En el apartheid de las vacunas

Se ha formado en el mundo una especie de apartheid internacional de las vacunas

Se ha formado en el mundo una especie de apartheid internacional de las vacunas, pues las tiene en abundancia el mundo desarrollado y el resto en escasez.

Para quienes las tienen de sobra, la pandemia del coronavirus se volverá pronto una endemia más, una enfermedad recurrente pero controlada con vacunas y píldoras.

Para los que no participan de la abundancia, la pandemia seguirá siendo lo que ha sido: un riesgo de enfermedad y muerte, de encierro y de pobreza, porque la pandemia seguirá contrayendo las economías.

En gran parte por esta distribución desigual de los recursos para contener la pandemia, la Fundación Gates calcula que los países desarrollados regresarán hasta en 90 por ciento a las condiciones de empleo y productividad que tenían antes de la pandemia, mientras que los países emergentes o pobres regresarán solo a 60 por ciento

La variante Ómicron levantó en todo el mundo la vara que hay que saltar para ponerse realmente fuera del apartheid de las vacunas. La nueva regla es que solo está protegida contra enfermedad grave y muerte por COVID la población que tiene tres vacunas, y la vacunación debe alcanzar a todas las edades, incluidos los niños.

Tener solo una o dos vacunas no es trivial, protege contra el virus, pero no es suficiente para dejar la pandemia atrás y para que los países y las economías regresen a la normalidad, luego del enorme daño causado por esta plaga a la vida económica y social.

La paradoja es que durante 2022 el mundo puede estar nadando en vacunas y antivirales. Es decir, que en cierto sentido los linderos del apartheid quedarán suspendidos para quienes quieran cruzarlos… y para quienes puedan pagar.

Las cifras mexicanas de vacunación ante este nuevo techo de la plaga registran muy pocos vacunados con tres pinchazos y no incluyen a la población menor de 15 años. La actitud de las autoridades mexicanas frente a la nueva realidad de la pandemia parece ser la misma de siempre: dejar hacer, dejar pasar, mantenerse voluntariamente en el apartheid.