Educación, clave en el proyecto AMLO; retoma el modelo de la post Revolución

Educación, clave en el proyecto AMLO; retoma el modelo de la post Revolución

*La educación superior; formación de técnicos y profesionistas

*Pidió compromiso y transparencia de las universidades públicas

*En las aulas universitarias también ocurre la disputa por la Nación

CUANDO los miembros de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) retornen a sus actividades el 6 de enero de 2020 prácticamente ya tendrán nuevo rector, aunque de manera formal en esa primera semana se conocerá la terna que saldrá de una decena de aspirantes, algunos de los cuales han sido mencionados reiteradamente en los medios. Como siempre, se presenta el dilema entre la continuidad y el cambio.

Aunque el mandato de José Manuel Piña Gutiérrez –dos periodos en el cargo- concluye formalmente el 22 de enero de 2020, por lo menos 15 días antes la Junta de Gobierno de la UJAT deberá ya tener designado a quien asumirá el cargo. La terna será propuesta por el Consejo Universitario tras una selección de quienes se inscriban o sean inscritos en este proceso.

Mientras la mayoría de la comunidad universitaria tabasqueña descansa, el músculo decisorio de la sucesión está en plena actividad. Es posible, señalan algunas fuentes, que antes del asueto navideño y de año nuevo, la resolución haya sido palomeada. Vivimos tiempos en que cualquier disposición que dependa de fuerzas externas e internas siempre tendrá un mayor o menor grado de incertidumbre.

LA UNAM Y LA TECNOCRACIA

LA EDUCACIÓN superior, y en especial la educación pública, es una herramienta fundamental para cualquier proyecto de cambio. Así, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque fundada como Real y Pontificia Universidad de México en 1551 para apuntalar el proceso de colonización española, adquirió relevancia en la etapa nacionalista de la post Revolución Mexicana. Fue un complemento necesario al plan de educación pública básica y media instaurado por el nuevo régimen.

Aunque la UNAM siguió siendo considerada como reserva del pensamiento crítico –la expresión más trágica fue en 1968-, sufrió los embates del llamado “modelo neoliberal” o de la corriente tecnócrata formada en Estados Unidos cuyos primeros representantes en el poder fueron Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, conocidos como “Los Chicos de Harvard”, porque habiendo estudiado en la UNAM realizaron postgrados en la universidad norteamericana.

Publicó José Comas en el diario madrileño El País (octubre de 1987) al anunciarse el “destape” de Salinas de Gortari que su nominación aseguraba “la continuidad, para el sexenio 1988-1994, del predominio de una nueva generación de jóvenes tecnócratas, formados en Estados Unidos, que rompen el arquetipo del político mexicano”. El priista, subrayó Comas, “encarna el prototipo de un grupo que podría bautizarse como los Harvard boys. Son los nuevos políticos mexicanos, con estudios en universidades norteamericanas, tecnócratas afiliados al PRI, pero que no han trabajado apenas en el aparato del partido, porque la casi totalidad de su carrera ha transcurrido en cargos del Gobierno”.

Sus antecesores en otros países recibieron la denominación de “Chicago Boys”, aquellos economistas neoliberales educados en la Universidad de Chicago, con las ideas de Milton Friedman y Arnold Harberger. La sangrienta expresión de esta política se padeció en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet y que se extendió a Argentina, Brasil, Uruguay, prácticamente en todo el cono sur de Latino América.

No resulta casual que Andrés Manuel López Obrador ya como Presidente, si bien insiste en el respeto a la autonomía de la UNAM y otras casas de estudios superiores, ha pedido a los investigadores, académicos y estudiantes sumarse a las tareas de una sociedad con bienestar (Estado de Bienestar). De la misma forma tiene en marcha una red de cien universidades denominadas “Benito Juárez” para jóvenes que habitan en las zonas más pobres del país. Aunque el propósito es loable, estas instituciones han topado con trabas burocráticas y falta de recursos; a pesar de que tienen autorizados mil millones de pesos para este año.

CONTRA LOS CACICAZGOS

QUIEN haya seguido el pensamiento político de AMLO y sus influencias, no se extrañará de la esperanza que tiene puesta en la UNAM, el Politécnico Nacional –creado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas-, la Universidad de Chapingo (antes Escuela Nacional de Agricultura),  la Universidad Pedagógica Nacional, la UAM o las escuelas normales para maestros.

Pero tampoco hay que ignorar su propósito por integrar al proyecto nacional de la Cuarta Transformación a las universidades públicas estatales, aunque en este caso tienen que pasar por una depuración de sus estados financieros y una valoración de las fuerzas que operan en su interior. Apenas el 8 de agosto frente a un paro anunciado por un grupo de directores de instituciones AMLO dijo: “No van a faltar los recursos, pero sí se está pidiendo transparencia en el manejo de los fondos. No a los cacicazgos en las universidades públicas, eso no se admite”.

Dijo también que no sólo pediría el concurso de los alumnos y padres de familia así como de especialistas en materia educativa, sino también de los gobiernos estatales. Por lógica las primeras invocadas en esta etapa serían las universidades estatales de aquellas entidades en las que gobierna Morena: Ciudad de México, Puebla, Veracruz, Tabasco y Chiapas; en menor medida Morelos y Baja California.

De ahí la importancia del proceso que vive la Universidad tabasqueña y cuyo papel en la Cuarta Transformación está en la mesa del debate. ¿Se insertará en el proyecto de AMLO? (vmsamano@hotmail.com)