ESCALA CRÍTICA

El mayor desafío de AMLO: garantizar condiciones de bienestar para el pueblo

*En salud pública demanda en constante crecimiento, menos recursos

*Le apuesta el gobierno a un Instituto del Bienestar, un reto para Ferrer

*Necesario limpiar el Seguro Popular, en proceso de desaparición

OCUPARNOS de lo accesorio es desatender lo principal. El chisme del día, el escándalo multiplicado por las redes virtuales, resulta entretenido pero no ayuda. Se calcula que en México nacen un promedio de 2 millones 100 mil personas cada año. Las entidades federativas con las mayores tasas de crecimiento demográfico son Chiapas y Guerrero donde la pobreza es histórica; las de menos aumento poblacional Ciudad de México, Veracruz y Colima. Se calcula que actualmente somos poco más de 133 millones de habitantes en el país.

¿Y esto qué?, podría decir con razón el amable lector. Si uno observa el “Reloj de población” –es fácil localizarlo en internet-, observará cómo se incrementa la población por minuto, por hora, por día. Es una carrera contra el tiempo y los recursos. Cada nuevo mexicano significa una serie de necesidades qué cubrir; una competencia por la riqueza disponible o por producir.

Si tomamos como definición el nuevo “Estado de Bienestar”, en contraposición al “Régimen Neoliberal”, esto implica que el gobierno mexicano asume la responsabilidad de garantizar a cada individuo condiciones mínimas para una calidad de vida digna. Si es así, esta política nos compromete a todos porque se entiende que habrá sacrificios de lo accesorio para atender lo principal. Y entre lo fundamental está la salud.

LOS MARGINADOS, INVISIBLES

LAS CIFRAS varían. Mientras algunos reportes (CNDH) indican que 20 millones de mexicanos no tienen acceso a los servicios de salud, una encuesta del INEGI  en 2017 registró que el 62.2 por ciento de las personas con empleo –esto es 32.6 millones- no contaban con cobertura de servicios de salud pública. La Organización Internacional del Trabajo calculó en diciembre de 2917 que 62 millones de mexicanos no tenían seguridad social, por lo tanto carecían de atención médica segura.

Esto sin mencionar la calidad de los servicios para los que sí tienen acceso, o inclusive para quienes sí lo pueden pagar. El dinero ya no garantiza en crecientes casos una atención profesional, mucho menos humanitaria. La mercantilización de la medicina es un fenómeno a voces.

La semana pasada se anunció la creación del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar. Dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador que el nuevo organismo “se va a ocupar de la atención de quienes no tienen posibilidades de contar con un seguro (médico), para la población no asegurada”. Se trabajará –según expuso el mandatario-  en “nuestro propio modelo de desarrollo a partir de nuestra realidad”, de manera que ya no se aplicarán las recetas del extranjero.

Es, como le decía, la integración de un gobierno con la filosofía del “Estado de Bienestar” o Estado Benefactor. Lo fundamental es también la definición de las actitudes y funciones del servidor público, comenzando por tres aspectos centrales: la salud, la educación y la seguridad. En un mundo ideal esto deberá llevar a un cambio de conductas de la sociedad en general.

HACER BIEN LAS COSAS

CON EL ANUNCIO del nuevo Instituto y la desaparición del llamado Seguro Popular que comenzó a laborar oficialmente en 2004, el presidente López Obrador informó de la designación del tabasqueño Juan Antonio Ferrer Aguilar como director. Fue delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Tabasco; Secretario del Ayuntamiento de Centro, director del Sistema DIF municipal en la misma comuna. Su cercanía con AMLO se confirmó cuando fue nombrado en diciembre pasado “delegado regional en Centro”, demarcación capitalina. Especializado en Administración por el Instituto Tecnológico de Villahermosa y la Universidad Olmeca, el desafío que tiene no es simple: se trata de la columna vertebral del nuevo esquema de atención a la salud ¡en el país!

Como se sabe, al inicio de esta administración la Secretaría de Desarrollo Social a nivel federal fue convertida en Secretaría del Bienestar –ahí labora Javier May como subsecretario y Baldemar Hernández como titular de Administración y Finanzas-, y los programas emblemáticos de AMLO están destinados al mismo objetivo coordinados por la nueva dependencia. 

De acuerdo a reportes periodísticos el Instituto del Bienestar “absorberá” los programas del IMSS-Bienestar (del Instituto Mexicano del Seguro Social), pero este último organismo seguirá operando de manera autónoma porque no es solamente gubernamental, tiene participación privada y de los trabajadores. Otro que continuará operando aunque con ajustes para hacerlo más eficiente es el Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).  

En Tabasco, dos unidades médicas que operaba la Secretaría de salud Estatal pasarán al nuevo Instituto: el Hospital Regional de Comalcalco y el Hospital "Benito Juárez", de Macuspana.

AL MARGEN

De acuerdo a datos oficiales en 2017 la población sin seguridad social afiliada al Seguro Popular era de 53 millones 505 mil personas. Pero habrá que limpiar padrones y finanzas de una institución con señalados fraudes. En 2018, por ejemplo, se denunció que tan sólo en Tabasco el padrón de beneficiarios reportados sumados a los afiliados a la las diversas instituciones de salud rebasaban casi en 800 mil personas el total de la población…Aunque la recomendación de organismos civiles era que el Seguro Popular fuera transferido al control de los estados, la conclusión –como sabemos- fue opuesta: centralizar nuevamente todos los servicios.

(vmsamano@hotmail.com)