OPINIÓN

Duro de roer
11/04/2022

Conocidas son las redes y sus liderazgos que han dominado este flagelo que le tiene en zozobra al país

La insensata embestida bélica que Rusia tiene sobre Ucrania ya en ruinas desde el primer minuto del 24 de febrero ha puesto al mundo en vilo, advirtiendo con expandirse a los territorios de la alianza continental de Europa y Norteamérica entrelazadas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Sin embargo, lastimosamente no es el único foco considerando que en simultáneo hay 54 guerras motivadas por intereses irreconciliables en el hemisferio, incluyendo a México.

El uso de la razón que le fue otorgada al humano efectivamente para gobernar no ha tenido cabida alguna en el discurrir de todos los tiempos, imponiéndose la lucha de egos que se da en territorios euroasiático, en el Oriente Medio, el norte de África, y también en América Latina, en donde el Estado Mexicano enfrenta la suya desde el 2006 con los cárteles del narcotráfico.

Aunque hay que ser autocríticos para reconocer que la delincuencia organizada inició su arraigo y expansión desde el régimen de gobierno que durante el siglo XX se prolongó por 71 años, en medio de un cómplice consentimiento que a la actualidad se constituyó en una rentable sociedad.

Por supuesto que esta situación se ha agudizado al grado de que la delincuencia organizada no tiene la mínima intención de ceder un ápice sobre el territorio que literalmente les fue escriturado, asumiéndolo como suyo.

Conocidas son las redes y sus liderazgos que han dominado este flagelo que le tiene en zozobra al país. El principal de los reclamos del colectivo social que le ha trascendido durante las recientes  gestiones, incluida la actual.

Las innumerables encuestas levantadas no mienten en el principal motivo que ocupa gran parte del pastel del concentrado, la nula seguridad pública para placearse por el territorio nacional.

Aún más grave cuando ese otro gran problema condensado en la económico, incluida la falta de una fuente lícita de ingresos que ha empujado hacia lo ilícito en todos los estratos sociales, con principal acento en los marginados de un anhelado bienestar.

Al cabo del tiempo hay regiones que hoy son inhabitables y también ingobernables, que de concentrarse en las entidades locales norteñas los focos rojos se extendieron del Pacífico, al Golfo hasta llegar a Tierra Caliente, el territorio de Michoacán, y en Zacatecas en donde se tienen consignados con recurrencia las recientes confrontaciones entre cárteles y células.

La fuerza del Estado mexicano ha sido superada, la asignatura de pacificar al país urge tomarse en serio, exigiendo un plan estratégico de corto, mediano y largo plazo, además de multinacional, principalmente con Estados Unidos. Se requiere de más allá del abrazo, no balazo. No, la buena intención no basta.

Por supuesto que la solución debe ser multifactorial trazada con el intelecto que da el raciocinio, involucrando a todos los entes que contribuyan a reencausar la paz pública que ancestralmente se dejó de lado, con una actitud más que desdén.

Un desafío profundamente complejo en el que la clase política cogobernante está infiltrada, además de ser partícipe. Una realidad que ya es insostenible pretender ser negada, alcanzando a las fuerzas castrenses.

Por alguna razón en los operativos de combate el Ejército fue relegado para que la Infantería de la Marina asumiera este rol de absoluto control que fue exitoso en la captura de un Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, en esa tercera ocasión cuando fue extraditado a Estados Unidos. Otro personaje vinculado fue Ignacio “Nacho” Coronel, quien negado a entregarse fue abatido en una balacera iniciada por el capo y sus afines.

El General José de Jesús Gutiérrez Rebollo fue encarcelado acusado con los argumentos oficiales de hallarle vínculos con cárteles de narcotráfico, cuando en realidad cometió el error de acercarse al presidente Ernesto Zedillo Ponce de León para hacerle saber que su padre andaba efectivamente en esos pasos. La buena intención que le costó injustamente pasar a estar en prisión.

Bitácora

¿Quién se habría imaginado que el fruto del limón llegara a costar 120 pesos el kilo, en la Ciudad de México? 




DEJA UN COMENTARIO