Después de la elección de candidato…El beso de Judas

Después de la elección de candidato…El beso de Judas

NOTA BENE

Después de la elección de candidato…El beso de Judas

Corre prisa para llevarse bien los unos con los otros y con los de más allá. Por eso los lobos solitarios se juntan a veces: para morder mejor o para participar en la mordida. No deja de ser curioso que tanto el PAN como el PRD, que no se podían ni ver, ahora se reúnan varias veces por semana para echarse en cara sus mutuas estrategias. Se confirma ese adagio político que asegura que el enemigo de quien es el principal enemigo, se convierte en el mejor amigo. Que se lo pregunten a los que aspiran a una candidatura para gobernador en todos los partidos pero, especialmente, en el PRD. Después de conocer al elegido urgen los pactos, que después ya habrá tiempo sobrado para aplazarlos o para traicionarlos. De lo dicho no me acuerdo. ¿Cómo se van a acordar después de tantos mítines en los que se pusieron zancadillas, se dieron empujones y hasta codazos y pisotones por debajo de la mesa, de tantas promesas de concordia diseminadas en declaraciones trascendentales que sólo duran lo que se tarda en pasar la página del periódico donde aparecieron o en un abrir y cerrar los ojos ante la televisión, que no es cierto que nos aburra siempre, gracias al fútbol, pero que se esmera en hacerlo cuando convoca a la gente que todos procuramos evitar en la calle? No tiene caso que los jaleadores profesionales de unos se peleen con los partidarios a sueldo del otro. Al final ellos, sus líderes, se entienden siempre y los seguidores se quedan “colgados de la brocha”. Los días que nos esperan, que mal contados son medio año del 2018, van a ser terribles porque esta vez las vísperas no son más divertidas que la fiesta, como suelen ser. Por eso se ha dicho que el mejor momento del amor es el de subir las escaleras y, también por eso, los perros mueven el rabo cuando esperan que se les eche comida y no cuando comen. Dijo mi admirado Pablo Neruda, que lo que tanto se ha aguardado no debiera llegar nunca. Es muy discutible esa opinión, como tantas de las que tuvo en su vida y las que sigue mereciendo después de su misteriosa muerte. Se dice que las apariencias engañan, pero hay que preguntarse por qué iban a ser ellas una excepción. Todo el mundo engaña cuando se dedica a pelear una candidatura. Si lograran entenderse los que aspiran sería porque habría surgido algún equívoco. Los partidos políticos le echan tan poca vergüenza que sus respectivos Judas no tienen el menor problema para besarse en el caso de que les convenga.

Por Antonio López de la Iglesia