Hacer del dolor solidaridad efectiva para construir esperanza

Una tarea pendiente es salir de esta pandemia. El trabajo debe ser en conjunto, han dicho las autoridades, pero al parecer, no se entiende de tal forma

Una tarea pendiente es salir de esta pandemia. El trabajo debe ser en conjunto, han dicho las autoridades, pero al parecer, no se entiende de tal forma.

En 2020 e inicios de 2021 perdieron sus vidas familiares, amigos y conocidos a causa del coronavirus. Son tiempos difíciles. Tragos amargos. Momentos que deberían hacernos reflexionar.

Son puntos de partida para construir esperanza. Tenemos que aprender a convertir el dolor en una mejor salida. Nuestra memoria tiene que buscar la creación y transformarnos como persona.

Valdría la pena preguntarnos qué es lo que hay en nuestra forma de hacer. En nuestra forma de relacionarnos, en nuestra forma de asumirnos, que hace que la vida valga tan poco.

Ojalá y esta enfermedad no se pegue a la piel. Lo ideal es que nos ayude a construir una mejor sociedad. Tampoco se trata de rescatar los valores, más bien es el sentido a la vida, porque como mencionaba, miles se han ido, y algunos en un abrir y cerrar de ojos.

Retomo una parte del libro “Cultura de paz, palabra y memoria”, donde menciona que la cultura, y en especial la cultura ciudadana, juega un papel fundamental en ese fortalecimiento de la sociedad civil, en la preparación de la comunidad para su mayor y mejor participación, en la generación de cultura política, en la formación de ética civil desde las políticas públicas, en la construcción de nuevos referentes.

Hoy seguimos enfrentando un severo problema, el cual a veces no da tiempo ni de cuestionar. Y es cuando entra precisamente un nuevo concepto para muchos: la resiliencia. La que permite no ser expulsados. La que ayuda a salir adelante con el dolor. Es alimentarnos con nuestra propia carne. Sentir esa realidad que en lugar de agobiarnos se le pueda sacar partida. Es la aceptación.

Jorge Barudy Labrin, en su ensayo titulado “Tiempo de resiliencia”, apunta: Desde mi propia experiencia, como psiquiatra y terapeuta, puedo testimoniar, no sólo del dolor y trastornos provocados por los traumas, sino de la capacidad y la valentía de las víctimas para resistir, y hacer lo imposible para que estas experiencias no determinen sus vidas.

“Resiliencia designa la capacidad humana de superar traumas y heridas. No es una receta para la felicidad, sino una actitud vital positiva que estimula a reparar los daños sufridos. Las experiencias de huérfanos, niños maltratados o abandonados; de mujeres que han padecido violencia machista de sus parejas; de víctimas de guerras, de tortura, de catástrofes naturales, o de enfermedades han permitido constatar que muchas personas no se encadenan a sus traumas toda la vida, sino que cuentan con este antídoto. Solo necesitan encontrar entornos interpersonales y sociales que les ayuden a conocer el valor terapéutico de la solidaridad y el amor, porque son reconocidos como afectados por experiencias injustas y degradantes. Porque la resiliencia difícilmente puede brotar en soledad”.

No es demasiado tarde para transformar los dolores en solidaridad efectiva. Podemos respirar, y eso cuenta muchísimo. 

Otro ejemplo nos los da profesor de Neurología Clínica, Oliver Sacks, en su ensayo “De mi propia vida”. Habría que buscarlo para repasar línea por línea. 

 

PARÉNTESIS

Víctor Manuel Narváez Osorio, director del Hospital Regional de Alta Especialidad, Doctor Juan Graham Casasús, expresó que se están coordinando con la Secretaría de Salud para aplicar el esquema de vacunación al personal que atiende directamente a los pacientes con Covid-19. Respuesta merecida al gran esfuerzo de los trabajadores de la salud. (kundera_w@hotmail.com)