El sorteo como método de la democracia

El sorteo como método de la democracia

El sorteo como método de la democracia

Sinhué Casanova Magaña

“El principio del gobierno democrático es la libertad. […] El primer carácter de la libertad es la alternativa en el mando y en la obediencia”. Aristóteles.

La semana pasada escribí algunas reflexiones derivadas de la lectura del amplio ensayo “Contra las Elecciones”, cuyo autor es David van Reybrouck. Mi artículo “Democracia y elecciones”, concluía con una referencia al método de sorteo, su relación con la democracia, la legitimidad y eficiencia de los gobiernos. Abundo sobre el tema.

En los siglos V y VI A.C., los tres órganos más importantes de la democracia de Atenas eran la Asamblea Popular, el Consejo de los 500 y el Tribunal popular; adicionalmente se encontraban las Magistraturas. Cabe mencionar que en la selección de estos órganos la participación de los ciudadanos era directa, mientras que -en la actualidad-, los “representantes del pueblo” son más bien especialistas. Otro aspecto importante era que las decisiones más trascendentales las adoptaban grupos de personas muy numerosas, puesto que participaban miles de ellas. Por último, y para el caso que nos compete, la mayoría de las funciones se asignaban por sorteo, incluso las de los magistrados.

Las elecciones por sorteo en Atenas tenían varias ventajas y el objetivo era neutralizar la influencia individual. Por ejemplo, en Roma, que emplearon un método diferente, trajo como consecuencia muchos escándalos por sobornos (como en la actualidad). Además, los cargos en Atenas duraban un año y por regla general, NO ERA POSIBLE SER REELEGIDO, puesto que la intención era que los ciudadanos rotaran lo más posible en todos los ámbitos; se pretendía lograr la participación del mayor grupo posible de ciudadanos y así conseguir igualdad. La elección por SORTEO y la ROTACIÓN eran elementos fundamentales en el sistema democrático de Atenas.

Es importante mencionar que el método que se empleaba en Atenas no se basaba en ninguna teoría sino en la experiencia; la elección por sorteo no se aplicaba entre los cargos militares más elevados, ni tampoco en los financieros, para estos casos se realizaban elecciones y la rotación no era obligatoria. Así fue como Pericles ocupó el puesto estratega durante catorce años. Estos casos, representaban una minoría de los cargos de la Administración.

En la actualidad, para el autor del libro que comento, hay cinco procesos participativos que destacan porque se desarrollaron a escala nacional: dos se celebraron en Canadá y los demás en los Países Bajos, Islandia e Irlanda. En estos casos, el debate se enfocó principalmente para Irlanda en ocho artículos constitucionales, para Ontario y Columbia Británica en Canadá, y Países Bajos en una Reforma electoral y para el caso de Islandia, en una nueva constitución. En todos estos casos, se rompió el esquema tradicional (a través de los parlamentos) y se adicionó en la composición a ciudadanos comunes en general y para el caso de Ontario, Columbia Británica (Canadá) y los Países Bajos, a la selección del grupo que discutiría estos asuntos, se les eligió mediante el sorteo. En estos tres últimos casos, el reclutamiento de los participantes se produjo en tres etapas: 1) sorteo de una gran muestra aleatoria de ciudadanos del registro electoral; 2) proceso de autoselección, los interesados participaban en una asamblea informativa y podían presentarse como candidatos para la siguiente fase; 3) elección por sorteo de los candidatos procurando un reparto equitativo de edades, sexo, etc. Las deliberaciones duraron entre nueve y doce meses.

En el artículo anterior escribí “se entiende que la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona, sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría. […]”.

En todos los casos mencionados en el presente artículo, la discusión sobre los asuntos nacionales se realizó contando con la presencia y opinión de ciudadanos comunes, rompiendo el esquema actual que sea sólo por aquellos que ya han sido electos, principalmente los parlamentarios. Esta figura empleada recientemente no es una novedad, puesto que el sorteo en Atenas era parte fundamental de su sistema democrático.

El reto del Sistema Político actual es generar y transmitir confianza en los ciudadanos. Pareciera que agregar el método del sorteo podría generar resultados interesantes.

Twitter: @SinhueCasanova