Ganar diputaciones federales, pero ¿sacrificar posiciones locales?, dilema

*Las alianzas no garantizan una suma total de votos *El círculo presidencial confía en que mantendrá mayoría *Tabasco, entre el valor simbólico y la importancia práctica

ES UN LUGAR común, pero ni por eso menos cierto, que para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es fundamental mantener la mayoría en el Congreso Federal. Tiene Morena hegemonía en el Senado por seis años, pero su predominio en la Cámara de Diputados será puesto a prueba en junio próximo. Por su parte la oposición del PRI, PAN y PRD, se trazó como objetivo central –más allá de programas y definiciones ideológicas- quitarle a López Obrador el Legislativo.

En círculos cercanos a AMLO hay confianza. A la vista de las más recientes encuestas consideran que no sólo van a mantener su mayoría en las diputaciones federales, sino que ampliarán sus números. Por supuesto que en lado contrario las conclusiones son distintas y la oposición cree que dará una sorpresa.

Pretender comparar la situación del 2018, con la ola de López Obrador en su máximo nivel y además en un proceso de elecciones generales, con lo que puede suceder en este 2021, es ignorar que estamos ante comicios intermedios –por lo general de baja participación-, y en circunstancia de emergencia sanitaria.

Pero en Tabasco la coalición de Morena tiene no sólo el desafío sino la obligación de entregar las mejores cuentas en la disputa por las diputaciones federales. El 2018 consiguió las seis posiciones que correspondían al estado y hasta se dio el lujo de sacrificar una entregándola al desaparecido (y revivido) Partido Encuentro Social. Este 2021 en los cálculos de la Presidencia está retener esas seis diputaciones tabasqueñas; digamos que también sería el compromiso del gobernador Adán Augusto López. Claro, se dirá, es labor de los partidos…que reflejan la labor de los gobiernos y viceversa.

INTENCIONES DEL VOTO

EN NOVIEMBRE pasado el diario El Universal publicó unas encuestas en las que el “partido-movimiento” (en esta columna hemos insistido en seguir llamándola coalición, no por sus aliados electorales, sino por su composición interna que aún no le ha permitido ser en los hechos un partido) tenía una intención del voto de hasta un 32 por ciento. No está, por supuesto, en los niveles del 2018, pero es una base importante antes de arrancar una campaña.

Más todavía si se considera que el Partido Acción Nacional (PAN), aparecía con un 17 ciento, y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con un 16 por ciento.

Con solo el 4 por ciento ubicaba la encuesta de El Universal al Partido de la Revolución Democrática (PRD), empatado con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT). A Movimiento Ciudadano (MC) le adjudicaban un 3 por ciento.

En el transcurso de estas semanas han aparecido otras encuestas y abundarán en fechas previas a los comicios. Se podría decir que la alianza pactada por PRI-PAN y PRD puede reducir la ventaja morenista. El cálculo más simplista ocurre al sumar los 17 puntos del blanquiazul, con los 16 del tricolor y los 4 de los solaztequistas, para hacer un total de 33 por ciento.

La misma fórmula siguen algunos para sumar los 32 puntos de Morena con los 4 del PVEM y los 4 del PT, lo que llevaría a un total de 40 puntos. Pero sabemos que las coaliciones pueden ser un detonador para multiplicar las preferencias de una opción en bloque…o para desplomarlas. No existe un proceso mecánico.

La apuesta de las dos coaliciones es, por lo tanto, sin pronóstico certero.

EL OTRO SEIS DE SEIS

PODRÍA decirse que está fuera de duda el empeño que los operadores de Morena, tanto federales como estatales, pondrán en lograr las seis diputaciones federales que corresponden a Tabasco. “Se las debemos al Presidente”, dice uno de los activistas históricos. Porque además añade que sólo de esa manera lograrán consolidar la Cuarta Transformación ofrecida por AMLO.

Claro que la coalición opositora podría plantearse “derrotar a López Obrador en su propio territorio”, aunque en términos prácticos el peso de la representación tabasqueña en el Legislativo federal sea de apenas un dos por ciento entre las 300 curules de mayoría. Es, más bien, una cuestión simbólica. Pero con simbolismos no se ejerce el poder.

Así las cosas, mientras Morena en Tabasco tendría que dirigir todos sus recursos y esfuerzos a obtener las seis de seis (en sentido distinto a la campaña de 2018), lo que suceda con las alcaldías y diputaciones locales entra en el terreno de una especie de referéndum para los gobiernos municipales, cuya evaluación irá estrechamente ligada a la labor de los diputados en esas demarcaciones.

No cabe duda que como partido Morena demostró en 2018 que no necesitaba una estructura para ganar, por el impulso que recibió de la candidatura de López Obrador. Ahora será distinto: cuenta con la estructura de ser gobierno (o debía contar), y con la que debió construir como partido en formación en estos dos años.

El PRI construyó y mantuvo una estructura durante más de medio siglo, hasta que se desmadejó por las pugnas internas, su desgaste y el empuje de la oposición; el PRD tuvo la oportunidad de hacerla en un proceso que inició en los años noventa y que tenía que consolidarse en el sexenio 2013-2018 en Tabasco…pero perdió a su líder principal y apostó a un proyecto en donde el PAN llevó la voz cantante a nivel nacional.

AL MARGEN

ASÍ COMO son estratégicas las seis diputaciones federales, en Tabasco podría decirse que hay un grupo de municipios en los que Morena tendrá que poner a trabajar su maquinaria porque también son necesarios para el proyecto lopezobradorista. Sin menoscabo de la importancia de cada pueblo y demarcación, me parece que Morena buscará mantenerse en Centro y Paraíso, por cuestiones financieras; en Comalcalco y Macuspana, por cuestiones simbólicas, y en Balancán y Tenosique por proyectos futuros. ¿Tendrá la fuerza y el liderazgo para hacerlo?  (vmsamano@hotmail.com)