De polémicas, debates, ciudadanía y revocaciones
12/04/2022
Por eso es que en este trajinar diario de los textos de rapidín matutino
UNO
No me gusta polemizar. Aunque sé que la polémica es buena y necesaria para el desarrollo humano, en su modalidad de debate. Me gusta leer sí, y mucho. Y escribir, más allá de si son buenos textos o no los productos diarios. Pero polemizar y leer o escuchar argumentos sin lógica, o perdidos en el abismo de lo vacuo, o la chabacaneria, el vacío, etc, pues no. Porque se pierde el tiempo y el otro no escucha, solo quiere ganar una polémica y si le es posible humillar. Y a lo más que llegan en sus argumentos es que "estás p… ", y punto. Previo se les remueve el hígado, sus vísceras quieren hablar, les brillan los ojos con furia, espuma les sale y sueltan algo que creen es un misil verbal, que lamentablemente a quien le afecta es a él mismo, en su salud emocional y física, y la imagen le queda maltrecha
DOS
Por eso es que en este trajinar diario de los textos de rapidín matutino, etc, decidí no meter mi cuchara en temas de política, y menos partidaria, tampoco de religión. Tengo mis ideas sobre la política de partidos del país, y he incursionado solo en lo que se denomina "la izquierda", la que es sensible de veras, no de pose ni solo de discurso, a los problemas de los que menos tienen. Porque además de estas familias es mi origen, de las que menos tienen. Y a mucha honra. A través de la escuela pública, del hábito a la lectura y meterme en temas de historia, filosofía y literatura, tengo un concepto general de la vida. No me comparo a nadie. Como dice el Desiderata: siempre habrá alguien menos y alguien más que tú. Así que tranquilo.
TRES
Tantas vueltas para escribir no sobre el ejercicio del domingo 10 de abril de la Revocación de mandato, sino de cosas adyacentes. Basta con escribir algo sobre el tema, cuando ya alguien está listo para contestarte con sarcasmo o grosería. Por ejemplo, el sábado, un radio aficionado mayor de edad, que literalmente anda en otras "ondas", conocido mío, tan pronto escribí que "tenemos una cita mañana domingo...", en referencia a la votación por el "Sí" o "No", subió una imagen en ¡mi muro! con el mensaje "con el resultado de la Revocación de mandato sabremos cuántos pendejos hay en el país". Referencias obvias de mordida de labio de su misma persona, bien pude haberle contestado con improperios, porque tengo un buen de repertorio, pero no lo hice. Me dio risa. Pero varias personas que también me conocen como él, le contestaron con creces y argumentos. No solo la ofensa del que está negado a los argumentos. El que escribe tiene una artillería en palabras para ofender, pero razonablemente no lo hace como el boxeador no pelea a puño con quien no lo es.
CUATRO
Leí muchas reacciones a los amigos que subían algo sobre el tema, unos a favor, otros en contra. Las más, ridículos comentarios, groseros algunos, con ingenio otros. Pero lo curioso es que quienes se precian de ser personas que pasaron por la Universidad, esgrimían argumentos comunes por lo repetido. Muy pocos con argumentos sustentados en cifras, en lógica de la razón, coherentes. Y me refiero a la gama total, tanto a favor como en contra del presidente de la república. Diría uno: tirios y troyanos con el mismo nivel de argumentos.
CINCO
Hace años (unos 15) que andaba visitando comunidades, llegaba a reuniones con personas del campo o colonias de la periferia. Mi tema central era "ciudadanía". Y empezaba, luego del saludo cordial, con la pregunta sobre a los cuántos años se es ciudadano. Y los asistentes (siempre entre 15 y 70) respondían al unísono que a los 18 años. Y yo les contestaba, como si estuviéramos en clase, que "No". Y les explicaba que a esa edad se nos extiende una credencial de elector, que nos sirve para votar y de identificación, y además nos hace responsables de nuestros actos ante la Ley. Pero que la ciudadanía se alcanza cuando nos interesamos en los asuntos públicos. Y que hay personas indiferentes que pasan toda su vida sin haber alcanzado ese distintivo de desarrollo humano que significa ser ciudadano.
SEIS
Les ponía el ejemplo de cuando cae un árbol y atraviesa el camino o la carretera. Y el delegado hace un llamado para que le ayuden sus representados a quitarlo. Y salen siempre los mismos, cuatro o cinco, ciudadanos. Los otros se quedan en sus casas, viendo la televisión, los no ciudadanos. O cuando se requiere tratar los temas del agua potable y de la electricidad, o el manejo de basura. Y a la convocatoria para la reunión solo hacen caso quizá un tercio de los adultos. Entonces el interés o desinterés por los asuntos públicos es lo que hace la diferencia entre los seres humanos, ciudadanos o no. Y nada tiene que ver con estudios. De ambos bandos los hay, y destacados, por cierto. (Continúa mañana)
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