Gobernadores y rebelión: Ahora me entienden lo que pasa en Cataluña

Cuando hace aproximadamente dos años se recrudecieron las protestas en Cataluña, España, en las que se reivindicaba la independencia de ese territorio

Cuando hace aproximadamente dos años se recrudecieron las protestas en Cataluña, España, en las que se reivindicaba la independencia de ese territorio, muchos amigos y conocidos me pidieron opinión al respecto. Siempre he reconocido el derecho de los catalanes a pedir que se midiera en “referendum” de qué tamaño real eran esas aspiraciones independentistas. Tampoco he tenido duda de que lo mejor era seguir en la unidad, como hasta ahora, ya que a pesar de todo no les ha ido tan mal ni a los catalanes ni a los españoles, y ni la más mínima revisión económica de la posibilidad de la independencia arrojaba resultados positivos. Es mejor siempre unir fuerzas que disgregarlas. Muchos, pero muchos, de los que me consultaron, estaban a favor de la independencia catalana, supongo que por frivolidad, y juzgaban sin tener información confiable de lo que realmente estaba pasando en esa parte de Europa. Ahora posiblemente entenderán mucho mejor con lo que se está jugando. David Gómez-Álvarez es académico de la Universidad de Guadalajara y director ejecutivo de Transversal y acaba de publicar en el periódico español El País: “Una tercera parte de los gobernadores de México se declaró en rebeldía. Los mandatarios estatales de la Alianza Federalista “cerraron filas” para oponerse a los recortes presupuestales del Gobierno federal. De forma simultánea, en las capitales de los estados se reunieron diversos actores locales —magistrados, diputados, alcaldes, rectores universitarios, dirigentes empresariales, activistas sociales, líderes sindicales y campesinos— para hacer pronunciamientos tan legítimos como disímbolos. Entre la larga lista de reclamos, los gobernadores pidieron reunirse con el presidente para revisar el presupuesto del año próximo. La respuesta del Ejecutivo no se hizo esperar: les respondió que no los recibiría porque es un “chantaje”, además de que su investidura presidencial no estaba como para atenderlos en temporada electoral. El presidente tiene razón cuando afirma que no es posible abandonar el pacto federal, que algunos gobernadores han amagado con desconocer. Tendrían que, les mandó decir, consultarlo en sus estados. Acto seguido, Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, le tomó la palabra: anunció una consulta para preguntarle a los jaliscienses si quieren “seguir formando parte de una relación abusiva con la Federación”. Detrás de la rebelión federalista, sin embargo, hay una confusión elemental en el debate nacional: los gobernadores advierten que el “pacto federal está en riesgo”, cuando en realidad lo que está a debate es el pacto fiscal. Aunque amalgamados, se trata de dos pactos completamente distintos. A menos que estén pensando en independizarse de México (digamos que por la vía catalana, lo cual retóricamente puede ser rentable), no es posible abandonar el pacto federal, aunque algunos gobernadores amaguen con dejarlo”. Aunque ahora los gobernadores han revirado y hablan de que la discusión es el pacto fiscal, lo real es que no están dispuestos a que se siga distribuyendo el dinero público sin que ellos tengan algo que decir al respecto, pero también exigen otro tipo de relación formal con el presidente que a su juicio les ha maltratado. La discusión no puede agotarse en la idea de que los estados que aportan más deben recibir más. Nuevo León, por ejemplo, aporta cuatro veces más que Oaxaca y recibe un monto similar en transferencias. De ahí que algunos gobernadores, como el oaxaqueño, pidan lo contrario que sus pares de la Alianza. En un sistema de coordinación fiscal tan complejo como el mexicano no es tan sencillo identificar ganadores y perdedores netos.