Gobiernos eficaces, mejor democracia; combatir el desencanto de la política

Gobiernos eficaces, mejor democracia; combatir el desencanto de la política

*No solo votar y ser votado, sino mejorar las condiciones de vida

*Cuando no se tiene para comer, difícil decidir libremente: Núñez

*Los sismos y la urgencia de una cultura de la protección civil


¿DEMOCRACIA para qué, para quién? Los asuntos relacionados con los partidos políticos, la participación ciudadana, el régimen de gobierno, vuelven al debate público con mayor intensidad en vísperas de la periódica competencia por los votos. El lunes reciente el Instituto Electoral de Tabasco inició una serie de conferencias y debates, en una Tercera Semana de la Democracia, por los comicios del 2018 considerados como “la gran elección”,

Varios son los ponentes en ese encuentro durante tres días -18,19 y 20 de septiembre-. Como usted sabe además de las elecciones federales –incluida la del Presidente de la República-, habrá votaciones en 30 estados, 89 millones ciudadanos en el padrón, 3 mil 326 cargos de representación popular en disputa y 155 mil casillas distribuidas en todo el país.

DESCONFIANZA Y RESULTADOS

ME DETENGO brevemente en uno de los aspectos abordados por el gobernador Arturo Núñez como participante en esas jornadas, y cuyas reflexiones tienen mayor relevancia por tratarse de alguien que no sólo piensa el poder sino que está en el poder, tiene la responsabilidad de su ejercicio. Es un teórico, con experiencia en materia electoral, pero también a quien corresponde la práctica del gobierno. Habló el mandatario del descrédito de la política y los políticos, un demérito que va de la mano con lo que se ha llamado “desencanto en la democracia”.

Aunque el interés periodístico se ha centrado en lo expuesto por Núñez en relación al caudillismo y a los independientes, también respecto a los gobiernos de coalición, un asunto relevante me parece es el por qué la democracia tiene cada vez menos adeptos auténticos, aquellos que la consideran en verdad como una forma de vida y no sólo como un sistema de gobierno, contra aquellos que más limitadamente la tienen como un mero ejercicio electoral y de competencia por el poder (ese de quítate tú para ponerme yo).  

Dijo Núñez: “si bien muchos politólogos reclaman la autonomía de lo político respecto de las demás disciplinas, lo cierto es que en México tuvimos cambio de régimen político, transición democrática y tuvimos cambio de modelo económico”. Pasamos “del estatismo proteccionista al neoliberalismo libre-cambista, y mezclar a las dos cosas han generado (…) problemas de desigualdad social, de los que derivan patologías (como) desempleo, incidencia delictiva, pobreza, marginación, déficit de ciudadanía”.

Y es que, como bien dijo, “cuando no se tiene para comer difícilmente se está en condiciones de decidir quién (o cuál) es la mejor opción de gobierno, sino quién me regala más, y el problema lo resuelve el dinero, no el voto razonado de los ciudadanos”.

POBREZA CIUDADANA

EL PISO parejo que piden los partidos y contendientes políticos se convierte así en un piso disparejo para la mayoría. Esto es: a mayor pobreza, mayor dependencia, y a mayor dependencia más facilidad para la manipulación. Tenemos entonces el ciclo vicioso en el que la democracia formal pasa a ser el mecanismo para la desigualdad real.

No resulta entonces sorprendente que cuando firmas como Latinbarómetro pregunta sobre si los mexicanos están o no satisfechos con la “democracia real” la respuesta sea negativa. Los más recientes reportes indican que los ciudadanos de nuestro país se colocan en el último lugar en satisfacción con la democracia en Latinoamérica: sólo el 19 por ciento de los encuestados expresaron su apoyo a este sistema.

Sólo Uruguay, Ecuador, Argentina y República Dominicana registraron niveles de satisfacción mayor al 50 por ciento. Por debajo del 25 por ciento están México, Perú, Paraguay y Brasil.

En la visión crítica de Núñez, en la que también podemos notar una reflexión autocrítica, mencionó que hay “muchos déficits que resolver”, pero evidentemente un requisito fundamental contar con “gobiernos eficaces”. Surgiría la interrogante: ¿cómo medir la eficacia de los gobiernos? También, por supuesto, la eficacia de los partidos y de los políticos. Y la calidad ciudadana.

AL MARGEN

A PROPÓSTO de los estatutos partidistas, en el PRD los integrantes de los comités ejecutivos –órganos de dirección- están obligados a separarse de sus cargos para poder participar en los procesos internos (selección de candidatos). De esta manera se prevé que a nivel nacional presente su renuncia Alejandra Barrales, quien aspira a ser candidata a la jefatura de Gobierno, y en Tabasco haría lo propio Candelario Pérez, el único que hasta ahora ha manifestado su interés por la nominación solaztequista a la alcaldía de Centro. 

En el caso de Morena, también tendrá que prever el relevo de sus dirigentes antes de que concluya el año. Tanto Andrés Manuel López Obrador a nivel nacional, como Adán Augusto López en el orden estatal, encabezan sus respectivos comités ejecutivos y serán candidatos.

PROMOVER una cultura de la prevención, que refuerce los sistemas de protección civil iniciados a partir del terremoto de 1985, es un desafío prioritario. Así quedó mostrado ayer con el nuevo sismo que afectó la Ciudad de México, Morelos, Puebla y Edomex, como también el 7 de septiembre ocurrió en los estados de Oaxaca y Chiapas, y que también se sintió en Tabasco, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Edomex, Tlaxcala, Morelos y la capital del país. También será necesario que una instancia no política se encargue de la entrega de apoyos para no lucrar con la tragedia. (vmsamano@yahoo.com.mx)