El factor sindical, otro ajuste en Pemex; Romero Deschamps, a salto de mata

El factor sindical, otro ajuste en Pemex; Romero Deschamps, a salto de mata

*Tarde o temprano la regeneración petrolera llega al STPRM

*Dispendio que debe acabarse; el otro huachicoleo de recursos

*Sólo para viáticos, 50 mil pesos por hora a la dirigencia gremial

QUIEN FUERA poderoso cacique del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, vive con un amparo en la bolsa pero también en la incertidumbre del posible final de su imperio. La construcción de un nuevo régimen y sobre todo la recomposición de Petróleos Mexicanos no puede ignorar el factor sindical amarrado en su cúpula a los grandes negocios con empresas propiedad de líderes, quienes a su vez tejieron una compleja red de complicidades y sociedades con funcionarios y ex funcionarios.

Varios gobiernos precedentes, que se propusieron consolidar su propio dominio eligieron a alguno de los jefes históricos del sindicalismo oficial para cobrar viejas cuentas o evitar contrapesos. Sucedió con Carlos Salinas de Gortari quien en 1989 desplazó a Carlos Jonguitud Barrios del sindicato nacional de profesores por Elba Esther Gordillo; el mismo Salinas había utilizado métodos más drásticos para deshacerse de Joaquín Hernández Galicia (La Quina) y Salvador Barragán Camacho, colocando a Sebastián Guzmán Cabrera. Se abrió el largo reinado de Romero Deschamps.

Conocido, por lo reciente de los hechos (2013), fue el golpe que Enrique Peña Nieto ordenó contra Elba Esther Gordillo quien ya se había constituido en una importante elemento en la disputa del poder presidencial desde el SNTE. De manera distinta, por tratarse de una acción contra un gremio democrático, pero también durante el gobierno de Felipe Calderón (2009) se realizó un operativo para desmantelar al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y desplazar al grupo encabezada por Martín Esparza Flores.

Un caso distinto sucedió con otro gremio nacional, el de los Telefonistas; su destino fue marcado por la privatización de Teléfonos de México, dejando de ser un sindicato del sector público. En el camino hay muchas historias en las que se entrecruzan cacicazgos oficiales (el llamado charrismo), caudillos sindicales y activistas políticos.

VIEJA DISPUTA A SANGRE Y FUEGO

NO HAY persecución ni habrá presos por motivos políticos, aseguran los legisladores Ricardo Monreal y Martí Batres, sobre todo en referencia al caso de Romero Deschamps. Lo sucedido con Hernández Galicia y Gordillo Morales es distinto, porque ahora “no hay vendettas”, sostienen.

En nuestro país, el denominado “corporativismo sindical” surgió durante el régimen de Lázaro Cárdenas, cuando en 1936 se fundó la Confederación de Trabajadores de México (CTM), convertida en el “brazo obrero” del PRI; dos años después, en 1938, surgió la Confederación Nacional Campesina (CNC), como el “brazo agrario” del partido en el poder.

Fue en el llamado “movimiento obrero organizado” de corte oficialista donde surgieron y se consolidaron los cacicazgos sindicales, sobre todo porque el Estado se convirtió en el gran empleador. Es el caso del sector petrolero, donde el STPRM llegó a tener más 250 mil agremiados (hoy está en la mitad): convertido en un factor de poder, el sindicato petrolero ha disputado los cargos de elección llegando a tener gubernaturas, senadurías, diputaciones y alcaldías. Todavía se recuerda en Tabasco cuando el control del gremio se realizaba con comando armados.

Uno de los mayores escándalos en la lucha por el poder político fue conocido como el Pemexgate, cuando el sindicato encabezado por Romero Deschamps fue acusado de un desvío de recursos por un mil 500 millones de pesos para la campaña del abanderado del PROI a la Presidencia en 2000, Francisco Labastida Ochoa. Aunque se impuso entonces una  multa de un mil millones de pesos, al final el delito prescribió porque la Procuraduría abandonó el caso.

EXTRACCIÓN DE CRUDO O DE DINERO

EL CAUDAL personal de Romero Deschamps es desconocido. En julio de 2008 la periodista Fátima Monterrosa publicó en la revista emeequis: “Su fortuna tiene que ver, en realidad con el hecho de que Petróleos Mexicanos (Pemex), le entrega un promedio de 49 mil 800 pesos por hora sólo por gastos de viaje, “apóyo económico” y cuotas sindicales. Y así ha sido todos los dpias, durante al menos dos años y medio”.

Reseñaba la Monterrosa que tan sólo de enero del 2005 a julio de 2007, el sindicato petrolero recibió de parte de Pemex más de un mil 408 millones de pesos.

Otra periodista especializada en el tema petrolero, Ana Lilia Pérez, ha insistido en el vínculo de la mafia sindical con el llamado “huachicoleo”, o robo de combustible. En un reportaje para la revista Newsweek en Español, anotó (5 de agosto de 2018): “Para solventar sus gastos en asesorías administrativas y legales, el sindicato petrolero registra en su reporte de ingresos y gastos a cuenta de la Cláusula 251 pagos en “gestorías administrativas” de 800,000 hasta 1,002 millones de pesos mensuales; asesorías legales por más de 500,000 pesos mensuales; gastos de “mantenimiento” por casi 600,000, e “investigaciones legales” por 140,000 pesos. De hecho, el 15 de diciembre de 2016 se le envió un pago a un abogado en Estados Unidos por 939,056.82 pesos (45,395 dólares).” 

Apenas una muestra de la danza de dinero que debe acabar.

AL MARGEN

EL PRESIDENTE López Obrador confirmó que el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, tiene la instrucción que en la actual revisión del contrato colectivo con el STPRM se eliminen los privilegios para los dirigentes y que se aplique “austeridad y justicia”. Otra sacudida en la empresa petrolera. (vmsamano@hotmail.com)