Siendo optimista por naturaleza, y sin sacar a la luz ese pesimista irredento que llevamos los que vivimos en el mundo real, a mí este 2021 no me merece ninguna confianza. A las pruebas me remito. Ya llevamos unos cuantos días del presente año y en el panorama nacional no solo no hay visos de cambio sino que todo sigue caminando por donde solía. La pandemia “bien gracias” y creciendo la “muchachita” y las vacunas, que se supone era ese rayo de luz que se asomaba después del túnel, que no se dejan aplicar a la velocidad necesaria y deseada por la complejidad en su transporte y almacenamiento. Y del peor de los males que nos aqueja, la política, seguimos sin registrar mejoras y nos disponemos a pasar  por una de esas crisis que no sube la fiebre a punto de caramelo para llevarnos al hospital. Las elecciones de julio serán de esas que nos dejan jirones en la piel y heridas profundas en el alma. De todas las partes en conflicto nos anuncian que estos comicios serán los más importantes de este siglo y del pasado, del 20, que todavía no ha dejado de marcharse y nos ha regalado tantas y tan profundas consecuencias de su paso que será difícil olvidarle. Es cierto: Nuestra elección de julio de este año, definirá el rumbo de lo que queremos para México y para Tabasco no solo para el periodo de tres años para el que en principio se eligen a los candidatos, sino que nuestras decisiones marcaran a nuestro país hacia un destino u otro. La evidente polarización que nos somete a elegir entre dos opciones políticas sin matices nos responsabiliza aún más si cabe de lo que digamos que queremos para nuestro futuro y queda muy claro que nos encontramos en uno de esos momentos trascendentes que definen nuestra historia. A pesar de todo en Tabasco las aguas bajan tranquilas. Mientras que aquí presentan el PRI y PAN “Va por Tabasco”, “una gran alianza ciudadana para cambiar el rumbo del estado”, MORENA solo  necesita mirar a sus encuestas que mantienen, tercamente, el primer lugar, -muy alejado del más próximo adversario-, para esta formación política que no tiene rival. Como en política seis meses son tres vidas, El líder priísta Dagoberto Lara, encabeza con el dirigente panista, Pedro Gabriel Hidalgo, la coalición partidista en 9 municipios y 13 distritos electorales. No supieron, o no pudieron, o no quisieron por intereses muy personales de Gerardo Gaudiano, sumar a esa coalición al PRD que arrastrará su cobija en solitario. Mientras los partidos se preparan para la batalla electoral el gobernador, Adán Augusto López Hernández, sigue timoneando el barco en la retahíla de tormentas que se le están presentando y de todas sale indemne y fortalecido. Recomendando prudencia por el posible rebrote virulento del Covid 19 lo cierto es que las cifras dicen que, por suerte, no nos está golpeando tanto como a otros estados. Después de la inundación el manejo de la economía no ha sido ni mucho menos tan desastroso como gritaban los agoreros de mal agüero de turno, sino al contrario: los apoyos federales que sustituyeron al FONDEN crearon una bolsa de liquidez que ha fluido paralela a la obra pública que ha promovido el gobernador y nos ha permitido pasar con bastante holgura este periodo de enlace entre un trimestre y otro. El dialogo entre el ejecutivo y las fuerzas  sociales y el nuevo secretario de Gobierno, José Antonio de la Vega, ha funcionado y la gobernabilidad es notable en Tabasco.