El avión de Calderón y Peña: el absurdo

Una compra arbitraria, que ahora quieren cargarle a AMLO

¿A USTED le pareció un chiste la propuesta de vender “cachitos” de la Lotería Nacional para rifar el ostentoso avión que adquirió –con recursos de los mexicanos- Felipe Calderón (PAN) y que luego fue utilizado por Enrique Peña Nieto (PRI)? Recordemos unos datos básicos: costó 218.7 millones de dólares (poco más de 2 mil 952 millones de pesos, al cambio de noviembre  2012); la administración tricolor autorizó una costosa remodelación y adecuaciones por otros 81 millones de dólares. Casi 300 millones de dólares, y contando…

No es, como puede usted observar, un asunto para reírse. Porque a los gastos iniciales habría que agregar el mantenimiento, combustible, pista de estacionamiento, personal operativo, etcétera.

La venta de los “cachitos” de la Lotería no fue la única propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque es la que prefirieron explotar sus críticos. ¿Qué sucede?

VOLAR EN TERRACERÍA

DESDE que estaba en campaña AMLO anunció que no sólo no usaría transportes especiales sino que además ofertaría para su venta el Boeing 787-8, bautizado hasta burlonamente como “José María Morelos y Pavón”, por Peña Nieto. El nombre de uno de los caudillos independentistas más austeros…para uno de los derroches más insultantes. 

Antes de descalificar o aplaudir, detengámonos un poco para revisar el espejo de nuestro surrealismo y de nuestra subcultura del despilfarro y la ostentación.

Aunque la atención sobre cuál puede ser el destino de aquella absurda compra la acaparó la propuesta de una rifa, en realidad López Obrador buscó inicialmente que se ofertara en el mercado. Esa aeronave fue enviada en diciembre de 2018, una vez que AMLO tomó posesión, a California, Estados Unidos para ser expuesto para su venta.

No hubo compradores serios y el costo de tenerlo en San Bernardino era tan alto que fue regresado a México. Hay quienes se adelantaron a decir que el Presidente no cumplió su promesa de venderlo. ¿Preferirían que lo utilizara o que lo rematara a cualquier precio?

Cuando el armatoste fue traído de vuelta a nuestro país, AMLO planteó cinco opciones, cuatro de las cuales a estas alturas son convenientemente ignoradas.  Propuso: 1.- Que haya un comprador que pague los 130 millones de dólares que estipula el avalúo; 2.- Que el gobierno de los Estados Unidos acepte la propuesta formal que le hizo el gobierno mexicano para que se lleve a cabo un intercambio: le entregaría el avión a cambio de recibir el equivalente en dinero en equipos médicos, ambulancias, tomógrafos, equipos de Rayos X para hospitales públicos.

Una opción 3.- Que un grupo de empresas lo compren en sociedad; 4.-Que la aeronave se rente por horas y, 5.- Realizar una rifa bajo ciertas condiciones para el ganador.

PRIMERO FUE EL CRIMEN

AL PARECER se olvidó ya el abuso por comprar semejante aparato. El escándalo quedó cebado en un absurdo frente al absurdo. Entre los muchos comentarios, chistes, reflexiones, que ha suscitado la posibilidad de jugarlo a la Lotería, me parece que el argumento más sólido y que ofrece un enfoque racional es el de Violeta Vázquez Rojas, investigadora del Colegio de México, con doctorado en lingüística.

Publicó: “La propuesta de rifar el avión presidencial lanza un fuerte mensaje con dos contenidos: por un lado, que lo verdaderamente ridículo y digno de escarnio es la ostentación y el despilfarro que representa ese aparato; y, por otro, que una vez más, la gente tiene la capacidad de involucrarse en una decisión política y salir en desagravio de la nación mediante una acción colectiva.”

Y agregó, luego de referir las otras cuatro propuestas y plantear por qué los sueños de ostentación de Calderón y Peña Nieto acabaron en una pesadilla: “Lo que logra AMLO con la idea de la rifa es, figurativamente, poner el problema del avión en nuestro patio, y a nosotros en la piel del presidente. A la vez, nos llama a involucrarnos de la mejor manera que sabemos: riéndonos y soñando situaciones improbables, pero que nos ayudan a apreciar la dimensión enorme del problema. También, sutilmente, nos invita a plantearnos una posibilidad: ¿se imaginan qué habría pasado si, antes de hacer este gasto delirante, Felipe Calderón lo hubiera sometido a la consulta pública? No sabemos. Podemos imaginar cosas absurdas como ganarnos un Boeing 787 en una rifa, pero no tan descabelladas como que los gobiernos anteriores hubieran tenido la ética de consultar sus decisiones con la gente”. (Si me gano el avión, en El Soberano.Mx)

El reloj sigue su marcha. Por la super aeronave se pagaron 218 millones de dólares, a la salida de su hangar para entregárselo al comprador registró –como un automóvil nuevo, por ejemplo- una depreciación. En junio del 2019, un avalúo hecho por expertos de la ONU a petición de López Obrador estimó que su precio en el mercado era de 150 millones de dólares; ahora ya va en 130 millones y sigue bajando…mientras los costos de mantenimiento, así como los intereses, suben y suben. Pero el avión no despega.

AL MARGEN

LOS GOBIERNOS de Honduras, Guatemala y El Salvador, tienen que hacerse cargo también del grave problema del desplazamiento y la pobreza que resulta en oleadas migratorias. Pero tampoco se puede ignorar que Estados Unidos tiene una definitiva responsabilidad en un modelo de explotación y administraciones corruptas que se instalaron en Centroamérica. (vmsamano@hotmail.com)