El Rey del Cash

Contrariamente a lo que muchos esperaban, el libro El Rey del Cash no ha contribuido a la debacle del presidente

Contrariamente a lo que muchos esperaban, el libro El Rey del Cash no ha contribuido a la debacle del presidente, ni a fortalecer un clima de opinión que pudiera hacer crecer a la oposición.  Por el contrario, a reserva de que en fecha posterior las encuestas lo confirmen, habrá servido para, por una parte, consolidar su popularidad y, por otra, dar solidez a la dimensión que el presidente ha elegido como la más importante de la política: la del debate polarizante.  Parece que no hemos entendido: el presidente confronta a diario y se siente cómodo cuando es confrontado.  El texto de Elena Chávez parece diseñado por el equipo del presidente.  Así, él, que descalifica y ataca diariamente desde su poderosa tribuna sin pruebas y sin escrúpulos, se defiende argumentando que no hay prueba alguna sobre cualquiera de las denuncias que se hacen en el libro más buscado, comentado y probablemente leído del momento.

El presidente y sus seguidores hacen aparecer al best-seller como lo que, en buena medida es, una recopilación de sucesos que muy probablemente ocurrieron, pero a los que los afanes narrativos terminan por descontextualizar, exagerar o relacionar entre sí de manera equívoca.  La aportación del libro es prácticamente nula. Los críticos del presidente no lo necesitaban: para ellos, el presidente siempre ha sido una persona ruin y deshonesta.  Sus seguidores tampoco: siempre lo han considerado un político osado y reivindicador de los grupos olvidados.  La narración viene a confirmar, para unos y otros, lo que ya sabían.  Para unos, la doble moral del presidente queda exhibida en estas páginas. Para otros, queda en evidencia que hay enemigos del presidente interesados en hacerle daño. 

El valor cultural y político de libro habrá que buscarlo no en su veracidad y potencial prueba en contra de López Obrador,  sino en el hecho mismo de su publicación.  Que Elena Chávez haya decidido hacer públicas las historias que le tocó vivir, compartir con quien fue su esposo y escuchar de él, sea por las razones que fueren, y el que la circulación del texto haya desatado tanto interés y morbo, sólo son posibles por la degradación política, social y cultural que hemos alcanzado.  Buscamos el texto para encontrar cifras y nombres, no por otra razón, porque sabemos ya que la política es el terreno de la corrupción.  No nos sorprendemos.  Aquí radica buena parte del interés del texto.  En el afán morboso de confirmar nuestras creencias sobre el presidente, perdemos de vista los asuntos de fondo identificables en las historias narradas por Chávez.

Ciertamente, el libro no aporta pruebas, pero eso no significa que mucho de lo que ahí se narra no haya ocurrido.  Así, en vez de invertir nuestra atención en un debate de descalificaciones tendríamos que dirigirla al hecho de que el hoy presidente haya conseguido alcanzar el poder a través de una estructura de corrupción, complicidades y prácticas políticas que ocurrían a la vista de todos, que eran solapadas por instituciones y que significaban sangrías a los presupuestos institucionales y familiares.  La preocupación tiene que ser doble.

Por un lado, tendríamos que preguntarnos de lo que es capaz ahora el presidente; hoy no sólo ocupa la posición de poder más importante del país, la que no tenía antes, sino que ha concentrado en ella más poder que el que tuvo en los últimos años.  Por otro, tendría que estremecernos el hecho de que López Obrador no hizo sino aprovechar las oportunidades que las condiciones existentes del sistema y las prácticas políticas le permitieron hacer.  Es decir, en El Rey del Cash debemos identificar la fusión de los procesos de corrupción de larga historia en el sistema político mexicano con las prácticas ocurridas en el contexto en que los hechos allí narrados ocurrieron.  La evolución de la corrupción política permitió a López Obrador hacer lo que en el texto se dice que hizo.  Así pues ¿de qué manera esa corrupción ha seguido evolucionando? ¿Qué está sucediendo ahora y cómo se redefine el sistema en función de las nuevas prácticas? ¿Cómo quedará definida la estructura del sistema político después del paso de López Obrador por  la presidencia? ¿Habrá margen de acción en el futuro para recomponer las estructuras y las prácticas políticas del sistema? En pocas palabras, ¿qué futuro podremos promover si nuestro sistema político está marcado por la lógica que hizo posible un reinado del cash?  

Esto es lo que no nos preguntamos porque el libro de Chávez ha proporcionado elementos para la continuación de los alegatos que tan bien le vienen al presidente y que tan inútiles resultan para entender los procesos de recomposición política que ocurren en las horas en las que nos desgastamos gritándonos unos a otros.