Evaluar al gobierno y voluntad democrática; una crítica que no debe ignorar el contexto
Las fuerzas políticas y sociales se expresan con brío en coyunturas específicas
* Zepeda Patterson: giro de timón de AMLO en dirección correcta
* Mayorías y minorías, la construcción de un modelo de equidad
* Saldos del círculo rojo: lejos del México real y empobrecido
Las fuerzas políticas y sociales se expresan con brío en coyunturas específicas. Por esa razón, el piso de civilidad republicana será puesto a prueba en 2023, con las elecciones para gobernador en Coahuila y Estado de México; y desde luego, tendrá su desafío máximo en la contienda presidencial de 2024.
Encontrar voces que por un lado intentan atenuar el choque social y, por otro, reconocen la urgencia de los cambios políticos, es hecho saludable para todos. En colaboraciones anteriores abordé las ideas vertidas por Jorge Zepeda Patterson y su visión del gobierno de AMLO y la denominada Cuarta Transformación. ¿Por qué la referencia a este columnista?, porque se le reconoce como una voz ética, analítica y moderada, que destaca en el mar público de estridencias y descalificaciones. Si me permite, continúo la reseña de ideas que refuerzan la voluntad democrática de México, eligiendo mirar hacia las mayorías.
ESFUERZOS HACIA ABAJO
“Puedo no estar de acuerdo con el tono y algunas o muchas decisiones [de AMLO] … pero no tengo duda que el giro de timón se ha dado en la dirección correcta”, escribió Jorge Zepeda Paterson (17/11/2022, Milenio) y lo primero que debe comentarse es el giro de timón que acercó al gobierno con las mayorías empobrecidas del país. Esas mayorías no eran tomadas en cuenta por los gobiernos anteriores, de corte neoliberal.
A la llamada comentocracia del círculo rojo, Jorge Zepeda plantea un dilema significativo: si se asumen progresistas, ¿por qué razones critican las siguientes acciones de AMLO? Véase: derrama de 800 mil millones de pesos a los sectores empobrecidos; llevar internet o el banco a zonas que el mercado nunca atendería; mejorar el poder adquisitivo real de los salarios mínimos; eliminar los abusos del outsourcing en contra de los derechos de los trabajadores, invertir por fin en el sureste abandonado; buscar la salud universal; fundar universidades en zonas atrasadas; hacer obligatorio el registro en el IMSS de los trabajadores domésticos; prohibir los escandalosos márgenes de evasión de impuestos del gran contribuyente. Rechazar estas acciones de gobierno es insostenible –señala- si de progresismo social se trata. Pueden rechazarse, pero no sería lógico asumirse entonces como progresista. Hay que elegir.
Por ello, JZP apunta una pregunta clave, desde una visión periodística con aliento ciudadano: “¿cómo no coincidir con un movimiento que, a tirones y a jalones, intenta revertir la inercia de gobiernos que se habían centrado en los intereses de los sectores medios y altos en detrimento de las mayorías?”, y no se trata de aprobar sin evaluar. Lo que está en juego va más allá de intereses político/partidistas: a la larga, reducir la brutal brecha de desigualdad en México beneficiará a todos, aunque no todos lo creen así.
DE AGRAVIOS Y RESPONSABILIDAD
“AMLO representa al México agraviado y mucho de lo que se dice y el modo de decirlo producen crujidos y estridencias. Y, con todo, está enzarzado en un proyecto de cambio con mucha responsabilidad en el tratamiento de las finanzas públicas, las libertades políticas, el respeto a la propiedad privada o a la riqueza acumulada”. Aquí está otra idea clave de JZP, para entender el México del siglo XXI: AMLO busca atender a las mayorías, sin descuidar números macro, la economía estructural que asegure la estabilidad nacional frente al mundo. Este esfuerzo no lo reconocen los adversarios mediáticos de AMLO.
Hay que recordar lo que significa el México bronco y sus expresiones en la historia como luchas sociales. ¿Había que llegar a otros escenarios de violencia, después de 1994 y el amago del EZLN? No era deseable que el México agraviado encontrara justificaciones para la ruptura del orden institucional. La lucha pacífica de la izquierda es, bajo esa óptica, hecho fundamental de la transición democrática. Servicio invaluable a la estabilidad republicana. Los adversarios de AMLO y la 4T regatean ese mérito.
LO QUE QUEDABA ATRÁS
“Mucho de lo que propone López Obrador, se dice, lo hace desde un pasado que habíamos dejado atrás. En realidad, lo que dejamos atrás fue a más de la mitad de población y a un buen pedazo de la geografía del país, que no encontraron sitio en el modelo seguido en los últimos 30 años”. Esta idea de JZP es fundamental en la perspectiva ciudadana de cualquier labor periodística. No se debe ocultar el contexto del que proviene el estado actual del país.
México necesita voces equilibradas, que reconozcan la urgencia de cambios políticos y, al mismo tiempo, pugnen por el respeto a las mayorías sin recursos que enfrentan cada día el reto de una vida digna. No se necesita demagogia: se requiere investigación con veracidad. Desde luego, no es el único camino posible del periodismo contemporáneo. Si parece, en cambio, el camino de mayores preocupaciones éticas en la arena pública. Y en el entramado de voces, la contienda de ideas debería mirar hacia los de abajo. Esto es construir la paz. Por supuesto, quien tiene el poder requiere un ejercicio de autocontención: no se puede todo, no se debe todo.
(vmsamano@hotmail.com)