OPINIÓN

El Gran Confinamiento (II)
28/04/2020

En México, con base en la ENIGH 2018, el hogar promedio está compuesto de 4 personas, una de ellas es menor a los 15 años, un adulto mayor y dos integrantes entre los 15 a 64 años. El jefe(a) de familia tiene casi 50 años de edad, pero son 3 las personas perceptores del hogar, esto es que reciben ingresos como remuneración a su trabajo (no se contabiliza la transferencia de recursos por medio de un programa social).

El ingreso promedio mensual en este hogar, es de $5,512.25, esto es, en los hogares tres personas trabajan para poder generar flujo de efectivo y se requiere (en la zona urbana) de $6,548 pesos al mes para poder adquirir la canasta alimentaria, esto es sólo la comida, para los 4 integrantes del hogar (CONEVAL, 2020). Sin embargo, al dividir al 100% de los hogares acorde a su nivel de ingreso, el 20% de los hogares no cuenta con el ingreso corriente suficiente.

En términos de la Pobreza por Ingreso, esto es, que el hogar pueda adquirir los alimentos más los gastos relacionados con las satisfacciones y necesidades básicas de transporte, educación (a precios de la canasta urbana), entre otros, se tiene que el 50% de los hogares no cuentan con el ingreso total corriente para ello. La vulnerabilidad de la población se intensifica si no se contemplan las transferencias del gobierno (becas, programas de adultos mayores, entre otros) al ingreso del hogar. Sin transferencias, el 30% de los hogares no podrían adquirir alimentos y el 60% de éstos no tendrían la capacidad de sobrepasar la trampa de la pobreza y se encontrarían en pobreza por ingreso.

De los datos anteriores, se identifica que el grupo más vulnerable está en el 20% de la población, con el potencial de extenderse a un 30% de la población, en caso de no existir intervención por parte del Estado. Entonces, bajo una visión de política pública, enfocada en el bienestar, es necesario identificar las fuentes de ingreso que se deben procurar con el objeto de mitigar el impacto negativo de la especulación internacional. Bajo este enfoque son dos rubros que se deben procurar: el ingreso por trabajo independiente y el ingreso por transferencias.

El trabajo independiente o autoempleo de las poblaciones más desaventajadas se concentran en los sectores económicos relacionados con actividades agrícolas, y por otra, en la cría, explotación y productos derivados de animales. Por lo que, siendo uno de los sectores de mayor impacto negativo se esperaría, con base a la experiencia AH1N1, la participación de SADER a través de sus programas es primordial a través de sus programas, acorde con su impacto en la pobreza:

• Programa de Abasto Rural a cargo de Diconsa, S.A. de C.V. (DICONSA)

• Programa de Abasto Social de Leche a cargo de Liconsa, S.A. de C.V.

• Desarrollo Rural

• Producción para el Bienestar

• Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos

• Crédito Ganadero a la Palabra

• Desarrollo y aplicación de programas educativos en materia agropecuaria

• Programa de Fomento a la Agricultura, Ganadería, Pesca y Acuicultura*

• Vinculación Productiva

Así como los programas de transferencia directa. Por ello, el gobierno de México aceleró el pago de 2 meses anticipados de adultos mayores, personas con discapacidad, becas Benito Juárez, jóvenes construyendo el futuro, Sembrando vida, Tandas del Bienestar y otros programas, destinados a las comunidades como la “Escuela es nuestra”, para el desarrollo microrregional a través de los Centros Integradores.

Desde luego hay que destacar la labor titánica y patriótica que vienen desarrollando los servidores de la nación bajo la supervisión permanente de los coordinadores regionales y delegados estatales en la coordinación nacional de programas de desarrollo integral. Ellos sin dar tregua, con pasos firmes, han venido desempeñando un gran esfuerzo visitando los hogares de las comunidades más apartadas, de levantar un censo real de las necesidades más apremiantes de las comunidades más pobres y apartadas donde esta ese México profundo al que ningún gobierno había tomado en cuenta porque solo se cuidaba la fachada.

Ahora se desplegó un equipo de 20 mil servidores de la nación que han recorrido cada espacio territorial para que los recursos lleguen a quien más no lo necesite. Pero el gobierno de la Cuarta Transformación no descansa y se están construyendo este año 2020 con el apoyo del glorioso Ejército Mexicano: 1,350 sucursales del Banco del Bienestar y 1,350 en el año 2021, para hacer un total de 2700 sucursales del Banco del Bienestar para que lleguen los recursos bancarizados directamente a los beneficiarios evitando intermediarios e irregularidades.

Pero lo más importante es que está derrama de recursos se quede en las propias comunidades más marginadas y propicie la creación de microempresas en el interior de los Centros Integradores obteniendo ventajas comparativas con base en su potencial y vocación productiva.

Para aprovechar el efecto ingreso en el gasto familiar consumiendo lo que se produzca internamente y de esta manera procurando que las comunidades salgan de su letargo en que han vivido ante un estancamiento y un círculo vicioso de la pobreza que solamente es posible romper a través de su gente y retomando su saber e insertándolas en las cadenas  productivas a nivel de los Centros Integradores.

Aprovechando estos espacios productivos y vinculándolos con creación de empleos, el efecto ingreso-gasto desarrollará su auto-sustentabilidad. El potencial productivo con la participación social y democrática de los Centros Integradores de Desarrollo, sumado al trabajo de los servidores de la nación, podremos generar la organización social de los pobladores que nos permita coordinar un desarrollo del bienestar desde el seno de las comunidades más apartadas y marginadas del país.

Esta es la tarea de ese México profundo y olvidado que algunos empresarios, afortunadamente son pocos, no ven o es difícil de cambiar su paradigma económico y tratan de incitar a la violencia aprovechando las circunstancias de estos momentos difíciles que vive la nación en que todos debemos estar unidos para salir adelante. No son momentos de titubeos,  tenemos un rumbo y un proyecto de nación; en estos momentos podemos decir que las circunstancias que vivimos actualmente en el país son influyentes pero no determinantes, la ventaja es que tenemos un presidente comprometido y dispuesto a construir con todos los mexicanos un país distinto. El fin de esta pandemia está cerca pero mantengamos la unidad y atentos a las recomendaciones del grupo de científicos en salud pública encabezados por el Dr Hugo López-Gatell. Estamos ganando la batalla al Covid-19. Por el bien de México Unidos saldremos adelante. (Se han suprimido los cuadros estadísticos que acompañan al texto original, para facilitar la lectura. Los autores colaboran en el equipo de la Presidencia)



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