Debemos aprender a mirarlas de otra manera

La UNESCO destaca también que las diferencias en el acceso entre niñas y niños aún persisten

Un dato desalentador es el que dio la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el rubro de la educación, al decir que unos 16 millones de niñas y adolescentes en el mundo nunca asistirán a la escuela. A pesar de los avances en décadas recientes en la igualdad de género.

La UNESCO destaca también que las diferencias en el acceso entre niñas y niños aún persisten. En su informe “Descifrar el código”: La educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, que actualmente sólo 28 por ciento de los investigadores en el mundo son mujeres, muestra la falta de representación que aún existe para garantizar que el camino al conocimiento sea igualitario.

Por otra parte, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), apunta que las mujeres indígenas y rurales viven en una desigualdad más profunda, y se relaciona con la falta de acceso a los derechos básicos y sistemas patriarcales de su comunidad, violencia familiar, sexual, económica y patrimonial, así como la falta de acceso a la justicia, y por ende a la educación formal.

Martha Sánchez Néstor, Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas señaló categóricamente que la equidad se refleja en documentos internacionales, pero en los hechos persiste una brecha muy grande para alcanzarlo en la cotidianidad.

Por su parte el Coneval destaca que las mujeres siguen dedicando más tiempo a las labores domésticas que los hombres, independientemente de su condición de pobreza o su ocupación.

Indicó también que persisten las disparidades en la participación económica. Sobre la inseguridad alimentaria se presenta más en los hogares jefaturados en mujeres en situación de pobreza, de manera que dos de cada diez de estos hogares la sufre.

El mismo Coneval subraya que el rezago educativo en las jefaturas en el hogar disminuyó tanto en mujeres como en hombres, pero la reducción se presentó principalmente entre la población femenina.

Al final, es la desigualdad social en este género donde más golpea. Las que piden reivindicar las garantías civiles e ir por la desaparición de la discriminación y la violencia.

Eduardo Caccia, articulista del diario Reforma, en su colaboración del domingo (08-02-20), remata su colaboración titulada “Ellas”, diciendo: “Que no solo lo registren nuestros ojos, que lo vea también nuestro cerebro”.

Es lo que hace falta, prestar más atención desde el punto sensible. Falta un pacto. Cerrar el círculo. No dejar pasar sino actuar. Dar ese lugar que les corresponde por naturaleza.

Si las continuamos mirando por debajo del hombro los avances serán nulos, y mientras la sociedad se quedará estancada ante una generación que viene de prisa y pide a gritos que se termine esta desigualdad.

Las mujeres tal vez guarden silencio, pero será una muestra de carácter que debe dejar una gran lección para los hombres. Se trata entonces de repensar. Que esa invisibilidad vaya tomando un rostro, una forma, y aprendamos a mirarlas de otra manera.

 PARÉNTESIS

Afortunadamente la joven estudiante que fue agredida hace unos días ya está respondiendo. Ayer el rector de la UJAT, Guillermo Narváez Osorio, junto con la directora de la división de Salud, Carolina Martínez (área donde estudia la chica violentada), acudieron al hospital Rovirosa para visitarla; en pocos días se le podrá dar de alta. El victimario declaró ante las autoridades judiciales.

(kundera_w@hotmail.com)