Educación, crisis sanitaria y rezagos sociales

Educación, crisis sanitaria y rezagos sociales

La coyuntura actual que estamos viviendo por el Coronavirus nos lleva a socializar, trabajar, estudiar, comunicarnos y repensar de forma diferente a lo que estábamos acostumbrados. Por lo tanto, en estos momentos millones de personas (desde profesionistas, obreros, jóvenes, madres y padres de familia, niños, etc) nos encontramos ya sea estudiando, trabajando, y/o cuidándonos desde casa sin salir sólo para lo indispensable y necesario. En esta tesitura, a nivel mundial la mayoría de los centros de estudios han permanecido cerrados desde que empezó la ola de contagios en los países. Sin embargo, ya estamos en los tres meses de cuarentena y algunas naciones ya están iniciando actividades económicas y comerciales. En lo correspondiente a lo académico, de acuerdo a la UNESCO: “100 países no tienen una fecha determinada para iniciar las clases, 65 pretenden manejar la reapertura de forma parcial o total y 32 concluirán en línea el año escolar”. 

Por tanto, en México la federación deberá establecer de qué forma terminar el año escolar y en qué medida se irán abriendo las clases presenciales en los distintos niveles de estudio, ya que probablemente en varios estados la epidemia siga en focos rojos. Aparte, el gobierno federal y las entidades también deberán plantearse si en caso de implementar la nueva normalidad en las escuelas: ¿habría la posibilidad de un aumento masivo de contagios?, ¿de qué forma los profesores y el personal de las escuelas tomarán las medidas necesarias para que los niños y jóvenes mantengan la sana distancia, la higiene, y a la vez el respeto mutuo de los estudiantes que han tenido familiares con COVID o que ya han estado infectados?, ¿los niños, adolescentes y jóvenes qué tanto están aprendiendo desde la distancia?, ¿este tipo de educación a distancia está siendo desigual en los estudiantes?, ¿de qué forma los padres se están involucrando en la educación de los estudiantes y cómo los están ayudando, o acaso también los padres (sobre todo de zonas marginadas y rurales  en pobreza) necesitan apoyo para entender la educación a distancia y poder ayudar a sus hijos?, ¿habrá mayor deserción escolar o explotación laboral tanto en las y los jóvenes así como en niños y niñas de localidades rurales y marginadas?

Respondernos estas preguntas requiere conocer cómo están socializando y adecuándose los cursos entre padres-estudiantes-profesores-directores-autoridades-SEP en las distintas zonas tanto urbanas como rurales. 

DEFICIENCIAS QUE LIMITAN

Hoy, se puede inferir que el estudio desde casa a través de las TIC’s (Tecnologías de Información y Comunicación) ha sido por una parte desigual ya que en las comunidades rurales y/o en los hogares marginados de zona urbana las familias no tienen acceso al internet (y por ende, a las diferentes herramientas tecnológicas) debido a que no cuentan con los recursos económicos para comprar algún dispositivo tecnológico y tampoco para pagar ese servicio; aparte, debido a que en muchas comunidades aún no ha penetrado el servicio de internet, por lo que los niños, adolescentes y jóvenes se ven limitados para acceder a las diferentes plataformas y por ello su actividad escolar se puede simplificar al uso de la televisión. Por lo tanto, en medida que siguen estas brechas de desigualdad para que los niños y jóvenes estudien, existe el riesgo de una mayor deserción escolar que puede llevar a explotación infantil. 

Con el retorno a la nueva normalidad, es necesario empezar a corregir estas deficiencias, preparándonos para otra eventualidad en el futuro, como la ocurrida con el COVID-19, en donde nos tomó desprevenidos. Hoy la federación y los gobiernos de los estados deben poner atención en los niños y jóvenes con menos oportunidades, en aquéllos que viven en desigualdad y pobreza. En México, aun cuando los discursos oficiales intentaron crear otra percepción, de acuerdo al CONEVAL para el año 2016 prevalecía el rezago educativo en distintos grupos de edad: más de un millón de menores entre 3 y 17 años no asistían a la escuela debido a que se encontraban en hogares por debajo de la línea de bienestar mínimo; 444 mil 275 menores indígenas entre 3 y 17 años se encontraban con rezago educativo y 543 mil 936 menores indígenas entre 3 y 17 años no asistían a la escuela; y aparte, el 48.8% de población con alguna discapacidad estaba en rezago educativo. 

En Tabasco, de acuerdo al CONEVAL 2018, más de 404 mil personas de todas las edades mantenían rezago educativo. Respecto a los menores de 6 a 14 años de edad, de un total de 406 mil 723 infantes, según el INEGI, en 2015, el 9.26% se encontraba sin saber leer ni escribir. Los municipios con mayores porcentajes en ese rango de la población infantil con esa deficiencia eran: Centro, Cárdenas, Huimanguillo, Comalcalco y Macuspana, municipios hoy, con altos índices de contagios y muertes por de COVID.

INTERNET, NECESARIO

Frente a esta problemática, es urgente repensar políticas públicas que permitan implementar nuevas herramientas tecnológicas en los hogares y en las escuelas resta de las poblaciones rurales así como en las zonas marginadas urbanas. 

De ahí que sea necesario consolidar la propuesta del Presidente de la República de proporcionar internet de calidad en todos los rincones del país, para que los pobres o vulnerables cuenten con la cobertura requerida para enlazarse a las nuevas modalidades de educación en línea, algo que en esta cuarentena ha hecho falta. 

En lo que respecta a la infraestructura educativa, es necesario que se rehabiliten aulas, y en las comunidades lejanas se habiliten bibliotecas y escuelas, o bien, que se pueda proporcionar la educación vía internet desde casa; y en cuanto al personal docente es necesario contratar nuevo personal para comunidades alejadas de la ciudad, así como pagarles mejor, y tratar de supervisar el ausentismo por parte de los profesores, esto en beneficio de mejorar la calidad educativa.