De la pandemia al postneoliberalismo

El capitalismo tiende a destruir a sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y los seres humanos>> Karl Marx a 202 años de su nacimiento (5 de mayo de 1818)

En la medida en que avanza y se profundiza la crisis económica, gana terreno la idea de que, después de la pandemia del Covid-19, será necesario crear un nuevo orden económico mundial, distinto al neoliberalismo.

Con mayor ímpetu y agudeza hoy se ponen en tela de juicio la supremacía del mercado sobre el Estado. Se polemiza sobre las profundas desigualdades que se han generado; las condiciones en que se encuentran las instituciones de protección social, en especial las vinculadas con el sector salud; sobre el impacto de la pandemia y de la crisis económica en los países ricos y en los países pobres, así como la situación que prevalece al interior de cada país entre la pequeña franja de ricos y la enorme franja de pobres y marginados.  Por donde se quiera ver la pandemia y sus consecuencias económicas los pobres (países y personas) serán los más afectados.

En el debate político se reflexiona acerca de las excesivas ganancias de unos cuantos y de los salarios de hambre de la mayoría; y en especial sobre el debilitamiento de las instituciones públicas encargadas de velar por una mejor distribución de las riquezas y por la protección social y por el bienestar de la población.

El neoliberalismo se ha desnudado casi por completo y a nivel mundial bajo los efectos de la pandemia, el confinamiento y la crisis económica. Ha mostrado su capacidad para empobrecer y excluir a la mayoría. Por eso es necesario que la ciudadanía tome conciencia del golpe brutal de la pandemia y de la inmejorable oportunidad para construir una nueva etapa postneoliberal, con una nueva estructura económica, política y social que defina la nueva ruta a seguir como Estado nacional, pues la globalización también se ha colocado en el banquillo de los acusados.

En México, la etapa de transición abierta por el arribo de la nueva hegemonía política comandada por el presidente López Obrador se acelera y profundiza con el desastre pandémico. Los desafíos de la 4T encuentran en la caída económica la oportunidad de levantarse con un modelo distinto al neoliberal más apropiado para el crecimiento económico y la justicia social.

Si bien la expresión de AMLO en el sentido de que la pandemia nos “cayó como anillo al dedo” se escuchó fuerte y fue mal interpretada por los conservadores, en sustancia se trata de la oportunidad para avanzar en la transformación del régimen político y el modelo económico como lo expone en “Algunas lecciones de la pandemia Covid-19”.

En este documento cuestiona la orientación material del neoliberalismo, “el mero crecimiento económico, sin importar el bienestar de la gente ni el daño que este proceder puede causar al medio ambiente y a la salud de las personas”. Pondera el enorme déficit que se tiene en los servicios de salud y sobre todo “la poca solidaridad que existe en el mundo para adquirir equipos y medicamentos para la salud”. Se siente avergonzado por el hecho de que en plena pandemia gobiernos y empresas especulen y lucren en un tema tan sensible como este (un ventilador que antes del covid-19 costaba en promedio 10 mil dólares ahora se vende hasta en 100 mil dólares). Así, para AMLO “la infección planetaria ha venido a mostrar que el modelo neoliberal está en su fase terminal”.

Por eso es importante dejar atrás “el enfoque mercantilista, individualista y de poca solidaridad que ha sido predominante en las últimas cuatro décadas” y crear un nuevo modelo socioeconómico postneoliberal que responda fundamentalmente al bienestar de la gente y no solo al crecimiento económico y a la acumulación de capital.

En tal propósito puntualiza 8 lecciones básicas que surgen del análisis coyuntural, entre las que destacan el fortalecimiento de los sistemas públicos de salud, en donde, al igual que la educación y la seguridad social, se considere a la salud un derecho inherente a todos los seres humanos y no una simple mercancía o un privilegio; atender el grave problema de las enfermedades crónicas; impulsar la creación de un mundo más solidario que haga valer “la fraternidad universal, empezando por evitar el acaparamiento de alimentos, medicamentos y equipos hospitalarios.., garantizar que ninguna persona en el planeta se vea privada de medicinas, atención médica o servicios hospitalarios por la falta de recursos económicos o porque el mercado hace inalcanzables tales prestaciones”.

Para mí la lección número 5 no tiene desperdicio y por eso lo transcribo tal cual:

“Desechar el modelo que genera riquezas sin bienestar y procurar una mayor intervención del Estado en el cumplimiento de su responsabilidad social para garantizar derechos básicos y universales: a la salud, a la alimentación, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la cultura y al deporte. Al Estado le corresponde atemperar las desigualdades sociales. No es posible seguir desplazando la justicia social de la agenda de los gobiernos. No es jugar limpio utilizar al Estado para defender intereses particulares y procurar desvanecerlo cuando se trata del beneficio de las mayorías. No es lícito ni ético defender la facultad del estado para rescatar empresas e instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se trata de promover el bienestar de los más desfavorecidos. Basta de hipocresías”.

Para las cúpulas empresariales debe de quedar claro que la 4T implica la necesidad de abandonar el barco del neoliberalismo, para crear una nueva formación económica y social que nada tiene que ver con el socialismo o el autoritarismo que se le achaca a AMLO sino con un capitalismo democrático y un Estado de derecho que privilegie tanto la libertad como la igualdad.