Encontrar la felicidad a través de un vals

Encontrar la felicidad a través de un vals

Un joven es sostenido por su maestro amarrado prácticamente a él. Está en su graduación en la escuela especial Centro de Atención Múltiple número 23, ubicada en Tamulté de las Sabanas.

Mientras su profesor mueve los pies al ritmo de un Vals, el pequeño los mantiene inmóvil por su enfermedad que no le permite tener motricidad.

En su mano derecha apenas sostiene una flor… de repente sonríe, a su lado, dos niños más bailan, ellos padecen síndrome de Down.

Los padres de familia observan, hay un silencio prolongado. Graban con sus celulares y en ocasiones saludan. Luego aplauden. Ríen hasta llegar al llanto. Después de nueve minutos regresan a sus lugares, satisfechos…

A veces me pregunto ¿qué es la felicidad?, y aquí, sin buscar tanto, encuentro un cuadro perfecto de ello.

El filósofo británico Bertrand Russell sostiene que los más serios de los moralistas han tenido la costumbre de desacreditar la felicidad como algo degradante y sin valor.

“Para la mayoría de la gente, la búsqueda de la felicidad, a no ser que se complemente de diversas maneras, es demasiado abstracta y teórica para ser adecuada como norma personal de vida”, señala.

“Pero creo que, cualquiera que sea la norma personal de vida que se pueda elegir, no debería ser incompatible, excepto en algún raro caso de heroísmo, con la felicidad. Hay muchísimas personas en las que se dan las condiciones materiales para la felicidad, como, por ejemplo, salud y medios económicos suficientes, y que, sin embargo, son profundamente desgraciados”.

En efecto, ni el dinero ni la salud, a veces lo puede todo. Depende mucho el cómo vivir. Si las necesidades que nos trazamos son complicadas, así será nuestro estilo de vida.

Habrá quienes estén ávido de ser hombres felices, pero sacrificarán mucho, incluyendo su salud y familia, así como sus afectos personales.

El filósofo señala que es imposible ser feliz sin tener ninguna actividad; pero, asimismo, es imposible ser feliz si la actividad es excesiva o repelente. La actividad resulta agradable cuando está encaminada, con toda evidencia, al fin que se desea y no es contraria, en sí, al instinto.

Un perro perseguirá a los conejos, hasta el extremo del agotamiento, y será feliz durante todo el tiempo; pero, si se le pone en un molino sin fin y, después de media hora, se le da una buena comida, no será feliz hasta que consiga la comida, pues hasta entonces no habrá estado dedicado a una actividad natural.

“Uno de los defectos de nuestro tiempo es que, en la compleja sociedad moderna, pocas de las actividades que es necesario hacer poseen la naturalidad de la caza.

Como consecuencia, la mayoría de las personas, en las comunidades técnicamente avanzadas, tienen que buscar su felicidad al margen del trabajo con el que se ganan la vida.

El pequeño que baila atado a su maestro el vals encontró el día de su graduación su felicidad, y se la compartió a toda su familia, sin tener dinero y salud.

La información del pequeño que cumple su sueño es de la compañera Crystian Vinagre. ¡Enhorabuena!

PARÉNTESIS

Siguen los bloqueos a los pozos petroleros. De ninguna manera es la forma de exigir, en caso de que tengan razón. Siempre será el diálogo, y después el diálogo. Y si es una forma de chantaje, no hay razón de ser. (kundera_w@hotmail.com)