La educación es responsabilidad de todos, no solo de la escuela

EL AUTOR COMPARTE UNA SERIE DE REFLEXIONES SOBRE LO QUE SEGÚN SU EXPERIENCIA DEBE SER LA EDUCACIÓN COMO “LA ÚNICA RUTA PARA REHACER EL TEJIDO SOCIAL”

EL AUTOR COMPARTE UNA SERIE DE REFLEXIONES SOBRE LO QUE SEGÚN SU EXPERIENCIA DEBE SER LA EDUCACIÓN COMO “LA ÚNICA RUTA PARA REHACER EL TEJIDO SOCIAL”. UNO DE SUS PLANTEAMIENTOS QUE SE APRENDE DENTRO Y FUERA DE LA ESCUELA, Y QUIZÁ MÁS AFUERA. POR ELLO PLANTEA QUE LA MEJOR CONDICIÓN ES DESPERTAR EL AMOR POR EL CONOCIMIENTO Y POR LA VIDA. PROSIGUEN SUS ANOTACIONES:

Junto con los conocimientos del programa analítico sintético (¡vaya nombre!) que iniciará en el próximo año, se debe trabajar con estas historias, cuentos, poemas, modelos a seguir; lo anterior con la debida reflexión. Que no solamente con aprenderse lo que planean las materias es suficiente, no ha sido suficiente, no seguirá siendo suficiente, si no se educa con valores, con reflexión, con enseñar a pensar sobre la existencia misma, y la necesidad de un comportamiento de respeto, de convivencia pacífica, de pensarnos naturaleza y pensarnos seres históricos, que hubo muchas generaciones antes y vendrán otras generaciones después, y que la tierra es nuestra casa grande. Y a eso se refiere la parte sintética del Programa, adaptarlo en lo local de acuerdo a las condiciones del contexto escolar. Y ese contexto sin duda alguna requiere educar en valores.

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Aquí otra historia. El colombiano Kenji cuenta de su viejo maestro que llegaba todos los días con las expresiones de "La vida es bella", y la repetía en clase, en recreo, en los pasillos, en las bienvenidas, en las despedidas, a tal grado de que aburría. "Niño Kenji, ¡La vida es bella!". Y él se le escondía al igual que la mayoría de los muchachos. "¡La vida es bella"! Y ya de grande, lo vio venir en una estación del metro en Tokio. Trató de esconderse, pero el viejo amewtro lo vio desde lejos y le grito: "Kenji, ¡La vida es bella!". Entonces se le acercó y se atrevió a preguntarle la razón de ser tan expresivo (tan ridículo pensó decirle). Y el maestro le invitó un café allí mismo y le contó la historia de esa expresión en su vida.

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Estaba casado con una bella maestra. Y muy enamorados ambos. Trabajaban en distintas escuelas, y en las tardes platicaban los sucesos qué vi ier9n cada uno ennlanjornada laboral. Se amaban y amaban su profesión. Al poco tiempo ella enfermó de cáncer muy agresivo. Y en etapa terminal y en su lecho de muerte. Él llorando le decía que quería morir también. Irse con ella. ¡Era ella el amor de su vida! Ya no le encontraría sentid9 a la vida sin ella. Y ella llorando le arrancó el juramento de seguir viviendo y seguir enseñando. "Hágalo por mí", debilmente le dijo ella. A  los pocos días murió. La enterró. Y a los tres días le tocaba ir al grupo con sus alumnos. Y antes de entrar se enjugó las lágrimas, respiró profundo. Entró y les dijo (y a partir de allí siempre se los decía): "¡Niños, la vida es bella!".

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Hago aquí mi compromiso de conjuntar historias, cuentos y poemas que tengan el sentido de despertar en los alumnos -y padres- la curiosidad por la vida, por lo bello de la vida, por la conciencia de lo que somos, como seres pensantes de la naturaleza y concientizar en valores cuya práctica asegur una mejor convivencia humana. Reitero, estas historias como complemento de los programas de estudio.

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Se dice que vino el Dalai Lama, hace años, a dar una conferencia en la Ciudad de México, y precisamente a una colonia de la alta sociedad. El tema era su país El Tíbet, y su lucha por independizarse de la poderosoa China. Al finalizar, en las preguntas y respuestas, una señora enojada levantó la mano y preguntó: "Su Santidad: ¿cómo puedo ayudar a la independencia de su país El Tíbet?" Y el Dalai sonrió y le dijo: primero resuelva losnproblemas de su familia, luegonlos de su estado y los de su país, y algún día llegará a ayudarnos a nosotros.

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Haré el cuadernillo y lo compartiré. Es cierto que en los libros vienen algunas historias como estas que refiero. Solo la insistencia es de que hay que tratarlas en el grupo con plena conciencia de lo que queremos lograr. Los obstáculos que tiene la educación no los vamos a quitar porque no dependen de nosotros, pero uno -padres y maestros- tiene que hacer la parte que corresponde en este noble oficio de educar. La educación es responsabilidad de todos