El maldito virus y la reconciliación después de dos años

Por más que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y nuestro gobernador, Adán Augusto López, tratan, con el mejor criterio, de llevarnos a la normalidad

Por más que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y nuestro gobernador, Adán Augusto López, tratan, con el mejor criterio, de llevarnos a la normalidad, dentro de la gestión de la Pandemia, el maldito virus, el Conavid 19, se encarga, una y otra vez, de no permitirnos respirar. Nada más que un poco. Lo suficiente como para sobrevivir. Las noticias de medidas implementadas para recuperar la economía, casi de inmediato son aplastadas por la realidad del torbellino en el que estamos metidos y así, a los pocos minutos de que, por ejemplo, nuestro gobernante, AALH nos anuncia un plan de inversiones en obra pública por 6 mil millones de pesos, a los pocos minutos nos llega la información de que en Europa han vetado a los mexicanos, a los brasileños y a los norteamericanos, para entrar al viejo continente porque estiman que el CORONAVIRUS está desatado y sin control en nuestros territorios. Noticia está que, de por sí, es tremendamente importante, que es opacada casi de inmediato al conocer que el presidente de USA, Donal Trump, violando todas las reglas de solidaridad internacional, ha comprado toda la producción del medicamente Remdesivir hasta el mes de septiembre, ya que alivia muchos de los síntomas de la enfermedad y es útil para la rápida recuperación. El resto del mundo que se rasque con sus propias uñas si es que le quedan. En medio se cruzó el segundo aniversario del triunfo de AMLO, con un discurso tranquilizador para los mercados nacionales e internacionales, especialmente al de USA a donde va de visita invitado por Trump, demostrando pleno convencimiento de que las cosas van bien. En todo ese contexto Adán Augusto López Hernández no se ha cansado de trabajar por la reconciliación. Con solo conseguir esto todo lo demás, -mejorar la economía, acabar con la corrupción y la impunidad, poner a México y Tabasco en el lugar que le corresponde en el mundo, o renovar moralmente a los mexicanos y a los chocos, entre otras muchas cosas urgentes-, será mucho  más fácil. No se puede separar la “tabasqueñidad” de esta nueva situación, porque tenemos un presidente tabasqueño y aquí fue donde comenzó todo. A pesar de la pandemia, es necesario convencer a los ciudadanos, a todos, de que el camino no está siendo fácil porque se trata no ya de barrer el piso que está a la vista, sino de levantar las alfombras, en donde el polvo se ha acumulado por décadas. Será imprescindible que todos los que habitamos esta casa común participemos en las maniobras que sean necesarias para que llegue de forma efectiva esa reconciliación. La Transición española a la democracia, -estudiada en todas las facultades de Ciencias Políticas del mundo-, se basó en un elemento fundamental sin el que no hubiera sido posible que hermanos, que se habían literalmente matado entre sí, encontraran la paz necesaria para reinventarse en un proyecto común: El perdón. Reconociendo las barbaridades que cometieron los dos bandos que se enzarzaron en una guerra civil despiadada, pero perdonándose sinceramente porque era inviable el país como se encontraba. Les funcionó de maravilla y hoy en día, con grises, blancos y negros España es un país más que aceptable para vivir. Nos encontramos en un escenario muy similar al que describo, con “dos Méxicos” separados por la política mal habida y la corrupción, pero en el que es fácil reconocer a los hermanos que solo necesitan buena voluntad para reencontrarse, porque las ganas de reconciliarse las tienen desde hace mucho.