Factores de gobernabilidad
09/04/2020
Los escenarios no son nada alagueños aunque haya mucho de razón cuando se dice que este momento es transitorio, por ello hay un amplio sector empresarial que empuja por una estrategia convencional (como las de antaño) para impulsar una economía hiper-frenada y a punto de entrar en terapia intensiva, vislumbran pues que en algún momento el sector necesitará de “ventiladores” para no fenecer, el dilema es en qué momento este nuevo régimen lo acepte, entienda o vea como opción compatible con su ideología, lógica o razón.
La pandemia no ha logrado cambiar ni una sola coma, punto o ruta de la visión gubernamental, y bajo la línea de cero corrupción, el mandatario nacional, su equipo económico y el de salud han decidido “utilizar” la emergencia como una muestra certera de que no habrá cabida a compras de pánico con sobreprecios, no habrán rescates ni condonaciones a rajatabla de impuestos ni intervenciones con dinero público a grandes consorcios, y no habrá por ningún motivo, acceso o temor a los chantajes o presiones de poderes fácticos, una tónica que no ha cambiado y que en la emergencia sanitaria pareciera se recrudece, por ello la que muchos presumen es una inacción gubernamental, viene como “anillo al dedo” para extender el enfrentamiento entre el poder publico y una parte del poder económico nacional.
Todas las previsiones de los expertos, de las calificadoras, de los organismos internacionales aseguran que la desaceleración es ya un hecho y que la perdida de empleos alcanzará índices extraordinarios, asimismo la OCDE ve un panorama sombrío por caídas en las economías de países desarrollados, entonces que esperar de las economías no tan afianzadas como la nuestra, la OMC asegura que en este año en el peor escenario el índice del consumo y comercio mundial caería en un 32%, un índice mayor al producido por la gran recesión de 2008, por lo que la OIT ha urgido a una adecuada coordinación internacional. Un panorama complejo desde donde se le vea.
En tanto el gobierno de México le apuesta a la solidaridad del pueblo, a la fuerza colectiva y al plan que ha apuntalado durante más de dos décadas a ras de tierra, así como a un exacerbado optimismo y lógica ¿será eficiente la receta? Ya se verá, lo cierto es que, en plena emergencia mundial y nacional, los ánimos políticos no se distienden y a diario la lucha encarnizada por el poder polariza aún mas la vida social de nuestro país.
Le empresa establecida sabe que sin el nivel de consumo necesario, no existirá activo circulante que amortice, e irremediablemente optaran por recortar personal, ya que se puede ser lo mas socialmente responsable, pero no es posible ni exigible se extinga un patrimonio producto de una visión emprendedora y que satisface las necesidades familiares del poseedor.
El mandatario nacional le apuesta a la dinamización de la economía popular como base de intervención para el sostenimiento del PIB y de la estabilidad, priorizando su noble visión de primero los pobres, pero también es cierto que ese segmento podría caer en sobre intervención pública ya que los programas sociales en marcha ya cumplen una función dotadora, por lo que también deben considerarse legitimas las voces de sectores más afianzados que aclaman medidas de su gobierno, para no perder el status, entendiendo eso como el sostenimiento de activos económicos fundamentales para la vida del país; la rebelión empresarial no debe ceñirse a un análisis simplista de que es solo por el dinero que fluía a raudales en las crisis, porque si bien es cierto varios potentados amasaron fortuna al amparo de las desgracias, también es cierto que la inmensa mayoría de empresarios cumplen su noble función y se suman a la larga e importante lista de factores de gobernabilidad, eso no lo deben soslayar el presidente ni su equipo económico…
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