Elecciones, emergencia y cambios en el gabinete estatal

Las circunstancias que privan en Tabasco han pasado de difíciles a desastrosas, ya que al nocivo efecto sanitario y económico de la pandemia del Covid-19

Las circunstancias que privan en Tabasco han pasado de difíciles a desastrosas, ya que al nocivo efecto sanitario y económico de la pandemia del Covid-19, se le ha sumado el de las severas inundaciones con cientos de miles de afectados en sus personas y en su patrimonio, así como daños de consideración a la infraestructura urbana y carretera.

En esta compleja situación el gobernador Adán Augusto López Hernández abrió el abanico electoral al dar a conocer los cambios en su gabinete debido a la renuncia pactada con sus funcionarios que aspiran a ocupar un cargo de elección popular.

Tal parece que se buscó el peor momento para lanzar al ruedo electoral a la “caballería” morenista, pero el gobernador ya había anunciado la fecha límite (31/10/20), con la finalidad de evitar el uso de recursos públicos en su promoción.

En esta camada de políticos que se la juegan para dar continuidad a la 4T en Tabasco destacan: Marco Rosendo Medina Filigrana, Yolanda Ozuna Huerta, Mario Rafael Llergo Latourniere, José Ramiro López Obrador, Mayra Elena Jacobo Priego, Luis Roberto Salinas Falcón y Jesús Ali de la Torre.

Estos potenciales candidatos dejan la comodidad de sus oficinas para correr los riegos de una elección no solo en condiciones sumamente adversas sino desdibujados por la pandemia, el confinamiento y la escasa información sobre su desempeño.

Si ya de por sí Morena había estado perdiendo simpatías por las pugnas internas que se desataron para renovar la dirigencia nacional y estatal, así como por el golpe demoledor del Covid-19, ahora observamos como en el terruño del presidente AMLO, en uno de sus principales bastiones, se dejan venir copiosas lluvias históricas que, aunadas al irreverente manejo de la presa “Peñitas”, inundan parte importante del territorio tabasqueño, propiciando el malestar de los damnificados hacia las autoridades morenistas que, en casi dos años, han ejercido más de 100 mil millones de pesos.

Responder con el tolete a las protestas de los damnificados solo va a complicar más las cosas, sobre todo si la fuerza pública se excede, como lo hizo con una ciudadana inconforme.

La presencia del presidente AMLO en su agua tendrá efectos positivos en la medida en que la emergencia sea atendida de manera oportuna y eficiente y que el Plan Integral para evitar inundaciones tenga un despegue impresionante.

En la conferencia de prensa que ofreció junto con el gobernador, los secretarios de Marina y de la Defensa Nacional y el director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, fue muy claro al afirmar que existen los recursos suficientes para enfrentar la contingencia y poner en marcha el Plan Integral.

Solo esperamos ver que esos recursos se apliquen de manera eficaz y transparente y no como sucedió en la inundación de principios de octubre, donde el protagonismo, la falta de coordinación y una logística inadecuada dejaron un mal sabor. Por cierto, la ausencia del secretario del Bienestar, Javier May, fue notoria.

En relación al asunto de la presa “Peñitas” solo diremos que el desfogue de alrededor de 2 mil m3/s respondió a las históricas precipitaciones de los últimos días, que en Tabasco alcanzaron la cifra récord de los 450 milímetros en 24 horas; y que las inundaciones también se explican, más allá de la supuesta “venganza” de Manuel Bartlett, por la corrupción en los permisos para construir en vasos reguladores y la falta de dragado de los ríos, como lo aclaró el presidente AMLO. Si hay errores de la CFE en el manejo de la presa “Peñitas” que se corrijan y que se diriman en las instancias judiciales correspondientes.

El caso es que, de acuerdo con los reportes de Protección Civil del estado, las inundaciones de principios de octubre dejaron a casi 600 mil personas afectadas y en las que hoy padecemos que va rumbo a las 150 mil.   

De tal suerte que las campañas de los morenistas para competir por seis diputaciones federales, 35 locales y 17 alcaldías tienen como principal adversario la alta probabilidad de que el enojo y la inconformidad se traduzcan en un voto de castigo, pues la coalición opositora conformada por el PRI, el PRD, y el PAN que ahora se llama “Tabasco nos Une”, aún sigue sin pintar.

Sin duda, el nuevo secretario de gobierno, José Antonio de la Vega, va a jugar un papel de primera importancia para mantener la estabilidad política y social en el estado a través del diálogo y la negociación con los damnificados, que evite el uso de la fuerza policial; y mediante la estrecha y eficiente coordinación entre los tres niveles de gobierno, que ofrezca la atención apropiada.

Si quiere que las próximas elecciones se realicen sin ningún contratiempo y la evaluación al desempeño del gobierno estatal sea favorable deberá de aplicarse a fondo para evitar que el temor, la impotencia y la incertidumbre de los damnificados que perdieron su patrimonio se traduzca en protestas que perturben la tranquilidad social del estado.