Gobierno, pasado, presente, futuro: liderazgo, conflictos y transparencia

Gobierno, pasado, presente, futuro: liderazgo, conflictos y transparencia

* CFE: gasoductos sin servicio… y consorcios que cobran       

* Declaraciones patrimoniales, transparencia, pedagogía

* Cómo mirar al pasado: gobierno, periodismo y hábitos

VAYAN las primeras líneas de esta colaboración para celebrar con los lectores los 60 años de la fundación de Presente, Diario del Sureste. Celebración y agradecimiento, porque en tiempos en que el entretenimiento avasalla a la información y a la reflexión, quienes mantienen encendida la luz de la lectura hacen tanto bien que será valorado en el futuro. Mi más sincero reconocimiento; somos por ustedes.

PASADOS 70 días de gobierno, se visualiza que el Presidente AMLO tiene claros dos aspectos fundamentales de su Proyecto de Nación: no empantanarse en la persecución del pasado, salvo en el discurso para el debate, y revisar contratos en áreas estratégicas que se prolongan y afectan al presente, complicando la operación del gobierno federal.

Veamos ángulos políticos y técnicos de los dos aspectos, que reflejan decisiones delicadas en el arte de gobernar. Para ambos casos, se necesita  liderazgo fuerte. Las encuestas de medios nacionales apuntan al 90% de aprobación presidencial. AMLO podría estar gastando en cuestiones espinosas su bono democrático. El tiempo lo dirá.

 

DOS SARTENES, EL MISMO ARROZ

AMLO sabe que las acciones legales hacia atrás serían historia sin fin, nociva para el futuro del país y la implementación fluida del proyecto de nación: las acciones legales tendrían que comenzar con los expresidentes, ex secretarios de estado y  empresarios que “rompieron la frontera entre lo público y lo privado”. Hay una consulta nacional pendiente, aunque AMLO ha sido enfático en su opinión: “No quiero pleitos leguleyos que polaricen y paralicen a mi gobierno. Sería el cuento de nunca acabar.” Por supuesto que la Ley no se negocia, pero…     

Por otro lado, el segundo aspecto ya está en marcha: la revisión de contratos estratégicos que tienen vigencia en este sexenio fue nota principal de la conferencia mañanera del lunes 11 de febrero. El director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el polémico Manuel Bartlett, informó que “existen contratos leoninos con empresas privadas que, si se siguen pagando, podrían llevar a la quiebra técnica de la CFE”. Lo afirmado por Bartlett resulta escalofriante en términos de política pública: siete gasoductos inactivos, por los que tiene que pagarse como si se recibiera el gas para producir electricidad, lo que representaría pagos de 87 mil 500 millones de dólares en un lapso de 25 años. En 2017 se pagaron 3 mil 500 millones de pesos a los consorcios privados. En 2018 fueron 5 mil 800 millones de pesos.

Las empresas privadas fueron ‘invitadas’ a negociar otros términos. Este caso involucra a dos expresidentes, Felipe Calderón y Peña Nieto, que firmaron  contratos de larga duración con cláusula contraria al interés nacional: “por cualquier causa de fuerza mayor que impida a las empresas privadas continuar la construcción de los ductos, se obliga a la CFE a pagar una pena como si recibiera el gas que se utiliza para la generación de energía eléctrica, aun cuando no lo reciba”. Véase el sinsentido kafkiano: el gobierno paga vía CFE, aunque no se termine la obra ni reciba el servicio de gas. Se requiere un reajuste contractual por las buenas.              

DECLARACIONES Y ACLARACIONES

La ética de gobierno actual debe ser distinta del pedigrí neoliberal que gobernó por más de tres décadas. Eso es lo primero que debe comprenderse, para no confundir buenas intenciones con inoperancia. Los críticos reconocen que “AMLO tiene buenas intenciones”, pero agregan –no faltaba más- que “no sabe materializarlas”. Es cierto que buena parte del discurso presidencial tiene un enfoque moralizador de la vida pública, pero no deben pasarse por alto en el análisis acciones que ya se ejecutan. Lo hemos visto con declaraciones patrimoniales de funcionarios públicos. El gabinete tuvo hasta el 31 de enero para hacerlo. Luego vinieron, rápido, aclaraciones por notas de prensa y cuestiones de formato que pusieron a trabajar a la Secretaría de la Función Pública. Es pedagogía cívica, no sólo control de daños, porque eso no había ocurrido en el gobierno mexicano, garante de opacidad como costumbre. Es la primera vez que se tienen a la vista declaraciones patrimoniales de integrantes del gabinete. Se exponen y se discuten; veremos cuántos corrigen.

TIEMPO, COMPARACIONES

A 70 días de la toma de posesión de AMLO, hemos visto acciones gubernamentales que otras administraciones no consideraron parte de la agenda. Lo recorrido es prólogo y la operación de las acciones tendrá que evaluarse en el epílogo, con resultados concretos. Lo que llama la atención es que AMLO, además del liderazgo político y ético, se encargue de los anuncios importantes. No hay desgaste por ahora, pero la luna de miel en política tiene el tiempo limitado. Ahí se encuentra un factor delicado que debe reconsiderar el nuevo gobierno. AMLO invita a las conferencias a funcionarios de su equipo. Luego los reflectores regresan al Presidente, no a sus auxiliares. Esto puede ser error de un enfoque complaciente con el Ejecutivo. La conferencia se difunde oficialmente con el lema “Gobierno de la república”.         

El periodismo, visto el panorama, necesita cambiar ciertos reflejos culturales que remiten a vicios del presidencialismo. Se habla del retorno de la presidencia fuerte, e incluso de la presidencia imperial, lo cual es un exceso. Falta por ver si los operadores de  acciones asumen el nuevo tiempo de la República. (vmsamano@hotmail.com)