El fin, la fe y la pandemia en lo local
08/01/2021
Es época de contagios y confinamiento por un patógeno a nivel mundial por el COVID-19 es causado por un virus llamado SARS-Cov-2. Pero también tiempos de tribulación y angustia, citan las escrituras bíblicas de la fe cristiana ante eventos que ya se habían pronosticado hace casi dos milenios. En el cristianismo actual, estos planteamientos se están revisando nuevamente desde dos perspectivas: la del individuo y de la sociedad contemporánea. De esta última trata nuestro trabajo etnográfico.
Para la visión cristiana evangélica, se está viviendo una era sin precedentes para la sociedad contemporánea, que se asemeja a la época de Noé, uno de los hombres, quien, junto con su familia, dio continuidad a la especie humana en el génesis bíblico; pues, aunque anunciaba el exterminio mediante un diluvio por causas de las violencias y las formas de vida que tenían hombres y mujeres de distintas edades, esto era producto de los conceptos de perversión y maldad cuya fuente es Satanás, el arcángel que se reveló contra Dios en el cielo.
En ese contexto, el exhorto discursivo es el retorno a dejar de lado el estilo de vida que ofrece el mundo, entendiéndose este como un sistema de prácticas sociales, económicas y culturales que no es afín al Dios bíblico que se lee en los textos del Antiguo y Nuevo Testamento, concluyendo que Dios está presente en la historia del hombre, ya que tiene el plan de dar fin a la era actual de forma apocalíptica.
También aflora en ese lenguaje discursivo que la pandemia actual, en este 2020, es sólo uno de los indicios del cumplimiento de ese plan divino que puede llevar a la desaparición de la civilización actual y el surgimiento de una nueva humanidad bajo un gobierno teocrático.
Nada lejos de ese planteamiento, en Tabasco, donde hay un número elevado de creyentes evangélicos practicantes, esto está por cumplirse en un tiempo marcado por las señales apocalípticas. Para ello, recrea entre la feligresía la vida cercana a la devoción apegada a la Biblia, a estrechar lazos entre familias y amistades, así como a crear un sistema de vida ajena a la disipación que los libren de ser parte de la señal de los tiempos finales y así ser merecedores de la vida eterna.
En ese sentido, una de las tradiciones evangélicas, como la de los pentecostés, asumen que desde sus hogares sus miembros dediquen días, noches y semanas de oración, así como la abstención de alimentos y de distracciones para pedir mediante el principio de la fe el fin de la pandemia actual. Este segmento evangélico en Tabasco de acuerdo a los últimos datos de 2010 de acuerdo al INEGI, es un grupo cristiano predominante, después de los cristianos católicos, con aproximadamente 411 mil 277 creyentes. Se caracterizan socio-demográficamente por tener una escolaridad promedio de 8 años; el 42.1 por ciento no tiene concluida la instrucción básica y 93 de cada 100 personas saben leer y escribir. De ahí que la lectura bíblica sea parte del quehacer cotidiano entre sus integrantes.
Es interesante observar que en la práctica sociocultural del evangelismo pentecostés local, en medio de una enfermedad global que revela los grandes problemas de la humanidad como la atención de la salud, sobre todo de los países del tercer mundo, así como los efectos económicos de los países emergentes y economías aparentemente estables como el empleo, puedan encontrar un aliciente que les genere deseos de vivir fuera de un sistema social, económico, político y cultural, en donde se ha perpetuado lo que el sociólogo Armando Bartra (2013) y otros teóricos de las ciencias sociales han dado en llamar la crisis civilizatoria en varias aristas o dimensiones de una humanidad en crisis y compleja en sí misma.
En ese proceso del mundo vivido por los creyentes pentecostés, se hace alusión de una serie de textos bíblicos, que con destreza manejan los líderes y creyentes en torno a los sucesos que están vinculados o no la pandemia de este año. Esto lo obtienen de los libros llamados proféticos del Antiguo Testamento (Jeremía, Isaías, Daniel), así como del Nuevo Testamento (Mateo, Tesalonicenses, Apocalipsis), en donde se alude que la enfermedad, la muerte, las pestes, guerra entre naciones, que estaban relacionados directamente a la historia del pueblo de Israel de hace más de dos mil años atrás, los relacionen con las problemáticas actuales que la humanidad a nivel global y local tiene: corrupción, adulterio, alcoholismo, robo, sodomía, temblores, violencias, homicidios, suicidios, desempleos, escasez material. Para ellos, esto es un indicador que la humanidad siempre ha enfrentado este tipo de situaciones que generacionalmente se reproducen ante la falta de la palabra de Dios que está revelada en la Biblia.
En la creencia pentecostés local, en el contexto de la pandemia, se ha abierto el inicio y el fin de la era apocalíptica que culminará con una serie de eventos de desastres climáticos, ambientales y sociales, que están vinculadas a la ira de Dios ante las naciones que no se arrepientan de sus hechos pecaminosos, equívocos y erráticos. Prevalece la concepción de la espera de una nueva humanidad, de un cielo nuevo y una tierra nueva que resurja de las cenizas que dejen los eventos de los tiempos apocalípticos como parte de la redención divina. En ese medio, lo importante es vencer hasta el final; permanecer, es la estrategia; y la pandemia actual es el resultado de no estar bajo la voluntad de Dios. (Licenciada en Sociología y Maestra en Estudios Regionales. Actualmente es Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma del Carmen.)
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