El gobernar en los tiempos del COVID-19 (III)

Ante la posible escalada exponencial de contagios por COVID-19, el gobierno de México ha reencausado su estrategia de abordaje

Ante la posible escalada exponencial de contagios por COVID-19, el gobierno de México ha reencausado su estrategia de abordaje, por lo que gradualmente ha “recrudecido” las medidas del distanciamiento social bajo el slogan “Quédate en casa”; ahora pues se apela a la responsabilidad y sensatez del pueblo para que la medida sea un éxito y se logre contener la curva de crecimiento respecto de personas portadoras del virus, en síntesis se ha logrado entender que es tiempo de privilegiar el cuidado de las vidas sobre las razones económicas, porque una debacle masificada en la salud de los ciudadanos terminaría por destrozar cualquier presupuesto posible, y que decir de lo que podría ser el humor social ante la emergencia sin freno, porque es real que al día de hoy el enojo y frustración están ya haciendo mella en la percepción ciudadana respecto del gobierno.

Cierto es también que en un sistema democrático es impensable imponer de golpe y sin pensarlo, medidas restrictivas que den al traste con la larga lucha para conseguir amplitud o el elemental reconocimiento de derechos humanos, hoy, ante la psicosis y miedo que se tiene, hay grupos no minoritarios ya, que creen que la mejor opción es mostrar dureza y no vacilar en acciones y métodos para contener a la gente en el encierro, vemos pues que a muchos, muy en su interior les seduce y hasta anhelan la idea de un autoritarismo con fines de protección de la vida, pero autoritarismo al fin. Esos son pues los dilemas y posiciones que la pandemia ha desatado. Ante la mezquina necesidad de politizar todo y a todos, impera un debate polarizado y son pocas las voces que llaman a la prudencia y el realismo en aras de garantizar la seguridad colectiva.

El coronavirus ha expuesto en crudo la debilidad de los regímenes para afrontar enemigos invisibles. Hiper-potencias tienen en sus activos nacionales costosísimos equipamientos bélicos, tecnología militar de última generación para la interpretación de datos y localización de objetivos, softwares sofisticados para escudriñar totalmente, oficinas extraterritoriales con analistas talentosos para monitorear los movimientos de los contrarios, miras, sensores, drones, tecnología espacial, de todo y hasta más de lo que una producción hollywoodense nos pudiera proyectar, sin embargo, ha quedado patente que no se ha invertido en ese mismo nivel para tener un sistema de salud que se pueda activar en lo inmediato en caso del brote intempestivo de una pandemia, pueden pues armar una guerra en segundos, pero no podrían proteger a los ciudadanos con la misma velocidad, así las cosas en este mundo modernizado.  

Ante la emergencia de hoy no ha funcionado el desparpajo de Trump, la soberbia y el ímpetu de autosuficiencia del Reino Unido (veremos como la materialización del Brexit le pega en este complejo momento), la capacidad y tesón de Angela Merkel ni el control férreo de Putín, y mucho menos los escudos protectores en forma de estampitas de AMLO. Lo cierto es que, en el caso de nuestro país, a los ciudadanos tocará hacer efectiva y eficaz la medida de contención, y ello será en la medida de que se actúe con responsabilidad y se cumpla con el resguardo domiciliario, porque es muy cierto el aseveramiento del presidente en el sentido de que no hay mejor institución social de protección que la FAMILIA.

No se puede seguir siendo indulgente e irresponsable a la hora de dimensionar la pandemia, por lo que es necesario se acabe la displicencia de muchos, incluida la de gobiernos, ya que el virus no distingue condición social ni económica, ni ideologías políticas o religiosas.

La acción personal de los mexicanos es vital y en esa no se debe fallar, en las manos de cada familia esta garantizar la estabilidad física y emocional del presente; en tanto la acción institucional del gobierno en sus tres niveles, debe ser tendiente a trazar estrategia y claridad en los pasos a seguir para que el aseguramiento del sustento diario y la pervivencia de las inversiones se mantenga, porque en esta ya emergencia se vislumbra un largo tramo aun por recorrer…