¿Hacia la Renta Básica Universal?

¿Hacia la Renta Básica Universal?

Punto de Vista

Con pesadumbre se debe decir que en nuestro país, la brecha de desigualdad es abismal y por más intentos que se han hecho no ha sido posible avanzar hacia un Estado estadísticamente y realmente más igualitario.

Devastador se podría presentar el hecho de que en un cuarto de siglo, la Secretaria de Desarrollo Social ha erogado más de un billón 514 mil millones de pesos en programas sociales, pero hoy existen prácticamente los mismos niveles de pobreza que existían en los años de su gestación.

Creada el 25 de mayo de 1992, con Carlos Salinas de Gortari, la dependencia ha operado la política social a través de diversos programas que tenían como objetivo reducir el número de pobres, lo que no ha ocurrido. 

El fenómeno no es un asunto prevalente solo en nuestro país, en días pasados el economista Óscar Calvo, responsable del Banco Mundial para la investigación de la pobreza en Latinoamérica y el Caribe declaraba que a través de los trabajos que está realizando el laboratorio de la equidad para Latinoamérica y el Caribe (LAC Equity Lab, en inglés) se ha detectado algunos de los grandes cambios socioeconómicos de la región: se logró focalizar que la clase media ha dejado de crecer, o que la pobreza y la desigualdad ya no están disminuyendo.

Lo cierto es que los intentos gubernamentales por transitar hacia una sociedad más igualitaria y en la que campee la inclusión, el progreso y un estándar de vida aceptable, son fundamentalmente en contraposición a la alerta peligrosa que ha manifestado Moisés Naim y que es la que representa el aumento de la disminución de los ingresos, fenómeno que genera expectativas que alimentan la inestabilidad social y política.

A la lucha por el garantismo de un ingreso digno y suficiente, el Estado se enfrenta a otros tópicos que directamente inciden en la batalla contra la disminución de las brechas sociales, porque en lo que debe ser un enfoque y estrategia integral, la lucha contra el calentamiento global y la proliferación nuclear, la ayuda al desarrollo y el control de pandemias globales, la intervención para contener las crisis financieras, la regulación de Internet, la gestión de la actividad humana en los océanos, el aire, el espacio y más aún la automatización galopante (derivada de la revolución y era tecnológica) que generará sobreabundancia de mano de obra y uno de los factores que más han contribuido al incremento de la brecha entre ricos y pobres, ya que ha incrementado las ganancias de los trabajadores más cualificados al tiempo que ha destruido puestos de baja formación y por tanto han perdido demanda, por todos estos escenarios el desafío se torna más inquietante.

En mi Punto de Vista es necesario aunque se torne titánico, que en la agenda Mundial, Nacional y Local, se encamine hacia la idea y concepción de que la riqueza que generan las tecnologías sea realmente social. El Estado debe trabajar a fondo para apaciguar “la Gran Furia”, esa que desencadena estallidos y movimientos sociales revolucionarios; millones se han gastado intentando cerrar la brecha y, notorio es que no se ha acertado, por ello se debe valorar la tendencia, que aunque no es nueva, está siendo empujada como una alternativa de sustitución de políticas públicas ineficaces, para establecer la llamada Renta Básica Universal o Ingreso Ciudadano Universal.