El cólera morbus, la enfermedad de los pobres

Un 26 de noviembre, pero de 1833, el pueblo de San Juan Bautista (hoy Villahermosa) sufrió uno de los embates epidemiológicos más aterradores que haya tenido antes de esta pandemia mundial del COVID-1

Un 26 de noviembre, pero de 1833, el pueblo de San Juan Bautista (hoy Villahermosa) sufrió uno de los embates epidemiológicos más aterradores que haya tenido antes de esta pandemia mundial del COVID-19. La cifra de los muertos osciló entre los 4 mil 020 en todo el estado en registro y padrón de cada municipio. De los cuales 2 mil 331 fueron varones y 1 mil 689 mujeres, sin registrar niños. Volviendo atacar en el año de 1850, 17 años después.

Este letal virus en Tabasco fue llamado “la enfermedad de los pobres” debido a que no se trató debidamente como lo había hechos los Estados Unidos en su brote en Nuevo Orleans (1832), donde se invirtió gran dinero y se aplicó por primera vez la famosa cuarentena apoyando a los contagiados. Que más que nada se debió aquí en México a las guerras políticas entre Centralistas y Federalistas, a los políticos tabasqueños no les interesó la enfermedad.

Simplemente porque era la enfermedad de los pobres, ya que la clase media y alta a la que pertenecía tenían la posibilidad de trasladarse a otro estado a tratar el mal, esto, porque solo San Juan Bautista contaba en el aquel entonces con dos doctores; mientras que los pobres luchaban con esta enfermedad a través de ensayos terapéuticos, que iba con baños de agua fría que de 20 bañados sobrevivían solo ocho.

DESDE TAMAULIPAS

Hablando nacionalmente, esta enfermedad se inició por el municipio de Tampico, posteriormente por el estado de Veracruz hasta llegar a nuestro estado. Solo le bastó tres meses para contaminar territorio mexicano. Hay que recordar que para 1832 los Estados Unidos un año antes la habían sufrido en la ciudad de Nuevo Orleans con 5 000 casos.

La historia de esta enfermedad nace en el cuartel de gendarmería de esta ciudad capital, cuando un soldado de artillería contaminó a sus compañeros y se hizo viral en toda la población san juanense, sobre todo en los tres barrios: La Punta, Esquipulas y Santa Cruz, pasando posteriormente a los pueblitos de Atasta y Tamulté; sin olvidar las comunidades y pueblitos y villas que también vivieron la pandemia como: Cunduacán donde desaparecieron barrios enteros (la Habana, Cucultiapa y el Bejucal) y el puerto de Frontera donde también estaba atacando con fuerza por esos tiempos.   

 Narra la fuente de don Humberto Muñoz Ortiz, en su libro “Biografía de una ciudad”, que un testigo ocular refiere que, al cruzar el dintel de una casa, se presentó antes sus ojos un terrible espectáculo verdaderamente impresionante: “Todos los habitantes de la humilde mansión habían sucumbido a los ataques del cólera, y yacían ante mí el padre sobre su lecho de cañas, una de sus hijas tendidas en el suelo al lado de la madre que tenía entre sus brazos un niñito muerto. Las otras dos hijas sobre el suelo de la cocina. Juzgué que cuando menos tenían tres días que estas pobres gentes habían muerto, y nadie, fuera de mí, había desde entonces penetrado bajo ese lúgubre techo…”  

Por su parte el checoslovaco Federico Maximiliano, Barón de Waldeck, pasó por San Juan Bautista después de sus investigaciones en las ruinas de Palenque, Chiapas, de donde llegó el 16 de enero de 1834, dos meses después. Expresa que en esos momentos el gobernador y comandante general en turno se injuriaban por medio de libelos, impresos, mientras que el Cólera seguía haciendo enormes estragos en la población. (*Doctor en Historia. Continuará)