En México, seis familias concentran más riqueza que 62 millones de personas

Documentan Oxfam y Cepal la creciente brecha pobres y ricos

MÉXICO es uno de los países con mayor desigualdad en el mundo. La concentración de la riqueza es tal que seis familias de las más acaudaladas disponen de más riqueza que 62 millones de compatriotas, de acuerdo a la confederación de organizaciones no gubernamentales Oxfam. En este mismo sentido, la Cepal (institución de la ONU), colocaba a México junto a Chile y Uruguay, entre los países con una creciente distribución inequitativa del producto del trabajo.

En un texto publicado recientemente por este diario, el ex secretario de Hacienda, David Ibarra Muñoz, advirtió que para nuestro país “la tarea correctora (en su economía) es enorme”.

Y enumeraba, entre otros rezagos: “el punto de partida arranca con una enorme población de pobres (40%), con un sector informal que absorbe al 50% de la mano de obra, con un reparto que favorece con el 60% de los ingresos al 10% de la población rica, con un sector industrial estancado, con un ritmo descendente de crecimiento, con una de las cargas tributarias más bajas del mundo; con una inversión  (pública y privada) inhibida, compensada apenas con algunos esfuerzos distributivos recientes”.

Son las tareas que debe asumir la sociedad, junto al gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

ABAJO, MÁS 38 ESCALONES

QUIENES están convencidos de la necesidad de una nación menos desigual, con “crecimiento económico, justicia social y democracia incluyente” (como lo define el también economista Rolando Cordera), sólo tienen en que superar sus diferencias en el “cómo”. Hay, por supuesto, quienes tienen otra idea de país: algunos, para hacer más grande la disparidad, otros porque consideran que el modelo impuesto en las últimas décadas es el adecuado y sólo requiere pequeños ajustes…o porque les favorece.

El caso es que situaciones como las que estamos viviendo en la frontera sur con Centroamérica, con oleadas de desplazados pretendiendo ingresar a la fuerza a México, no sólo son expresión del empobrecimiento y la violencia que se vive en esa zona del continente, sino que podrían ser un ingrediente que complique más las circunstancias nacionales.

Un reporte del diario La Jornada (“Sin control la desigualdad económica”, 21/01/20) enfatiza: “Las diferencias de ingresos no son privativas del país. En ´Tiempo para el cuidado´, el organismo (Ofam) destaca: La desigualdad económica está fuera de control. El año pasado, 2 mil 153 millonarios en el mundo poseían más riqueza que 4 mil 600 millones de personas”.

Agrega: “Pese a la dimensión de las cifras, la brecha de la desigualdad en México –la relación entre multimillonarios y personas en pobreza– es 38 veces más alta que la del promedio para el mundo”. En México, seis familias en conjunto “reúnen una fortuna de 108 mil 100 millones de dólares”.

APENAS CIEN PESOS DIARIOS

EL TEXTO firmado por Dora Villanueva dice más: “Oxfam evidenció que mientras más de la mitad de la población vive con menos de 5.50 dólares al día –102.67 pesos–, los 22 hombres más acaudalados del mundo poseen mayor riqueza que todas las mujeres de África. Estas cifras se enfrentan con el estimado de que sólo 4 por ciento de la recaudación fiscal procede de los impuestos a la riqueza y los grandes capitales evaden hasta 30 por ciento de sus obligaciones”.

Indica que las cuotas actuales de riqueza extrema se asientan también sobre el sexismo, aunque importante, este tema merece un tratamiento aparte. Por hoy, permítame amable lector, detenerme en el tema de la desigualdad general.

En una entrevista y un comentario reciente, el economista Firdaus Jhabvala nos alertó sobre lo erróneo de enfatizar las cifras del crecimiento del Producto Interno Bruto (como lo hacen los críticos de AMLO), sin considerar que las cuentas nacionales son incompletas, porque no registran el Ingreso Interno Bruto. A reserva de lo que digan los especialistas, seguramente un reporte real de los ingresos per cápita –por familia, región, estado-, nos ofrecería una radiografía de nuestra verdadera desigualdad.

Señala por ejemplo Oxfam que hay mexicanos que viven con menos de 102 pesos al día, pero esta frase de “con menos de” puede significar que algunas familias tienen cero ingresos durante la jornada, o varias. ¿Cómo resolver el dilema de una economía que debe competir a nivel mundial sin descuidar la atención urgente a los que están en el fondo de la pirámide?

No perdamos de vista, como señaló Thomas Piketty, autor de “El capital en el siglo XXI”, que en algunos países la mayor fuente de desigualdad procede del desempleo”. Pero también de la sobreexplotación.

AL MARGEN

PRIMERO fue “Quién es quién” en los precios de la gasolina. Ayer el presidente López Obrador presentó un interesante ejercicio de informe semanal para medir “El pulso de la salud”. Éste se dará a conocer cada semana y el objetivo es medir cómo avanza, en qué se estanca o retrocede la atención médica para toda la población. Pensado originalmente para dar seguimiento al Insabi (Instituto Nacional de la Salud para el Bienestar), en la práctica abarcará también a la población derechohabiente en todas las instituciones.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell señaló que se trata de garantizar que “la población tenga seguridad de que no se van a reducir derechos”, además de que “si la población identifica que alguien le quiere cobrar por algún servicio, deberá de denunciar”. Ese tipo de termómetros deberá irse ampliando a todo el servicio público.