En Tabasco nos merecemos el futuro

En Tabasco nos merecemos el futuro

Todos los tabasqueños queremos un cambio y solo se trata de elegir bien el modelo y a las personas a las que encargarles esa responsabilidad en los diferentes órdenes de gobierno. La necesidad es muy clara y la oportunidad es única. Si nos equivocamos todo puede complicarse aún más de lo que está, que está muy complicado. Quizá no haya más salvaciones que las individuales, pero no hay refugios suficientes. El mío está en la lectura y en mis seres amados que son muchos. Pero finalmente es un refugio cuando lo que nos merecemos es la vida, la alegría y la bonanza. Vivimos en un Tabasco alborotadamente anarquista donde cada hombre no es un voto, sino una pistola. Los que ganen tendrán que construir sobre escombros en regiones devastadas de nuestra historia, tan abundante en predicadores y criminales. No hay perspectiva sin paciencia y sin ese trabajo oculto que reclama eso que llamamos punto de vista. Meterse en la piel del otro, sin abdicar la epidermis, no le es dable a todo el mundo y nuestros candidatos y candidatas se parecen más a un camaleón que a un espejo. Les es exigible a los que nos quieren gobernar que de una vez por todas dejen de hacer teatro, y nos demuestren que lo que pretenden es el bien común. Nos estamos jugando a Tabasco y no es deseable que de nuevo ostenten el poder aquellos que solo persiguen su propio beneficio. ¡Es que se les ve en las caras!. Todos sabemos quienes sí y quienes no nos convienen y es un  misterio que sigan presentándose, elección tras elección, y recibiendo votos porque son ratas, pero son nuestras ratas. Es muy difícil conseguir que haya una buena distribución si no hay nada que repartir. El tiempo es oro, pero el rey Midas, que es el monarca absoluto, transforma el oro en tiempo. No debemos perderlo ni ganarlo, ya que él sabe que lo tiene todo por delante y así cualquiera. Hecha esta disquisición hay que afirmar que ya no tenemos tiempo para seguir en la tontera de elegir a quien de lejos se ve venir lo que nos ofrece. Más sufrimiento, más pobreza, más intolerancia. Exijamos un debate serio entre los contendientes. Pongámonos como tarea el verlo y el tener nuestro propio debate sobre lo que ocurra. Elijamos bien, que es de lo que se trata. Impidamos que se nos imponga por la fuerza bruta a quienes ven en la compra del voto su mejor opción porque al final ese dinero, con el que compran las voluntades, y nuestra alma, lo pagamos nosotros con nuestros impuestos. Seamos dueños de nuestro voto y de nuestra libertad. En Tabasco lo tenemos todo y todo nos lo han arrebatado. Una de las desventajas que supone haber andado algo por el mundo es que nada en él puede parecernos ajeno. Somos un planeta de segunda o tercera regional en la Liga sidérea galáctica, pero Tabasco es también mi patria. Era hermoso y rico, lo que no deja de ser una redundancia. Como soy de todos los sitios donde he estado, no creo en los Estados, que son cicatrices de la Historia, y me estremece que este hermoso pedazo del mapa mundi, esté hablando ahora de hambre. No sólo de hambre y sed de justicia, sino de hambre. ¿Cómo podemos saber que hay hambre en Tabasco sin que se nos caiga la cara de vergüenza histórica?