El debate y el ring: No se acaba el mundo en estas elecciones

El debate y el ring: No se acaba el mundo en estas elecciones

El debate ciudadano de estas elecciones está cargado de odio y está siendo llevado a la enésima potencia de la incivilidad por una buena parte de la población mexicana. No hace muchos días que se están escuchando voces que alertan sobre una notable descomposición de la convivencia, con tendencias al rompimiento, incluso violento, con quienes piensan diferente: amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos y desconocidos se están dividiendo en bandos que por primera vez están dispuestos a traspasar el límite de la defensa de las ideas, a la búsqueda de la aniquilación social del contrario. Me ha tocado ver un espectáculo denigrante, que me gustaría compartir con ustedes, porque ejemplifica muy claramente el despeñadero en el que nos hemos metido. En una reunión familiar con motivo de un cumpleaños, dos hermanos, conocidos abogados, de los que no desvelaré su identidad, uno catedrático de la UJAT y otro un conocido notario, uno del PRI y otro colaborador legislativo del PRD y ahora metido de lleno en las filas de MORENA, comenzaron a defender sus posiciones en público, delante de toda su familia. Lo que en un principio eran argumentos expuestos con apasionamiento, pasaron a ser reproches a gritos. Poco más tarde, comenzaron los insultos para llegar a los empujones que anunciaban los golpes. De no ser por la oportuna intervención de la mama de ambos las cosas hubieran terminado en la calle, en un reto machista, a ver quién es el que la tenía más grande. Los invitados, apenados por la escena, decidieron abandonar la festividad poco a poco y buscando las escusas más insólitas, demostrando con ello que no solo se habían sentido incomodos, sino insultados por los hijos de la anfitriona que no supieron dejar de lado, por un día, sus creencias políticas. Estos dos personajes tienen una cultura bastante amplia y ambos han abrevado no solo del derecho, sino que son aficionados a la lectura de libros y me consta que, en el caso de al menos uno de ellos, es amante de la poesía, admirador de Carlos Pellicer. Ambos enfrentaron su posición en estas elecciones como si fuera en ellas su vida. Como si se acabara el mundo de no ganar sus candidatos y por tanto era necesario callar al contrario y aniquilarlo socialmente. Humillarlo en público. Se escupieron a la cara las palabras, Vendepatrias, Chairos y Borregos, Cometortas y Esclavos de la Mafia del Poder, como si fueran los peores insultos. Sus vidas no tendrían sentido si el día 2 de julio su mesías particular no gobernara México o Tabasco. Gane quien gane o pierda quien pierda, la vida continuara. Hoy podrán decir que el debate de ayer en el INE lo gano su mito, orgullo de su mitomanía, aunque haya hecho el ridículo más espantoso. Es evidente que estas elecciones no son cualquier cosa, y que es completamente cierto que marcarán la historia contemporánea de México para siempre, pero de ahí a perder los estribos y agredir a tu propio hermano a golpes va un trecho muy largo. Esta situación la han provocado los irresponsables que finalmente ganan con el estado de confrontación que se vive en el país y especialmente en Tabasco, que es lo que nos toca. Los que han provocado toda esta violencia serán finalmente los púnicos que ganen. Los demás habremos perdido la tranquilidad de espíritu.