Hambre, un concepto ajeno en la agenda política

Hambre, un concepto ajeno en la agenda política

Puntos Suspensivos

Hambre, un concepto ajeno en la agenda política

Wilber Albert

Los aspirantes a nivel nacional que buscan la Presidencia de la República continúan con su estrategia de la denostación. En ellos permea las acusaciones, sobre todo cómo vienen actuando, sus intereses y el pasado que en lugar de blindarlos los hace vulnerables.

Salen motes como “ninis”, “junior” o el “padre del gasolinazo”; se dedican canciones y prevén un futuro oscuro en caso de que alguno llegue a Los Pinos aunque Andrés Manuel López Obrador dijo que desde ahí no gobernará.

Nada consistente que pueda ayudar al ciudadano, hasta ahora sólo es una lucha de todos contra todos, donde impera la falta de propuestas, un imán que pueda atraer votos. 

Como recomendación, un tema que se olvidó por completo es la pobreza, e incluso, la pobreza extrema, donde el común denominador se llama “hambre”.

El país necesita que se hable de ello, que haya soluciones a ese problema que mata más gente que cualquier enfermedad. Programas como la “Cruzada Nacional contra el Hambre”, una dedicatoria de Enrique Peña Nieto a los más de 50 millones de pobres en México, no dio resultado, su garantía para disminuir el número de personas en esa condición falló.

Se dice que unos siete millones de personas enfrentan un panorama más fatalista: están en condición de pobreza extrema alimentaria. El actual salario mínimo (88.36) se quedó en el vacío, porque no es un referente para solventar las necesidades de la canasta básica.

El escritor Martín Caparrós en su libro “El Hambre”, hace referencia a los niños de Níger, “en mis imágenes más viejas, un chico con la panza hinchada y las piernas flaquitas en un lugar desconocido, hasta llegar a la hambruna”, nada aislado de México.

Y apunta: “Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. Pero entre ese hambre repetido y cotidiano que vivimos, y el hambre desesperante de quienes no pueden con él, hay un mundo. El hambre ha sido, desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones, contrarrevoluciones. Ninguna enfermedad, ninguna guerra ha matado más gente. Todavía, ninguna plaga es tan letal y, al mismo tiempo, tan evitable como el hambre”.

En el Plan Nacional de Desarrollo (2013-2018) el Gobierno federal mexicano reconoció que el hambre es “la expresión más lacerante de la pobreza y es ocasionada por la falta de acceso a la alimentación, debido a la falta de ingresos económicos”.

Pero no basta con reconocer, más bien es actuar, ni tampoco es se pueden estar instrumentando cruzadas cada sexenio, inventando nombres para creer que así se podrá contrarrestar la problemática.

La estrategia sería darle seriedad y responsabilidad al tema, nutrir los esfuerzos para que municipios de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco sean atendidos, sobre todo en sus comunidades más apartadas.

La evaluación sobre el hambre quedó reprobada. Sus estadísticas no coinciden con la realdad de las personas que no tienen para comer y sobrevivir, porque en sí no tienen una vida digna que garantice e identifique el verdadero objetivo que es tener acceso a la alimentación.

Los aspirantes y luego candidatos deben anotar en su agenda esta parte. La improvisación no ayuda, al contrario, es necesario precisar cómo abatir esta condición.

PARÉNTESIS

CONTINÚA la desbandada en el PRI, ahora fue José Antonio Aysa Bernat, quien dejó atrás 52 años de militancia. A ver a qué partido de va.