Violencia en el Fútbol

Las emociones en general podemos definirlas como una predisposicio´n a actuar de manera especi´fica ante situaciones y esti´mulos especi´ficos

Las emociones en general podemos definirlas como una predisposición a actuar de manera específica ante situaciones y estímulos específicos. Así, la agresividad sería una cadena de conductas que involucrarían la defensa, ataque, lucha y huida. Estas condiciones se cumplen durante un partido de futbol, en donde el entrenador planea la estrategia a desarrollarse en un encuentro de acuerdo a las características del contrario y las cualidades de sus jugadores. Plantea la forma en la cual se ha de atacar al equipo contrario y en la cual se ha de defender. 

Un ejemplo de conducta violenta sería aquella en la cual un jugador al disputar la posesión del balón codea el rostro al contrario, por lo cual se hace acreedor a una sanción, siendo aún más violenta la conducta cuando no está en disputa la posesión del balón y se le golpea arteramente. 

Existen diferentes eventos que promueven la manifestación de estas conductas en el juego, por ejemplo, la historia previa de cada jugador o  la percepción que tiene en relación con los contrarios, su actitud hacia ellos, la importancia relativa que le da a vencer, los premios económicos o la percepción de sí mismos. 

La afición en el estadio también juega y lo hace animando a su equipo favorito a través de los gritos, cantos y porras, o bien, ejerciendo presión social en el cuerpo arbitral para que marque alguna falta, insultando o abucheando a los jugadores del equipo contrario durante la posesión del balón. 

Se pueden considerar como factores facilitadores para la manifestación de conductas agresivas y violentas la presencia de miles de aficionados, la ingesta de bebidas embriagantes, la presencia de simpatizantes del equipo contrario, la importancia del juego, además de las necesidades personales de cada individuo, como las necesidades de afiliación, pertenencia, carencias económicas, afectivas y sociales. 

Las necesidades económicas pueden derivar en un resentimiento social encontrando un desahogo en lugares públicos donde el individuo integrado a una turba libera su frustración a través de la agresión en contra de quien ha sido más débil en la cancha o de quien lo ha derrotado y ante quien se considera impotente (la frustración genera agresión, Dollard, et.al. citado por Reeve, op.cit.). Otro factor es la imitación de las conductas de los líderes de animación como un medio de identificación con el más fuerte. Incluso ciertos equipos en nuestro país han contratado lideres de “barras” extranjeros para dirigir a sus agremiados, copiando los vicios y conductas agresivas que se muestran en otros paises. 

No se puede afirmar que todos los integrantes de los grupos de animación de fútbol sean personas con problemas de adaptación social, sin embargo, es importante considerar que algunas variables de carácter psicosocial sí influyen en la manifestación de conductas violentas en los diferentes escenarios deportivos, en los cuales es probable que la idea de permanecer anónimos, incite a algunos a manifestar su rechazo y resentimiento social agrediendo física y verbalmente a otros. 

El problema no es simple, su complejidad exige de una solución de carácter multidisciplinario que atienda cada uno de los posibles orígenes del mal. (Colaboración para Presente. Psiquiatra/Paidopsiquiatra.)