El Frente Ciudadano batalla con su apellido

El Frente Ciudadano batalla con su apellido

Al bautizarse “ciudadano”, el Frente que impulsan PAN, PRD y MC entró en una especie de callejón.

Para merecer el apellido “ciudadano” tiene que no portarse como lo que es: una alianza de partidos. Debe portarse en cambio como lo que no es: una plataforma de lanzamiento de candidaturas no partidarias.

Priva en esto la ecuación de la cultura política de moda según la cual los ciudadanos son más confiables en la política que los políticos, y hay tal cosa como candidatos ciudadanos químicamente puros, que pueden ser más eficaces y honestos que los políticos profesionales.

En todos los ámbitos de la vida, la experiencia indica lo contrario. Nada peor, ni de fracaso más  cierto, que un amateur químicamente puro en una batalla de profesionales. Lo he dicho muchas veces y lo repito ahora: puede haber algo peor que un político profesional: un político no profesional (vean a Donald).

Si un gran error han cometido los gobernantes de la democracia mexicana, es rodearse de colaboradores no profesionales, habilitados para los cargos por criterios de amistad y confianza, que a la hora de los problemas de a de veras no sirven para mucho.

Un error del Frente ha sido poner el énfasis del apellido “ciudadano” en las candidaturas y no en el programa.

Creo que los ciudadanos están pidiendo gobiernos eficaces y políticos profesionales que atiendan los problemas de la sociedad. Porque los gobiernos y los políticos que tenemos parecen atenderse sobre todo a sí mismos.

Un programa que responda a las expectativas de la ciudadanía es lo que necesita no solo el Frente, sino toda la política profesional de México.

Si los partidos y los políticos quieren regresar del lugar de descrédito en que están y revincularse con la ciudadanía tienen que hacerlo en los hechos de todos los días y con compromisos definidos para el futuro.

Los reclamos ciudadanos son muy claros: corrupción, inseguridad, pobreza, impunidad, mal gobierno. Las respuestas de los partidos sobre cómo atacarán estos males son vagas y poco convincentes.

Siguen hablando más de lo que les interesa a ellos: quién será el candidato de esto y aquello, pero hablan muy poco de lo que le interesa a los ciudadanos: ¿cómo resolver los problemas que afectan a todos?