Falta promover la identidad lingüística del lenguaje de señas

Observar a dos personas mirándose y comunicarse sólo con sus manos llama la atención

Observar a dos personas mirándose y comunicarse sólo con sus manos llama la atención. El sonido de las palabras en ese caso no está presente. Sin embargo, entre ellos hay toda una relación, una solidaridad de saber el uno del otro.

El pasado jueves se celebró el Día Internacional de las Lenguas de Señas, de acuerdo a la ONU, existen aproximadamente 72 millones de personas sordas en todo el mundo. Más del 80 por ciento vive en países en desarrollo y como colectivo, utilizan más de 300 diferentes lenguas de señas.

Lo que busca el organismo es fortalecer los esfuerzos encaminados a asegurar la participación significativa y la plena inclusión de las personas con discapacidad en todo lo que se hace, incluso en tiempos de crisis. 

Alguno de los grandes retos es promover la identidad lingüística de la comunidad de las personas sordas, pero faltan libros, revistas, manuales, y sobre todo el material humano para llevarlo a cabo.

El lenguaje de señas no pasa de ser solo eso. Su importancia se mantiene limitada, y por lo tanto quienes están en esa posición prefieren, literalmente, callar. 

Esta situación se enmarca dentro de los derechos humanos de las personas, en el sentido de respetar y darle el lugar que merecen estos individuos con dicha discapacidad.

Es vital para el crecimiento y el desarrollo de las personas sordas, y decisivo para el logro de los objetivos de desarrollo sostenible.

El camino sobre el tema apenas empieza a recorrerse. Tal parece que el sendero está empedrado, y casi nadie se atreve a cruzarlo, pero es necesario porque la comunidad igual crece, y necesitan de apoyos, sobre todo para comunicarse al momento de realizar trámites, donde faltan intérpretes.

El lenguaje de señas se debería contemplar en ese marco cultural, con el fin de estudiar a fondo la manera de entrelazar desde las emociones hasta lo científico y educativo.

La Semana Internacional de los Sordos se celebró por primera vez en septiembre de 1958 y desde entonces se ha convertido en un movimiento global que promueve y crea conciencia sobre las cuestiones que las personas sordas enfrentan en su vida cotidiana.

Es urgente una inclusión, donde sientan que existe su pertenencia. Sin ello será muy difícil sentar bases rumbo al progreso y la transformación que se pudiera buscar en este grupo.

Que esta comunidad de lengua y señas no se le vea como ficción porque viven dentro de una realidad.

Otro punto importante es que a través de las palabras se construye el mundo real. Aunque al igual que las señas o el silencio, en México existen 68 tipos diferentes de lenguas indígenas en las diversas regiones, y a pesar de sus sonidos melodiosos, también parecen que no existieran.

Muchas de ellas no tienen la difusión necesaria, es más ni se conocen, son ajenas al planeta, y no son pronunciadas ni por señas.

Los instrumentos de humanidad están ahí, pero falta que se establezcan puntos de referencias encaminados en un solo sentido para darles la importancia a estas personas.

PARÉNTESIS 

El gobierno mexicano ha erogado 59 mil 199 millones de pesos para atender la emergencia sanitaria del coronavirus,  en promedio el gasto mensual es de nueve mil 866 millones de pesos. El gasto más grade lo tiene el gobierno federal con 35 mil millones de pesos y ésta se registró en marzo cuando iniciaba la pandemia en el país y fueron adquiridas grandes cantidades de insumos y materiales médicos, además de empezar la contratación de 50 mil trabajadores de la salud. De ese tamaño es el costo financiero; el costo humano es incalculable. Por eso, hay que seguirse cuidando.