Cuba la bella

Cuba, la bella y querida isla del caribe, la mayor de las Antillas, 110 mil kilómetros cuadrados; algo más que Chiapas y Tabasco juntos

Cuba, la bella y querida isla  del caribe, la mayor de las Antillas, 110 mil kilómetros cuadrados;  algo más que Chiapas y Tabasco juntos,  con 15 provincias y un municipio especial, La Habana. Son 12 millones de habitantes. Representa en gran medida el drama de Latinoamérica:  explotada y con una población aborigen esclavizada y masacrada, finalmente expoliada por el imperialismo norteamericano.

En 1513 Diego  Velázquez de Cuéllar fue enviado por los Reyes de España como adelantado y  Gobernador de Cuba, para tomar posesión de tierras, fundar villas y efectuar repartimientos de indígenas como si fueran bestias. Y los nativos tainos fueron esclavizados y totalmente exterminados, al grado de que tuvieron que importar la mano de obra de la soñadora raza morena, cazados en áfrica y encadenados como animales.

Con ese régimen criminal, llegan a 1868 cuando Carlos Manuel de Céspedes,  un hacendado propietario de un ingenio, libera a todos sus esclavos  e inicia la Guerra de Independencia, proclamando la libertad e igualdad de todos los hombres, negros blancos y españoles.

Con altibajos, el conflicto dura tres décadas, hasta que en 1895 lo encabeza José  Martí, quien al poco tiempo muere en una refriega. Para estas fechas, la decadente dinastía española, siempre atraída únicamente por el oro y las banalidades, tenía casi abandonada su guarnición en Cuba, vendió a Alemania las Islas Carolinas y las Marianas, con todo y contenido, como si fuera una mercancía, en 25 millones de pesetas.

Estados Unidos, que anteriormente había invadido la Florida occidental y contentó  a la realeza española con un ofrecimiento de 3.5 millones de dólares que nunca pagó, invadiendo después la Florida Oriental y botando a todos los españoles a Cuba, ya se interesaba en la isla. Mandó un viejo y destartalado acorazado, el Maine, que fondeó e hizo explotar en la bahía de la Habana.

Con base en esta artimaña, declaró la guerra a España y fácilmente derrotó de entrada a la abandonada guarnición española.

La dócil realeza española fue endulzada con 25 millones de dólares, con los que vende, nuevamente como una mercancía, el archipiélago de las Filipinas y la estratégica isla de Guam, al viejo estilo: con todo y contenido.

Endulzados los hispanos, mediante el Tratado de París, reconocen la independencia de Cuba y ceden a Estados Unidos los territorios de Puerto Rico y adyacentes. Invadida la isla y en medio de una revolución de independencia, tiene que negociar con los revolucionarios; ante una Asamblea Nacional surge la Enmienda Platt, que es impuesta  por las armas y bajo la amenaza de o son república con esta Enmienda en su Constitución,  o continúan como colonia norteamericana y  con la ocupación militar.

La enmienda traslada a Cuba el pago de “daños” impuestos a España en el Tratado de París, faculta a Estados Unidos a intervenir en Cuba cuando lo estime conveniente,  prohíbe a Cuba tratados con potencias, endeudamientos, y la obliga a tratados para bases militares. Conforme  a esta Enmienda, se firma el Tratado de arrendamiento en dos mil dólares anuales y por tiempo indefinido, de la base de Guantánamo.

Cuba ha denunciado ante todos los tribunales este Tratado, en base a la Convención de Viena,  que declara nulo de origen todos los tratados que se firmen teniendo una ocupación militar, como es el caso. Pero Estados Unidos alega el Derecho Internacional cuando le conviene, pero cuando le afecta no lo reconoce.

Se constituyó en esta forma la República de Cuba con Presidentes que duraron de 1902 a 1959, al arribo de la Revolución Cubana que encabezara  Fidel Castro, pero este pueblo heroico ha sobrevivido ante el criminal bloqueo norteamericano que no acepta perder su dominio en la isla.

Y en nuestro México abundan los ratones ñapangos que estigmatizan a Cuba y a los cubanos, idealizando e implorando el látigo del norte.