Hambre en Monclova

Me ha impresionado la primera nota que cae en mis manos sobre personas que han perdido su empleo y padecen, en su confinamiento, todas las carencias

Me ha impresionado la primera nota que cae en mis manos sobre personas que han perdido su empleo y padecen, en su confinamiento, todas las carencias, empezando porque tienen hambre.

“Comienza hambruna en la Región Centro de Coahuila”, dice el titular del diario de Saltillo Zócalo, en su edición de hace tres días (https://bit.ly/2yjrJqB)

El diario retrata las cartulinas pegadas en ventanas y paredes de familias confinadas. Dicen: “En casa, sin comida, sin trabajo, ni luz ni agua”.

“Las amas de casa”, dice el diario, “consiguen ramas secas en la calle para encender fuego y calentar alimentos donados, porque no hay recursos para conseguir gas butano. En otras de las viviendas en condiciones vulnerables se acabó el agua o no hay luz eléctrica.En el peor de los casos la falta de servicios se acumula a la falta de alimento”.

Lo peculiarmente dramático de este súbito descenso a la pobreza es que se trata de familias que hasta hace poco tenían empleos, ingresos y los servicios mínimos que ahora les faltan.

“Los jefes de familia”, dice el diario, “trabajaban en restaurantes, bares, antros, cines, compañías contratistas, prestadoras de servicios, tiendas de ropa y zapaterías, entre otros ramos de la industria y el comercio. Quedaron desempleados desde marzo, por lo que este sería su segundo mes sin opciones para sobrevivir”.

Monclova fue una ciudad particularmente sacudida por el coronavirus, pues su primer foco de infección fue nada menos que el hospital del IMSS de la ciudad.

Pero el daño fundamental que sufren estas familias no es el virus, sino el que se deriva de la crisis económica, un daño que padecen hoy cientos de miles de mexicanos que han perdido sus empleos y sus ingresos y no tienen ahorros.

Esa es la población que pasó de tener algo a no tener nada, y para la que no hay proyecto de respaldo mientras pasa la emergencia, la población que habría podido regresar a sus empleos y sus ingresos si el Estado les hubiera tendido un puente en los meses de vacas flacas.

Las familias de Monclova registradas por Zócalo son un espejo vivo de los nuevos pobres de México.