En el gobierno de Tabasco: ¿Revisión de prestaciones insultantes o reingeniería?

Regreso de unos días de descanso, que no de vacaciones, y constato, una vez más, que en Tabasco no hay vida más allá de la política

Regreso de unos días de descanso, que no de vacaciones, y constato, una vez más, que en Tabasco no hay vida más allá de la política.  Estamos de acuerdo en que existe un desorden mundial del que muchos acusan al populismo de los dirigentes, pero también está claro quién es el enemigo y es evidente cuál es el problema; luchamos contra la corrupción y contra la desigualdad a partes iguales y no se puede perder tiempo. Es necesaria y urgente la unidad de los ciudadanos en esta batalla, al margen de las posiciones políticas o las creencias ideológicas. Los hombres y mujeres de buena fe, sean de derechas o de izquierdas, conservadores o liberales, estamos hartos de que desde el poder nos roben los recursos con los que podríamos crecer para así instalarnos en un estado de bienestar en el que todos tengamos garantizados nuestros derechos básicos a la salud, a la educación, a la vivienda etc… etc… etc… Prácticamente desde el 2 de julio de 2018 se le está pidiendo al gobernador, Adán Augusto López Hernández, que no dilate ni un segundo y se constituya en fiscal juez y jurado y sentencie a pena de cárcel perpetua a determinados miembros del gobierno de Arturo Núñez a él mismo y a su cómplice necesaria, su esposa Marta Lilia. A la vista de la situación catastrófica en que se encontró el estado, se entiende que el enojo de la población en general, y de determinados sectores en particular, sea muy grande. Pero primero de todo, en una democracia, los juicios se soportan en la carga de la prueba. Adán Augusto se puso a la tarea de reconstruir el desastre y poco a poco ha conseguido revitalizar prácticamente todos los sectores productivos y reinstaurar la legalidad que estaba resquebrajada. En medio se cruzó la Pandemia del Covid 19 que contuvo el mandatario de la mejor manera posible y hoy nos encontramos con unas cifras envidiables para otros estados, que nos indican que si no se ha conseguido plenamente el deseado “Efecto Rebaño”, -producto del contagio masivo y a través del que se llega a la inmunidad social-, estamos muy cerca. El gobernador se ha fortalecido porque ha hecho su tarea con valentía, primando el interés público al suyo personal político. Los resultados están a la vista y eso le ha animado a continuar con el saneamiento de la sociedad. Ahora, cuando inicia el periodo electoral que tendrá lugar el próximo año, con evidente riesgo para sí y su partido pero defendiendo el interés general, anuncia que no se puede seguir con el estado de agravio comparativo, que se nos hace a la sociedad entera, con el salario de los funcionarios que es recompensado a finales de año con 85 días de aguinaldo. Cuando Granier acometió la “Reingeniería Financiera” que le costó el trabajo a 7 mil burócratas, que eran innecesarios para una administración moderna y eficaz, fue cuestionado pero no tan satanizado como hoy en día se pretende hacer con el primer mandatario tabasqueño. Reconociendo que los trabajadores tienen derecho a un trabajo digno y bien remunerado, también hay que aceptar que llegamos a esta situación porque en negociaciones espurias, con dirigentes irresponsables, anteriores gobernadores empeñaron la viabilidad de la administración por intereses electorales, sin tener en cuenta para nada la semilla maligna que sembraban, porque no hay presupuesto que aguante tan excepcionales prestaciones. Parece ser necesario un llamado a tomar este asunto con la serenidad que requiere la justicia. Si se quieren mantener todos los puestos de trabajo habrá que hacer cuentas y ajustarlas a lo posible, o de lo contrario sería necesaria otra Reingeniería.