CELOS.
La mujer hermosa y honrada, cuyo marido es pobre, merece ser coronada con laureles. El inmortal Don Miguel de Cervantes y Saavedra, respondió a alguien que le fue a pedir consejo: “que fue opinión de no sabe que sabio, que no había en todo el mundo sino una sola buena mujer, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese siempre, que aquella sola buena mujer era la suya, y así viviría contento”.
PRUEBE LA MADRE SUPERIORA LO CONTRARIO……
Es conocida la anécdota de nuestra insigne poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, Juana de Asbaje, que como monja, tenía una priora de poco saber y pródiga en necedades, a la que, cansada, en una ocasión le dijo: “Calle, madre superiora, que es una tonta”.
La abadesa, agraviada y ofendida, en forma de querella contra su súbdita, escribió al Arzobispo don Fray Payo de Rivera, varón sabio como justo, quien a manera de decreto escribió al margen del remitido de queja: “”Pruebe la madre superiora lo contrario, y se le administrará justicia””.
CARLOS, LUIS, LOS NOMBRES RAROS…
En uno de mis libros de Amado Nervo, nuestro inmenso e inspirado poeta, que además fue un gran humorista, leí un artículo escrito en 1896: “Los nombres raros de Tabasco” en el que habla sobre la costumbre nuestra de asentar a nuestros hijos con nombres de hombres ilustres, y escenifica encuentros como estos: “¿Qué tal Aquiles?, bien, Plutarco. Adiós, Aristóteles, -“que te vaya bien Eurípides”. Y vaya que hay nombre raros, hasta hay un Ferdusi.
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