¿El mes más cruel?

¿El mes más cruel?

La campaña presidencial ha instalado en el ambiente la sensación de que ese encontronazo es la realidad cotidiana de un país urgido de consensos ganadores y más que ganadores de acuerdos solidos que irrumpan positiva y sostenidamente en la vida de los ciudadanos.

Quizás uno de los elementos más significativos de esta campaña, sea la unidad nacional que Peña Nieto logro con su respuesta a las andanadas de Trump; un suceso inédito y que matiza los empellones que en la práctica política mexicana son pan de cada día: AMLO contra todos o todos contra él, o la irritación y desconfianza mayoritaria hacia el gobierno.

De la campaña se puede decir que López Obrador sigue religiosamente su guion cimentado a lo largo de 30 años y, que se resume a desterrar a los corruptos del poder para darle el espacio y sus beneficios al pueblo; sus spots, discursos y posicionamientos giran reiteradamente en la consigna de decirle adiós a los privilegiados, a la “mafia”, para dar paso a la justicia social de inclusión y de distribución transparente del erario, ello impulsado por el “manto mágico” de un presidente que predicará con el ejemplo, barriendo la mugre “como se barren las escaleras”.

En José Antonio Meade vemos la convicción de que con la pericia operativa del partido que lo ha hecho plenamente suyo, se podrá remontar y ganar el primero de julio; el candidato priista soporta su campaña en el ofrecimiento de programas sociales hechos a la medida de las necesidades de los menos favorecidos, sin duda una estrategia motorizante y generadora de votos en masa, y hoy ha entrado a la lucha frontal en el tema de las pensiones a los expresidentes ¿un amarre para el bombardero Fox?, un tema escabroso y en que la mayoría de mexicanos coincide en que es excesivo, y ya veremos que dividendos arroja.

Ricardo Anaya primeramente ha decidido marcar que la contienda solo será entre él y el candidato de MORENA, por ello no escatima en explotar su juventud y el poderoso dominio del discurso que ostenta; se ha presentado como una figura que acarrearía la vanguardia futurista a un país necesitado de dar el gran salto para tener un asiento entre las naciones elite, una apuesta arriesgada para un terruño que desde hace años prioriza el asistencialismo y que en materia de innovación educativa por ejemplo, tenemos un referente fallido-costoso-obscuro con la intentona de llevar el enciclomedia en los últimos grados de la educación básica, resultó un fiasco ya que había escuelas que ni piso de concreto tenían, mucho menos infraestructura eléctrica y técnica para el soporte del sistema; lo claro de la estrategia de Anaya es que pretende presentarse como una opción más acorde a los retos actuales y afianzar la convicción de con López Obrador regresaríamos al pasado.

La independiente Margarita Zavala ha batallado para hacerse notar, primero porque una vez lograda la candidatura fue señalada por el 35% de firmas presentadas y que presentaron serias inconsistencias, un golpe que freno su histórica participación; en estos días nuevamente tomo notoriedad al hacerse público el nombre de sus mecenas, una filtración que ella ha denunciado como ilegal y que ahonda la inequidad con que tiene que participar en esta contienda. En el debate ha optado por presumir su dominio de los temas de seguridad y su sensibilidad innata para proteger la vida de las familias.

En mi Punto de Vista, como dicen los poetas: Abril es el mes más cruel, y conforme pasen los días y se aborden más temas, propuestas, cruces de acusaciones y debates, veremos con que candidato y campaña se materializa la crueldad que represente el alejarse de la banda presidencial. Un tema importante a considerar es precisamente el primer debate de los tres organizados por el INE, que se realizará el 22 de abril y las encuestas serias enuncian que muchos indecisos ven como una alternativa viable para decidir su voto, lo que y como se plantee en ese encuentro de candidatos; ellos lo saben perfectamente…