Hiperpaternidad
27/04/2022
Los hiperpadres abandonan sus actividades de recreación o las “adaptan” para no desprenderse de sus hijos
Actualmente, la desesperada intención de criar “hijos perfectos” ha confluído en el desarrollo de estilos de crianza con resultados catastróficos. La Hiperpaternidad, es un modelo que busca anticipar y cumplir cada deseo del hijo. Los hiperpadres invierten meses para analizar el mejor colegio, el aprendizaje temprano de varios idiomas, la minuciosa elección de deportes, talleres y otras actividades extracurriculares para extraer todo el “potencial” de sus menores.
Siempre buscan el celular más sofisticado, el juguete innovador, las costumbres más extravagantes, viajes y experiencias sin límite, para que el niño no sea uno del montón, sino quien destaque entre la multitud. Esos criadores no son padres regulares, son hiperpadres.
La hiperpaternidad se instaló en Europa y Estados Unidos desde hace más de una década y poco a poco ha tomado su lugar en los estilos de crianza en nuestro país. Se basa en estar siempre atento a cada minuto de la vida de los hijos. Estos padres buscan anticipar cada movimiento y atienden cada deseo de sus descendientes. De forma muy temprana, la hiperpaternidad presenta consecuencias negativas en toda la familia. En general implica agendas frenéticas y altas exigencias a nivel académico y social. Esto confiere un gran desgaste para los papás, pero en especial para las mamás, porque suelen ser ellas las que cargan con el peso, los llevan de una actividad a otra, hablan con frecuencia con sus maestros, justifican cada conducta inadecuada, supervisan sus tareas y, a menudo, las hacen con ellos o por ellos. Así, se torna un modo de vida insostenible.
Los hiperpadres abandonan sus actividades de recreación o las “adaptan” para no desprenderse de sus hijos. Dejan de salir a cenar, ir al cine o divertirse como lo hacían antes de la paternidad. Su tiempo está abocado en su totalidad a los cuidados del niño. Al final, los más perjudicados a mediano y largo plazo, son los menores, que en pocos años se convertirán en adultos con una vida “independiente” que afrontar. El consentimiento de sus cuidadores los puede conducir a no saber valerse por sus propios medios. Así, se desarrollan como chicos con un nivel de tolerancia a la frustración muy bajo. Esto, gracias a que siempre les han dicho que son lo más importante en el mundo y siempre les han resuelto cada conflicto y evitado cada desaire posible.
En definitiva, esta crianza los inutiliza en cuanto a habilidades de solución de problemas así como a tolerar el que las cosas no les resulten bien como siempre ha sido. Por otra parte, las reacciones conductuales de estos hijos ante la frustración serán muy evidentes y desproporcionadas, impactando invariablemente en su adaptabilidad y funcionamiento global.
Este tipo de creadores -textual-, buscan resolver y preveer cada detalle de la vida de los chicos. Tratan frenéticamente de simplificarles la vida porque intuyen que, de ese modo, su éxito futuro estará más cerca y será inevitable. Esto tiene mucho que ver con los deseos y déficits personales de los adultos, pretendiendo dar a sus hijos todo lo que ellos no tuvieron y al mismo tiempo ostentar públicamente su alto desempeño como progenitores. En ocasiones, esto último, con la idea de contar con un estatus social privilegiado y una imagen de criadores excelentes y devotos a sus hijos.
Pero, ¿de quién son los logros que el chico alcanza cuando tiene un hiperpadre que se lo sirve todo en bandeja de plata? Este es uno de los mayores inconvenientes de dicho modelo de crianza; el que los niños no sientan los logros como propios puede dificultar la construcción de su propia seguridad y autonomía".
Conjugar autoridad con libertad, mezclar tiempo de ocio con horas de estudio, tener momentos para divertirse con sus amigos y familiares, la imposición de límites con flexibilidad, por ejemplo, puede brindar un equilibrio que evite las devastadoras consecuencias de la hiperpaternidad. Una premisa fundamental y funcional es dar a los hijos “lo que necesitan en vez de lo que piden”. Este es el verdadero gran desafío que afrontan los padres con sus hijos. Darse la oportunidad de no ser los padres perfectos. (Dr. Emmanuel Osorio Rosales. Paidopsiquiatra cadipa@hotmail.com)
RECUADRO
NUEVO COLABORADOR
Damos la bienvenida al Dr Emmanuel Osorio Rosales, quien a partir de esta fecha compartirá con nuestros lectores temas diversos sobre su especialidad y experiencia personal y profesional. El Dr. Osorio Rosales es Médico cirujano, psiquiatra y psiquiatra infantil y de la adolescencia; profesor titular de la especialidad en psiquiatría de la UJAT y Jefe del Departamento de Enseñanza e Investigación del Hospital Regional de Alta Especialidad de Salud Mental en Villahermosa, Tabasco.
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