Desconfiados por hartazgo

Desconfiados por hartazgo

Los políticos, los pseudo políticos, los independientes, los intelectuales, los analistas, los gobernantes, los aspirantes, los funcionarios de los órganos electorales, los altos funcionarios del gobierno, la iglesia, los presidentes en supuesto retiro, todos vociferan, gritan y exaltan a los cuatro vientos que quienes pueden impulsar el cambio, hacer realidad la “renovación moral”, establecer la fuerza colectiva, empujar la dignificación del servicio público, lograr pues la reconciliación, son los ciudadanos, la mayoría mediante el voto, mediante la organización decidida y su participación responsable en la vida pública de este país; pero como lograr que los ciudadanos se la crean, que se asuman como los detentadores del poder, como los dinamizadores del cambio, como el sostén de la democracia, si los políticos y muchos de los que han detentado el poder la han regado y feo al grado de tener al pueblo desencantado, decepcionado y con la convicción de que la democracia no existe y de que son meros utilitarios para tiempos electorales.

La incipiente y carísima democracia mexicana está herida de muerte, así lo demuestra el reciente estudio publicado por el Latinobarómetro, una prestigiosa encuesta regional que analiza 20.000 entrevistas que para el caso de nuestro país arroja que el 38% de los ciudadanos no apoyan a la democracia como sistema de gobierno en contraposición al raquítico 18% que ve con optimismo y satisfacción la marcha de nuestro sistema electivo.

La citada encuesta reafirma la tendencia que en las calles se siente desde hace largo rato ya que un 85% de los encestados manifiesta tener desconfianza en el gobierno. ¿Cómo motivar a los ciudadanos a jalar hacia el mismo lado cuando no existe un mínimo aceptable de comunión?

Nuestro país está en la antesala de un proceso electoral polarizante, que hasta ahora y con los que se ve pueden competir, el balance unificador es que la confrontación, guerra sucia y fuego cruzado será la tónica de una campaña por obtener a mayoría de los votos que permitan cruzarse la banda presidencial en diciembre próximo.

Un dato más devastador es que a pesar de que Venezuela lo está pasando mal y ha tenido en los últimos tiempos polémicas conductas por parte del gobierno y los órganos electorales, la ciudadanía venezolana no pierde la fe que mediante la democracia podrán conseguir el bienestar colectivo, un sueño y más aún convicción que no han logrado erradicar y mermar los populistas, peligrosos, mesiánicos, demagogos e iluminados Chávez y Maduro, enemigos favoritos de muchos críticos mexicanos.

Rosetitas. En EEUU un fiscal especial cimbra al Presidente Trump; mientras tanto en México la falta de fiscales cimbra y estanca al sistema institucional. En ambas naciones los Presidentes tienen mucho que ver, es la única semejanza.

Zarpazo. La Sede de la ZEE el 15 de noviembre. ¿Seguirá en pie Paraíso? Los manglares son un pero poderosísimo, recuerden tajamar…